En el día 10, desde Cinéfilos celebramos los clásicos y te traemos una joya que dejó una marca imborrable en toda una generación.
¿Dónde ver?
Disponible en Netflix.
Ideal si te gustó:
Puppet Master, Annabelle o M3GAN.
No apta para:
Cinéfilos que piensan que los juguetes son solo para niños.
En los 90, Chucky dejó de ser solo un muñeco maldito de película para transformarse en un ícono del terror que marcó a toda una generación. Pocos personajes lograron sembrar tanto miedo en la infancia como este “Good Guy” que venía con malas intenciones. ¿Cuántos de nosotros, después de ver Child’s Play, no volvieron a mirar de la misma manera a las personitas de plástico de su cuarto? Era casi un rito: esconder los muñecos de tus hermanas o amigos para jugarles una broma aterradora, porque la simple idea de que un juguete pudiera cobrar vida y acecharte ya estaba instalada en nuestra cabeza.
Chucky El muñeco diabólico 2 es una secuela que no solo mantiene el espíritu original de la saga, sino que eleva la apuesta en términos de violencia, humor negro y tensión. Tras el éxito de la primera película, el director John Lafia nos devuelve a la pesadilla de Andy Barclay, el niño que sobrevivió al primer ataque de Chucky, el muñeco poseído por el alma de un asesino. En esta ocasión, el horror se desata de nuevo, pero con mayor intensidad, y la película, al igual que Pesadilla en Elm Street, se convierte en un referente del slasher sobrenatural de los 90.
El regreso de Chucky
En esta secuela, el muñeco asesino no solo viene más sádico, sino también con un toque extra de ingenio que lo convierte en uno de los sociópatas con más carisma de la época. Si antes ya era aterrador, ahora lo es mucho más, pero con un estilo que lo hace irresistible para los fanáticos del terror. Su capacidad para combinar asesinatos brutales con un sentido del humor macabro lo convierte en algo así como el antihéroe que no sabías que necesitabas. Con su cinismo y comentarios sarcásticos, transforma cada escena en algo que roza lo absurdo pero de una manera brillantemente calculada.




Uno de los momentos más memorables de Child’s Play 2 es el clímax ambientado en una fábrica de juguetes, un escenario que no podría ser más perfecto para el enfrentamiento final entre Chucky y sus víctimas. Este lugar, lleno de versiones inofensivas y sonrientes del propio Chucky, se convierte en un terreno surrealista donde el terror y la ironía se mezclan. La fábrica de juguetes, que debería ser un lugar de diversión y alegría, se transforma en un laberinto mortal de plástico y metal. Cada rincón parece estar hecho para jugar con la sensación de lo “familiar” que de repente se vuelve turbio.
Un ícono del terror slasher
Child’s Play 2 no solo es una secuela digna, sino que en varios aspectos, supera a su predecesora. En particular, el uso de la animatrónica para dar vida a Chucky es impresionante, dotando al muñeco de expresiones faciales y movimientos escalofriantemente fluidos para su tiempo. Este nivel de detalle logra que Chucky no solo sea una amenaza mortal, sino también un personaje con una personalidad descarada y retorcida que se roba cada escena.
El final, aunque satisfactorio, dejó una ventana abierta para más pesadillas con el icónico muñeco asesino. Esto sentó las bases para una franquicia que no solo resistiría el paso del tiempo, sino que se expandiría con varias secuelas, reboots y hasta una serie de televisión. Para los fanáticos del slasher y el terror sobrenatural, esta película es un clásico obligatorio, que marcó el inicio de una saga que sigue dando sustos.
Mirá el tráiler a continuación: