Hablamos con Rupert Wyatt, el director de Rise of the planet of the apes, sobre su nuevo proyecto que se estrenará a partir del 21 de marzo en Latinoamérica. Con John Goodman y Vera Farmiga en el reparto, la película explora una sociedad donde los extraterrestres ganaron la guerra

A partir del 21 de marzo, de la mano de Diamond films, llegará a las salas la nueva película de Rupert Wyatt (Rise of the planet of the apes): La rebelión. En casi dos horas, la cinta se propone indagar en una realidad distópica en la que los extraterrestres lograron conquistar la tierra nueve años atrás y reordenaron el mundo borrando de plano la pobreza, la desigualdad y la criminalidad. O al menos, eso parece.
Con una sociedad dividida entre los que colaboran y los que resisten, los invasores buscan explotar los recursos de la Tierra. El énfasis está puesto en un importante mecanismo de control en donde todos los ciudadanos del mundo están siendo monitoreados para prevenir cualquier tipo de sublevación. Por supuesto, un grupo de rebeldes planea dar un golpe y demostrar que todavía hay esperanza.




Antes del estreno, hablamos con Wyatt sobre el proyecto cuyo puntos más interesante está en la perspectiva que eligió al momento de contar la historia: la invasión no se ve, se estableció hace mucho tiempo atrás. “La introducción muestra los primeros nueve años, pero lo interesante de la historia era saber cómo la sociedad se adapta una vez que aceptó la ocupación -o no-. El típico enfoque de una película del género es mostrar cómo se lidia con ese ataque inicial. Para mí, estaba bueno contar qué pasa cuando ellos ya ganaron”, aseguró.
—¿Cómo nace la historia?
—Desde mi interés en la historia mundial del siglo XX sobre ocupaciones, como la de los nazis en Francia, o la dictadura de (Augusto) Pinochet en Chile. Me gusta explorar ambos bandos: los colaboradores y los disidentes. Me inspiré en películas que me encantan, como The battle of Algiers y Army of shadows de Jean-Pierre Melville. Quería que fuera en los Estados Unidos, pero preferí mirar al futuro y no al pasado, pensar qué pasaría si se ocupa este país, aunque en este caso fueran extraterrestres.
—¿Por qué elegís mostrar tan poco a los invasores?
—Así me imaginé que pasarían las cosas. Pensé en un ciudadano iraquí en el 2004, en las posibilidades de que viera algún soldado americano; podría ser pasando a toda velocidad en un convoy o de madrugada si van a tu casa, no los ves en la calle. Lo más probable es que manejarían todo desde las sombras, utilizando a humanos que colaboren con ellos. Creo que ahí también esta la clave: mantiene como un misterio saber quiénes son.
—Hay una denuncia hacia los mecanismos de vigilancia…
—Soy de Inglaterra y creo que tenemos la mayor cantidad de cámaras de vigilancia por metro cuadrado del mundo, algo increíble para una democracia abierta como la nuestra. En vez de mantenernos seguros se usan para vigilarnos, es un gran peligro. Además, me parecía relevante ya que en el film están siendo sometidos no solo como país o especie, sino también como individuos.
—No es la primera vez que trabajás una distopía, ¿te sentís cómodo con el género?
—Quizás contar estas historias es una forma de hacer catarsis, es un universo interesante para explorar. Creo que la ciencia ficción es un género único para contar historias. Me gusta la ciencia ficción “terrenal”, mucho más que la “intelectual”, como la de Arthur C. Clarke (2001: Odisea al espacio).
— ¿Tenés en mente que haya alguna secuela o una precuela de La rebelión?
—Planeamos una historia completa, cerrada, esa era mi intención. Pero si lo dividiera en una trilogía esta sería el levantamiento, como el equivalente a la primavera árabe, y después vendría la guerra. Si hay una secuela, depende de la audiencia. Contaría la historia del conflicto mundial entre los humanos y los extraterrestres, y la trilogía terminaría con una película fuera del planeta. De hecho, algunos humanos se van del planeta, habría campos concentración, por sus necesidades no sería el único planeta invadido por extraterrestres, habría otras formas de atemorizar. Sería genial explorar eso con algunos de los personajes. No es sabio pensar en una franquicia antes de que le vaya bien a la primera película, aunque es un anhelo: que la gente la disfrute y quiera ver cómo sigue la historia.
—¿Cuál fue el mayor desafío?
—Me encanta el proceso de la escritura, planear las cosas es un lujo, es un regalo poder hacer esto, pero después está la realidad, que es dura. Trasladar todo a la pantalla, lo creativo y lo financiero, es un desafío complejo, pero también es reconfortante porque aunque resignas cosas, podes encontrar mejores ideas y mejores formas de llevarlas a cabo. Rodamos en medio de Chicago, sin construir ningún set, teníamos más de 40 locaciones y 45 días para terminar la película. Poder completar el proceso es un desafío, en todos pasa eso pero este en particular fue grande.
—¿Qué directores admirás?
—En términos de realizadores a Stanley Kubrick, muchísimo. Si me parezco en algo o no, es otra cosa. Hoy en día, Alfonso Cuarón y Denis Villenueve son los quelogran completar trabajos ambiciosos de manera exitosa, contando historias de forma interesante. Son grandes cineastas, muy completos.
Para más información sobre las fechas de estrenos: Diamond Film