Hace varias semanas, Netflix agregó a su catálogo una película basada en hechos reales. Esta cinta se enfoca en la desaparición y asesinato de trabajadoras sexuales, y la poca importancia que le brinda la policía durante la búsqueda.
Chicas perdidas es un claro reflejo de la actualidad que viven las mujeres. Este filme, que fue estrenado en Netflix el 13 de marzo y ya se convirtió en lo más visto en Argentina, relata una historia verdadera que es sumamente triste y genera mucha impotencia. La película se enfoca en Mari Gilbert, la madre de una joven de 24 años que desaparece y no es hallada por ningún lado. Ante la falta de acción policial, la madre se ve obligada a investigar por su propia cuenta sobre la comunidad de Long Island, lugar donde se vio por última vez a Shannan.
Su imparable búsqueda acaba descubriendo el caso de más de una docena de trabajadoras sexuales asesinadas, un triste hecho que Mari se asegurará de que nadie lo olvide.
Desde un principio, la película adelanta que estamos a punto de ver un crimen americano que no fue resuelto. Ya con esa amargura en la garganta, el espectador comienza a adentrarse en la vida de Mari y sus dos hijas. A partir de este momento, la cinta dirigida por Liz Garbus, comienza a realizar un análisis social del estatus de la madre y de las dos hermanas de la joven desaparecida. Así comprendemos que estamos frente a una familia con muchas dificultades económicas, a la que claramente la policía no se tomará el trabajo de entender y simplemente la verá llena de prejuicios. De esta manera, Chicas perdidas se enfocará más allá del caso real del asesino en serie y también buscará reflexionar sobre la presión que ejerce la sociedad sobre las mujeres pobres, las madres solteras, las jóvenes sin ayuda económica que buscan sustentar su futuro y la feminización de la pobreza.
Al fin y al cabo, las chicas perdidas no serán las únicas protagonistas de la historia. El filme hará un gran hincapié en las mujeres que son mal vistas por la sociedad. Esas mujeres que son malas madres porque no lograron mantener a sus hijas dentro de su hogar o que se lanzaron a la prostitución porque no tenían otra opción para vivir; mujeres que “avergüenzan” con sus decisiones y que terminan convirtiéndose en malas ciudadanas. Mujeres que son abandonadas por el estado y la seguridad civil, aquellas que llaman a la policía pidiendo ayuda pero son ignoradas durante horas, mujeres que acaparan los medios de comunicación pero solo son criticadas constantemente, ya sea por sus acciones, vestimenta o lugares que transitaban.
Como verán, esta película se asemeja completamente al infierno que viven constantemente las mujeres. Donde son maltratadas, usadas y desechadas, pero ante los ojos de los demás, la culpa la tuvieron completamente ellas por estar en el lugar y en el momento equivocado. Por eso ante una sociedad machista que cosifica, abandona y critica a la víctima, es importante recordar el pedido de Mari durante la película: “¡No se olviden de las mujeres!”.