Hector Lozano y Carlos Cuevas, el autor y el protagonista de la exitosa serie española, visitaron la Ciudad de Buenos Aires, donde presentaron la novela “Cuando fuimos los peripatéticos“, un nuevo capítulo del universo Merlí, narrada desde el punto de vista del personaje Bruno Bergeron.
Antes de la presentación con el público, conversaron con Cinéfilos sobre el fenómeno en el que se convirtió la serie que traspasó las fronteras y logró conquistar a públicos de todas las generaciones.
No lo creían mucho pero ahora que están acá, ¿ya pudieron notar el fanatismo que tuvo “Merlí” en Argentina?
Hector: Yo paso desapercibido, pero andar con “Pol Rubio” por las calles de un país tan pasional como éste es todo un acontecimiento, la gente se le acerca y no se puede disimular.
Carlos: Yo soy la cara visible pero él es el cráneo. Lo hemos notado desde que pusimos un pie en Argentina, la serie ha pegado duro aquí y le tienen mucho cariño, pero no podrían haberse encariñado con ningún personaje si no fuesen tan penetrantes como los creó Hector.
El universo de Merlí es inagotable y da la sensación de que cualquiera de todos los personajes podría tener su propio spin off como Pol o su novela como Bruno…
Hector: El spin off tenia una lógica bastante clara con el personaje de Pol. El es el continuador, el discípulo de las enseñanzas de Merlí y el spin off está centrado en ello, en la facultad de filosofía, en su paso por la universidad… pero desde las distintas aristas cada personaje tiene su interés y su transformación.
El personaje de Bruno, en cambio, tenía un costado más nostálgico, se había contado más de su historia a través de su padre y es un personaje con el que empaticé mucho más por lo que hacer la novela desde su personaje me pareció lo más conveniente, narrativamente hablando.
¿Cómo fue el proceso de creación de estos personajes tan poderosos y transversales?
Hector: Con tiempo. Mucho tiempo. En televisión a veces se pide mucha rapidez para escribir, pero yo tuve la suerte de tener mucho tiempo, por circunstancias de producción, y cuando empezamos a rodar la primera temporada yo ya estaba en la segunda, tenía que ir avanzado. Yo creo que en el tiempo que se le dedicó está el secreto y en no haberse quedado en solo una faceta del personaje y encontrarle sus contradicciones a cada uno.
¿Y por qué la filosofía como temática?
A mi me interesó siempre porque la filosofía está en todo y te permite tocar todos los temas posibles. Mi referente era La sociedad de los poetas muertos y allí Robin William era de literatura pero Merlí tenía que ser de filosofía porque eso nos permitía acercarla con un lenguaje más cercano para todos los públicos y eso es lo que funcionó, es la marca de la serie y lo que traspasa fronteras.
Acá llegó por Netflix, ¿cómo los encontró ésta revolución de la industria y qué piensan de ella? ¿Tenían algún tipo de prejuicio?
Hector: No, no. Qué va, qué va…
Carlos: No, yo tampoco, para nada. Es una herramienta de difusión de nuestro trabajo y nos alegra que haya llegado a más sitios donde ni los pensamos en un principio, facilita mucho. Hoy la gente busca ver algo de su interés, no importa donde.
Desde las relaciones interpersonales “Merlí” atravesó todas las dolencias del secundario, incluso para los que ya lo pasamos, ¿a qué público apuntaba y cuál era el mensaje inicial?
Hector: Todos hemos pasado por el colegio y es un público muy identificable como transversal al que apunta “Merlí”. Yo me encuentro con gente grande que me dice “¿cómo puede ser que me guste a mi una serie de adolescentes?” y quizás el secreto para eso es el personaje Merlí, que es adulto, y el tono de tratar de adultos a los alumnos y todo el tema del conocimiento que genera interés en un público más maduro y la simpleza de explicar un tema tan atractivo con la manera en que la planteamos.
Desde la temporada 1 al epílogo final “Merlí” muestra un gran equipo dentro y fuera del set, ¿cómo se sostiene esa unión a lo largo de las temporadas?
Carlos: Todo es gracias a Hector. Nosotros hicimos un gran trabajo con el coach, pusimos nuestra mejor predisposición, nuestras experiencias como actores pero los personajes estaban muy bien escritos y las relaciones estaban muy bien contadas. Entonces cuando un actor tiene un buen salvavidas de donde agarrarse es mucho más fácil, tienes libertad para moverte y un lugar donde caer. Claro que tuvimos que trabajarlo y ensayarlo pero teníamos una muy buena materia prima. Los personajes de Merlí desde la dirección y desde la autoría tienen mucha verdad y era lo que necesitaba la serie para que los espectadores jóvenes se identifiquen y digan “yo soy como este” y se puedan reconocer. Después con algunos nos hicimos más amigos que con otros y la relación en general es muy buena, hicimos un gran equipo entre todos sostenido por una gran materia prima.
¿Y vos que encontraste en común con Pol?
Para entender e interpretar a Pol recordé mi parte más canalla, más gamberra, con más carácter. Incluso para componerlo lo hice desde mi parte más oscura, pero cada vez que lo necesité volví al libreto porque estaba lleno de pistas y facilitó todo el trabajo, allí estaban todas las respuestas. Al margen de que cada uno tiene su referente, yo pensaba en un chico de mi pueblo cuando creaba a Pol, nunca lo dije, un tío que estudiaba conmigo. También pienso ver esta semana de nuevo El indomable Will Hunting…
¿Usaste como referencia el personaje de Matt Damon?
¡Claro! Fue una súper referencia visual que tuve muy presente durante toda la composición de Pol porque es súper interesante la relación que tiene con el personaje de Robin William. Un tío que trabaja fregando en la facultad pero es un genio en matemáticas y al final no decide estudiar… sí, sí. Lo tuve muy presente y la voy a volver a ver ya, muy pronto.
Acá en Argentina, Carlos, vos sos Pol Rubio y para sacarle esa patente a un argentino vas a tener que venir a hacer un papel acá, ¿lo ves posible?
Cuando me llame Campanella vengo.
¿Solo Campanella?
Noo, con muchísimos la verdad. Admiro a muchos actores y directores de aquí, me encanta Argentina. Recuerdo que de pequeño me marcó Martín (Hache), es lo primero que se me viene a la cabeza, pero me encantaría trabajar con Darín, Sbaraglia, Grandinetti, Cecilia Roth y muchísimas más, la lista es realmente inmensa. Para nosotros son referentes y son dos culturas que son hermanas.
¿Y a vos Hector? ¿Alguna coproducción en mente?
Hector: Si, claro. Recientemente me encantó El Ángel, por ejemplo, y esa película demuestra que son tan cercanos los dos países que hacer coproducciones con El Deseo o cualquier distribuidora es muy posible, no lo descarto para nada. Todo lo contrario.
Será para cuando termine el universo Merlí… ¿cuáles son los próximos proyectos?
Nunca se sabe cuando termina Merlí (risas). Confirmada tenemos una temporada de 8 capítulos, otra más y luego veremos que rumbo toma. Iremos viendo.
El 6 de diciembre, el spin off de Merlí llega a la plataforma de Movistar +. Te dejamos más info acá.