Experimentar el caos y apreciar la diversidad son dos cosas que nos abren la mente. El cine, que es un arte en constante búsqueda, rescata la importancia de la diversidad. La industria cinematográfica se hace más y más consciente culturalmente, sabe de su valor simbólico y de la importancia de representar. A la vez, no es extraño que los otros y los invisibles se encuentren sentados entre el público.
La conciencia cultural es un proceso de reconocimiento. Como estrategia comercial, es destacable que se haya incorporado en las películas más premiadas de la actualidad. Concretamente, las tendencias que están transformando el cine son:
- la celebración de la diversidad cultural;
- el aumento del comentario sobre temas sociales.
- El lenguaje de señas y el poder en La forma del agua
En esta bella película de Guillermo del Toro, el personaje de Sally Hawkins, Elisa Esposito, es una protagonista atípica. Ella pertenece al personal de limpieza y es sordomuda. Se sabe que ni su trabajo ni su condición son los más representados en el cine.
La falta de representación era algo que Elisa tenía en común con muchas personas. Su lenguaje de señas sólo la conecta con otros invisibles que comparten su limitación. Lo novedoso de esta historia es que la invisible se vuelve visible, y es el poderoso quien se convierte en el otro.
En el otro extremo, el antagonista: Michael Shannon en la piel de Strickland. Es él quien por un momento quisiera pero no puede comprender el lenguaje de Elisa. Además, su insensibilidad le impide comunicarse en absoluto con la criatura: esa es su propia limitación. Strickland no se cuestiona su superioridad con respecto a la empleada invisible, menos aún al monstruo que para él es ajeno, desconocido, otro. Legitimado por su posición e investido de poder, él busca destruir lo que desconoce.
- El español y América Latina en Coco
Coco, la joya de Pixar, es una verdadera celebración de la cultura de América Latina. Si bien los latinos entendemos que la cultura representada es la mexicana y no necesariamente identifica nuestras particularidades, la decisión de incluir expresiones en español sin traducir en la versión original es una rareza en el cine comercial hollywoodense.
Esta incorporación de expresiones en español, en una película plagada de referencias culturales, es una verdadera declaración de aceptación para los 55 millones de hispanos que viven en Estados Unidos, quienes representan el 17,5% de la población total de ese país. Coco, en su versión original, muestra un inglés pronunciado a la manera de los hispanos y refleja la mixtura de inglés-español que se vive fuera de las salas.
A lo largo de la película en inglés se pueden oír las siguientes palabras en español: ofrenda, tamales, muchacho, chamaco, chicharrón, chorizo, pepitas, caquitas, papaya, gracias, de nada, híjole, qué padre, vámonos y no manches. El título es otra palabra en español: Coco, el apodo para alguien que se llama Socorro.
Hollywood lleva tiempo viendo el proceso de adaptación de directores hispanos como Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y el propio Guillermo del Toro para mejorar la representación de los hispanos en el cine. Es natural que la industria encuentre a mitad de camino el esfuerzo de los cineastas.