La serie de Starz Play sobre dos hermanas que trabajan en un bar más que particular en un barrio de inmigrantes en LA, dirigida por Tanya Saracho , llega a su temporada final.
El domingo 26 de abril se estrena la tercera y última temporada de Vida, la exitosa serie de Starz Play dirigida por Tanya Saracho que muestra sin filtros y desde una mirada no estereotipada el mundo de lo latino y LGBT+ en Estados Unidos. En ese marco, conversamos con Melissa Barrera y Mishel Prada sobre los nuevos capítulos y lo que han vivido estos años.
Durante las dos primeras temporadas, las hermanas mexicano-estadounidenses Lyn y Emma Hernández se enfrentaron al desafío de levantar un Bar que habían heredado luego de la muerte de su madre, quien además mantenía una relación sexo afectiva secreta con otra mujer. El duelo, figura nodal del guion, transcurre en un territorio que ya no sienten propio mientras buscan resignificar el pasado, pero repleto oscuridades.
La fuerte presencia de la mexicanidad y lo popular en Los Ángeles, California, enmarcan una historia real que conecta mundos que hoy la política corporativa y los procesos de gentrificación social buscan fragmentar. La narrativa abarca las complejidades del ser humano, el encuentro con los otros, y las diferentes formas de ser mujer, en una sociedad que condena lo diferente.
Melissa Barrera (Lyn) nació en México en 1990 e inició su carrera actoral en varias telenovelas como “La mujer de Judas” y “La otra cara del alma”, así como las famosas “Siempre tuya Acapulco” y “Tanto amor”, experiencias que fueron formativas pero que no repetiría. “Me gusta arriesgarme y hacer cosas diferentes. Me encantaría que el público latino le de una oportunidad a esta serie porque el mundo que mostramos es muy parecido al suyo”.
Justamente su origen le aportó sentido al papel: “toda la grabación fue como un despertar en mi forma de pensar porque mi experiencia es de ser mexicana en México, y en esta serie mi personaje es hija de inmigrantes y siente esa crisis de identidad de no pertenecer realmente ni a un lugar ni a otro”.
El personaje de Lyn, la menor de las hermanas, vive un cambio rotundo y un crecimiento a nivel personal, pero también en el registro de los otrxs. “Me encantó que desde el principio jugara un papel de una persona egoísta, que no se percataba de las consecuencias en las vidas de las personas. Fue un lugar con muchísimo para trabajar porque lo único que podía hacer era crecer, convertirse en una mejor persona”, relata.
Sobre el guión, que marca una diferencia en una industria hegemonizada por el discurso occidental y binario, sostiene: “Vida rompe esquemas, cuestiona todos los modelos y estereotipos sobre lxs inmigrantes en Estados Unidos, muestra la experiencia de lxs mexicanxs en California”. Además rescata que aquello le permitió valorar la diversidad que hay dentro de la cultura latina: “estamos despertando y estamos demandando que nuestras historias se cuenten en cine y televisión”.
Acerca de la temporada que viene, creada por un colectivo de escritoras latinas y dirigida por Jenée LaMarque y Saracho, adelantó que habrá nuevos personajes y otrxs regresan a revolucionar la vida de las Hernández: “cuando ya pensaban que todo iba bien y el Bar había comenzado a funcionar, algo pasa. Es una temporada de mucho crecimiento, mucho drama, pero también más comedia que las anteriores”.
Además de actriz, Melisa es cantante y tuvo su formación musical y teatral en la Universidad de Nueva York. Subraya la banda de sonido, formada por cuenta artistas y compositoras latinas como Digibich, Kablito, FEM’D, y Jarina De Marco, que trabajaron en las piezas especialmente para Vida. “Lograron darle sentido y representaron las emociones que están viviendo los personajes femeninos, desde sus entrañas, en busca de su identidad, y del amor odio que se siente en la comunidad, el racismo, el clasismo, el machismo. Todo eso que es muy complejo se logró plasmar en la música”.
Mishel Prada (Emma) por su parte, es hija de madre dominicana y padre mexicano, pero creció en el estado de Florida y habla español con cierta dificultad. Si bien tiene un largo acervo de trabajo en las artes escénicas, Vida fue su primer trabajo en el mundo televisivo. “Tengo mucho amor por Tanya Saracho por la posibilidad que me dio. Ya desde las audiciones yo sentía que era algo especial, y una oportunidad para ver una historia así pero americana. Es muy importante hacerla en EUA, donde hay latinos de todas partes, para mostrar las diferentes maneras de ser latino”.
El rol de Emma es el de la mayor, con toda la responsabilidad que eso implica, pero con el agregado de haberse criado lejos y canalizar sus grietas a través de lo sexual. “A Emma le pasaron muchas cosas que le dolieron. En la infancia buscás a tus padres para aprender cómo amar y dónde va ese amor, si lo mereces o no. Esas cosas a veces te hacen más fuerte. Pero en un personaje como Emma había que empezar por su parte más débil, donde había mucho dolor”, expresa.
La que viene, según detalla, será una temporada en la que tratará de aceptar y dejar el control absoluto sobre las cosas. “En la primera temporada tiene una fuerza que deviene del enojo, del rencor. Ahora empieza a demostrar que necesita de lxs demás, con sus aciertos y errores. Con este personaje pude entender las cosas que uno desarrolla para sobrevivir, pero sobre todo sus vulnerabilidades”. Y además, *Spoiler Alert*, el hecho más trascendental será la reaparición de su padre.
Las escenas de sexo lésbico son una constante, así como la búsqueda permanente por explorar y representar a las identidades disidentes. “Sé que hay un impacto ahí. Con arte uno puede relatar lo que le pasa a otrxs, poder identificar lo que sienten y hacerlos sentir que no están solxs”, sintetiza Mishel. En ese sentido no tiene más que halagos y reconocimiento para Tanya Saracho, directora y responsable de todo lo que es Vida: “Es alguien que tiene una idea de lo que quiere hacer y lo hace. Lo que se ve en la pantalla es toda su sangre ahí mismo. Ella esta dando la pelea por todos nosotros”.