El creador de Deathgasm, Guns Akimbo, trae un festival de tiros y pólvora, con un Daniel Radcliffe atornillado a un par de pistolas y con una horda de psicópatas tras sus pasos.
De Jason Lei Howden, el mismo director que aquella oda al metal y el gore que es Deathgasm (2015) llega Guns Akimbo, con un poco de Crank (2006) en las venas, pero más que nada una película muy en la vena de la adaptación del cómic Wanted (2008) dirigida por Timur Bekmambetob donde un hombre amansado por el sistema termina mordiendo la mano de la misma estructura que lo sometió, pasando de presa a cazador.
En este caso, Daniel Radcliffe es un joven e idealista programador de videojuegos que pasa las noches vanagloriándose de sus habilidades como cazador de trolls en los foros de una competencia ilegal llamada “Skizm” donde dos personas se baten a un duelo a muerte en la ciudad, seguidos por unos drones que llevan la acción directamente a un público sediento de sangre alrededor del mundo. Cuando el líder de Skizm logra dar con él, le destrozan la casa y le implantan una pistola en cada mano, forzándolo a jugar o morir.
Guns Akimbo no va a cambiarle la vida a nadie, pero es una buena película de acción, que es empujada mucho más lejos de lo que llegaría gracias a la actuación de Radcliffe, que gustosamente se presta a proyectos que no son tan mainstream para ponerle su impronta y dejarlo todo en la actuación de un hombre que no puede usar sus manos y se ve sometido a las vejaciones más indignantes mientras intenta sobrevivir y si es posible, cobrar venganza.
Con una buena dosis de humor negro y coreografías de acción que a veces se pasan de revoluciones y terminan siendo un pastiche en el tono de Suicide Squad, Guns Akimbo entretiene sin buscar revolucionar el género, pero siendo sólida en su contenido y en su planteamiento del mundo. No es John Wick, pero tampoco busca serlo, sin embargo sus actuaciones son buenas y en particular los personajes de Nix (Samara Weaving) y Ned Dennehy (Riktor) hacen palpable la negatividad y brutalidad de un mundo donde solo el más despiadado sobrevive.
Siempre es bueno ver a Radcliffe embarcarse en nuevos proyectos, porque mantienen la promesa de ser películas de aire fresco, jueguen en el género que jueguen. Y si bien no tiene la originalidad ni la nota de autor que tiene Deathgasm, Lei Howden hace un trabajo más que correcto con una película de acción / comedia negra que adquiere su personalidad rápidamente y nunca se baja de un carnaval de tiros y pólvora donde los roles de quien muerde a quien van graduando rápidamente hasta que solo vemos colmillos.