El guionista de la película que comenzó a instalar al actor de Matrix y John Wick como figura de acción habló de esta cinta estrenada en la Argentina un día como hoy, hace 25 años
Repasar la carrera de Keanu Reeves nos obliga a viajar hasta 1989, para hablar de Bill and Ted, detenernos un momento en 1991 para mencionar la secuela de ese film y también destacar Point Break, y señalar 1994 como el año que lo puso en boca de todos. En ese momento, el actor nacido en Líbano tenía 30 y gracias a Máxima Velocidad aparecía como figura de acción en potencia.
El responsable de escribir esa película fue Graham Yost, que había encontrado un tiempo libre entre sus trabajos como guionista para armar el libreto de una historia que hacía tiempo daba vueltas en su cabeza. “Mi padre me habló de una película de Akira Kurosawa llamada Escape en tren, sobre una máquina que no podía frenar. Ahí pensé que sería mejor si había una bomba y si la historia transcurría en un colectivo, en medio del tráfico”, aseguró.
El 10 de junio de 1994, esa película se estrenaba en los Estados Unidos, y 6 días más tarde llegaba a la Argentina. A partir de ese momento, los canales de aire se cansaron de pasarla una y otra vez, y de ella nació una secuela olvidable, en la que Yost no tuvo nada que ver.
Más abocado al mundo televisivo, como productor ejecutivo de The Americans y guionista en Justified y Sneaky Pete, la lista de trabajos de Graham parece no acabar. “Tengo la suerte de llevar 30 años trabajando como guionista”, aseguró, aunque destacó: “Con Netflix, Amazon, Hulu, Apple, HBO, AMC, la lista sigue y sigue, debería ser más fácil vender pero no es fácil. Cada plataforma tiene su propia idea de lo que tienen que poner y si vos no sos compatible con eso, no te van a aprobar”.
¿Cuándo decidiste ser guionista?
Crecí en Canadá y mi papá tenía un programa de televisión sobre películas. Siempre bromeo con que si les hubiera dicho que quería ser doctor o abogado me hubieran preguntado: “¿Seguro?”. Disfruto de inventar historias. Me mudé a Nueva York a los 22 y empecé a escribir para lo que me pagaran, algunos libros, enciclopedias, y en el medio algunos guiones. Hasta que conseguí trabajo en Nickelodeon y después escribí otra cosa llamada Hey Dude. En medio de ambas, tuve tiempo libre, y fue cuando escribí Máxima Velocidad, que fue lo que me cambió la vida.
¿Cuánto te inspiraste en Escape en tren?
Mi padre me había dicho que había escuchado sobre ese guión de Akira Kurosawa que nunca se había hecho, que después se hizo y la vi. Me había dicho que el tren no podía parar porque sino iba a explotar, pero eso no estaba en la película. En el film simplemente no pueden frenarlo. Ahí pensé que sería mejor si había una bomba, sería más peligroso, quién y cómo la había puesto, y pensar que mejor era en un colectivo, porque con un tren sería muy lineal, aparece un helicoptero y te rescatan, pero en la ciudad hay tráfico, tenés que moverte.
¿Qué tanto cambió el guión con la participación de Joss Whedon?
En películas te acostumbrás: o te reescriben o vos reescribís a alguien. Hice la película por mi cuenta, y después la vendí, nadie me pagó de antemano. Después le pagaron a otro guionista que arruinó lo que había hecho, y ahí me llamaron para que me sume por un tiempo, pero después me sacaron y ahí entró Joss Whedon. Sólo hay una escena que no estaba en mi guión, la que estan en el bar después de la ceremonia de entrega de medallas, al principio de la película. El resto fueron versiones con pequeñas diferencias de lo que había escrito. Lo que hizo Joss fue fantástico, entendió mi idea, dejó la acción y se preocupó por la parte graciosa.
¿En qué momento apareció el nombre de Keanu Reeves para protagonizar?
El director, los productores y yo nos reunimos con Keanu y no sabíamos si era lo suficientemente “duro”. Era joven, todavía no había hecho Matrix ni John Wick. Ya tenía ese corte de pelo cool. Llegó en moto, tenía una forma muy relajada de ser que estaba buena. No iba a ser ese protagonista “macho”. Iba a ser un protagonista cool. Después surgió el nombre de Sandra Bullock con el que todos estaban de acuerdo, porque ella estaba a punto de convertirse en estrella.
¿Estuviste en el set?
Fui para ver las tomas de riesgo más grandes, como el día que hicimos explotar el colectivo en Santa Mónica; podías sentir el calor de la explosión, hubo muy poca animación por computadora, eso fue genial. También estuve el día del salto del colectivo.
¿Cómo fue hacer esa escena?
Se usaron 12 colectivos en el film, uno solo para el salto, que era más liviano y estaba todo desarmado. El conductor no se sentó al frente porque como el peso del motor estaba en la parte de atrás, sabían que al hacer el salto, la parte de atrás iba a caer primero. Entonces, el miedo era que al pasar eso, el impacto de la parte delantera le rompiera la columna. Lo hicieron ir parado en el medio del colectivo, con un arnés. La rampa para el salto era apenas más ancha que el colectivo, tenía que tener puntería.
Es una de las tomas más memorables de la película…
El colectivo que se ve caer es uno al que simplemente filmaron cayendo, porque el que hizo el salto se fue para atrás y cuando impactó reventó las cubiertas. Si bien lo que se ve es real, el salto no se podría hacer porque al caer hubiera perdido la velocidad y todos hubieran muerto.
¿Cuánto hay de cierto en que Sandra Bullock tomó clases para aprender a manejar?
No sé si alguna vez estuvo en control del colectivo, tenía que fingirlo, y tomó algunas clases para eso. Cuando se la ve manejar, ella no está controlando del colectivo. Detrás de ella hay una persona disfrazada de extra con un pequeño volante, que va manejando.
¿Por qué no hiciste la secuela?
No nos invitaron ni a mí ni a Joss, aunque yo tampoco quería estar. Me parecía que lo del barco era una mala idea. Además, fue una decisión del director, Jan de Bont, que eligió no trabajar conmigo. Hizo un gran trabajo en la uno, pero la dos es muy mala.