Es de común conocimiento que la alianza DC/ Warner Brothers no ha alcanzado el éxito que debería, o al que al menos había apuntado. Esto al menos dentro del mundo live action, puesto que en la animación la historia es muy diferente.
Podría argumentarse que la trilogía de Batman de Christopher Nolan fue el último gran acierto, al que tal vez Wonder Woman pudo haberse acercado, hablando estrictamente del punto de vista comercial ($3.4 billones en tres películas versus $390 millones en tan solo una entrega, respectivamente).
Surgen posibles preguntas: ¿Qué pasa con las historias de DC? ¿Son tan malas como nos hemos cansado de leer en uno u otro Blog? ¿Por qué no conectan con las audiencias del modo en que tal vez si lo han podido hacer las de Marvel?
A Bryan Singer le encomiendan traer de vuelta al Hombre de Acero con Superman Returns (2006). Un superhéroe al que le fue elusiva la gran pantalla por 19 años, siendo Superman IV: The Quest for Peace, estrenada en junio de 1987, la última vez que se lo vio volar en el cine. La tarea de Singer no era nada fácil, y terminó produciendo un film que si bien fue un éxito de taquillas, lo único memorable que dejó fue el Lex Luthor de Kevin Spacey (muchísimo antes de que se sepa de su nefasto comportamiento que consecuentemente terminaría por sepultar su personaje en House of Cards y dar por finalizada su carrera actoral).
A pesar del éxito comercial, no hubo Superman Returns 2 o 3 o nada.
Siete años más tarde, en 2013, Zack Snyder fue el elegido para resucitar el proyecto Superman con Man of Steel, esta vez ya pensando en un universo extendido, a sabiendas del gran éxito que Marvel estaba teniendo con el suyo propio. Snyder, inmediatamente le inyecta a la historia de Superman un realismo palpable y a diferencia de otros directores del género, la sensibilidad con la que él encara el proyecto se deriva directamente de la fantasía del cómic. Él rompe radicalmente el esquema de películas anteriores, no sólo de Superman, sino también de el gran movimiento de películas actuales basadas en cómics o novelas gráficas. Este género donde tristemente el comercialismo parece sobreponerse al ingenio y la creatividad, donde películas simples han acostumbrado a las audiencias a la artificialidad y la rutina, y ahora se acepta (y se celebra) fácilmente narrativas cliché, violencia solo porque sí y falta de seriedad (o exceso de comedia) como el modelo a seguir.
Man of Steel es grandiosa. Divertida seriamente. La historia de Superman y su identidad son el verdadero objeto del film. Por eso ni siquiera se lo llama Superman hasta casi al final de la película. El centro de todo no son sus habilidades ni cómo las obtuvo, sino como Kal-El/Clark Kent (Henry Cavill) se adapta a esta nueva vida de entenderse un extranjero (Alien) y encontrarse en una Tierra diferente a la suya e ir descubriendo poco a poco su humanidad. Snyder nos brinda los atributos fantásticos del Alien, y Cavill, genialmente, transmite ingenuidad, urgencia y sufrimiento. La verdadera necesidad que tiene de entenderse y su propósito en esta tierra es lo que le da a la película su profundidad, y transforma la interpretación de Cavill en algo memorable. Es oscuro, pero “la S significa esperanza” y eso marca la diferencia con el nihilismo que emana de la trilogía de Nolan.
Man of Steel fue una respuesta grandemente satisfactoria a lo que claramente está faltando en la cultura pop actual. En esta era de maravillas simplistas, la mayoría de películas basadas en historietas lo que intentan hacer es perpetuar fantasías, pero Snyder, haciendo uso de una extravagancia visual importante (no nos olvidemos que esto sigue siendo ciencia ficción) es lo suficientemente audaz para concebir una película que examine la fantasía.
En Batman v Superman: Dawn of Justice, Snyder va aún más allá y le añade política y moral a la mezcla. Está claro que él busca mostrar la expresión espiritual del conflicto de sus personajes y esto es ir a examinar verdaderamente el asunto ético en la explotada historia de El Bien v El Mal. Esto culmina en la producción de una historia en la que se estudia a fondo la “divinidad” con la que envestimos a nuestros héroes personales (líderes de cualquier índole ya sea política o la que fuere) y la escalofriante facilidad con la que el poder puede ser corrompido. La envidia y manipulación con que el maquiavélico Lex Luthor (Jesse Eisenberg) logra poner en contra a las más grandes fuerzas del universo, cada una egocentricamente pensando sobre si misma como El Bien y en la otra parte como El Mal y el posterior e incomprendido (y atacado) drama familiar que logra finalmente hermanarlos y que presentaría las bases donde el DC Extended Universe comenzaba a dar sus primeros pasos.
El crimen de Snyder fue querer explotar a fondo el “menos es más” dando por entendido que las audiencias que añoraban volver a ver a sus superhéroes en la gran pantalla, iban a entender todo lo que significa para él esta fantasía del cómic. Por eso se decía en foros en línea que esta era una película hecha por un fan para fans. Por eso hay tal grieta en donde unos aman y otros odian este logro.
Henry Cavill es el Superman de nuestra generación. Zack Snyder consiguió darle un giro fresco y moderno a la historia del héroe legendario y lo hizo de tal manera que el personaje pueda identificarse con la situación actual del mundo. Superman: The Movie, con Christopher Reeves es elementalmente una piedra fundamental en los logros cinematográficos de la historia, un verdadero clásico, pero el tono de la película no es el adecuado para la actualidad. Nadie es perfecto, y Snyder supo mostrar un Superman en formación, con dudas, con ingenuidad, buscando encontrarse y su propósito.
No sabemos si habrá algo más fácil con que identificarse hoy en día.
La vida de Snyder se vio afectada por una terrible tragedia en la que perdió a su hija. Eso impidió que siga trabajando en Justice League. Lamentablemente, es probable que nunca se sepa cómo concluía su visión para este universo. Y con tantos rumores (algunos bastante absurdos) y noticias de que DC se desmorona, es difícil saber qué dirección sea la adecuada tomar.
Desde acá lo único que se espera es que en el futuro de DC/Warner lo políticamente correcto y el comercialismo, no triunfen sobre el ingenio y la creatividad.
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