¿Alguna vez has visto El jugador de 1974? Si no lo has hecho, te estás perdiendo una de las mejores representaciones de la Nueva York de los años 70. La película brilla por su narrativa y actuaciones y además, captura la esencia cruda y auténtica de una ciudad caótica. Pero, ¿qué hace que los escenarios de esta película sean tan memorables?
Un viaje por la ciudad que nunca duerme
Nueva York en los 70 no era el lugar de Instagram que conocemos hoy. Era una ciudad viva, sí, pero también estaba llena de rincones oscuros, caos y crimen. El jugador logra capturar esta dualidad a la perfección. Piensa en calles llenas de grafitis, edificios desgastados y esos elegantes casinos clandestinos donde el glamour y la sordidez coexisten. Cada escena te lleva a una ciudad de contrastes, mostrando su lado más humano y, a veces, su lado más oscuro.
Las calles de Nueva York, más que un telón de fondo
Las calles de Nueva York no son solo un escenario en El jugador, son un personaje más. El ruido constante, el ir y venir de la gente, los taxis amarillos… todo contribuye a crear un ambiente único. Los planos largos de calles abarrotadas te meten de lleno en el bullicio de la ciudad, haciéndote sentir parte de ella.
Lugares icónicos
Uno de los escenarios más memorables de la película es, sin duda, el casino clandestino. En una ciudad donde el juego ilegal estaba a la orden del día, estos lugares eran epicentros de historias fascinantes. La atmósfera cargada de humo, las mesas de juego iluminadas por luces tenues, las escenas de juego de la ruleta de casino y el murmullo constante de las apuestas crean un ambiente cargado de tensión.
Y luego está la universidad donde enseña Axel Freed, el protagonista. El escenario contrasta fuertemente con el mundo del juego, representando la vida “normal” y las expectativas sociales. Axel está atrapado entre dos mundos, y la película te hace sentir esa tensión en cada momento.
La moda y la estética son reflejos de una época
Hablar de El jugador sin mencionar la moda de los años 70 sería un crimen. Los trajes de Axel, con sus solapas anchas y pantalones de campana, son un reflejo directo de la época. La música, los peinados, el maquillaje… todo nos transporta a un tiempo específico y nos ayuda a entender mejor el contexto en el que se desarrolla la historia.
La vida nocturna
Finalmente, la vida nocturna de Nueva York en los años 70 es otro aspecto central de El jugador. Los clubes, bares y restaurantes donde Axel pasa sus noches son un escaparate de la cultura de la época. Estos lugares, llenos de música, baile y licor, ofrecen una válvula de escape tanto para el protagonista como para los otros personajes.
Las escenas nocturnas, con su música, reflejan la búsqueda constante de emoción y escape de Axel. La vida nocturna, con todas sus tentaciones, es el escenario perfecto para explorar los temas de deseo que son centrales en la historia.