Con el cortometraje Un movimiento extraño, Francisco Lezama, ganó el Oso de Oro la categoría Berlinale Shorts de la 74ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín.
Francisco Lezama puso en primera plana la obsesión argentina con el dólar. A través de Un movimiento extraño, el argentino se llevó el Oso de Oro en la categoría Berlinale Shorts de la 74ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín.
Fue el único film en formato corto de industria nacional que participó en la capital alemana. La trama se basa en la especulación con la moneda extranjera en el contexto de la economía argentina. Se enfoca en los famosos “arbolitos”; personas que venden y compran dólares en las calles de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Formaron parte del reparto: Laila Maltz, Paco Gorriz, Sofía Palomino, Jorge Prado y Guillermo Massé.
El discurso del cineasta
Al subir al escenario a recibir su premio, Lezama fue categórico en la dedicatoria: “Me gustaría agradecer al Instituto Nacional de Cine (INCAA), que está siendo muy maltratado por el presidente Javier Milei, porque hay poco entendimiento de cómo funciona y la trasparencia que tiene”.
Y continuó: “También me gustaría agradecer a otras instituciones públicas que no son tan conocidas como el INCAA pero que también me educaron durante mucho tiempo. Al Museo del Cine de Buenos Aires, a la Biblioteca de la ENERC, donde iba a leer muchísimo. Al programa de Fernando Martín Peña (Filmoteca, que se emitía por la TV Pública hasta 2023). Estas son instituciones públicas que están en riesgo en este momento porque todo se mide en términos económicos y si no genera dinero simplemente lo cierran”.
El director contó que su película es un proyecto que comenzó a filmar en 2019 y “se detuvo por la pandemia”, y que en un momento “casi abandona”. “Es un cortometraje que narra el estado de crisis argentino respecto tener que ahorrar dólares para fijar honorarios”, aseguró.
“Se centra en una guardia de seguridad que trabaja en el Malba -yo trabajé ocho años allí con Fernando Martín Peña- y ella improvisa con un péndulo una videncia que el dólar va a subir. Se hace echar, con la indemnización compra dólares y con esa plata comienza a construir una historia romántica deconstruida con un arbolito que claramente no puede comprar dólares”, señaló.
“La gracia del corto es el vínculo de esa chica que tuvo la información para comprar dólares y el chico que no pudo. Eso de alguna manera funcionó, se pudo transmitir, a pesar de que es difícil comunicar a una audiencia internacional la economía argentina. Me gustaría estrenarlo en el Malba, donde trabajé ocho años cortando tickets”, cerró en su discurso.
La entrevista con Filo News
“Me gusta lo enrevesado, lo digresivo. La perfección me genera rechazo, así que lo que querría es generar una incertidumbre placentera en el espectador, un ‘no entiendo lo que vi pero algo me llegó’. Siento alegría por haber ganado el Oso de Oro. La comparto con mi abuelo ya fallecido. Soy cinéfilo desde muy chiquito. Él era epidemiólogo, pero su hobby era la fotografía y el cine. Me mostraba en una moviola casera los cortometrajes en blanco y negro amateurs que él había filmado con sus amigos. Eso me hizo a mí querer hacer mis propios films amateurs con Hi-8”, dijo el cineasta
Además, también volvió a referirse al INCAA y el cine nacional: “Las películas son artefactos extraños hechos con realidad momificada. Nunca se sabe para donde van a disparar. El INCAA ha hecho posible el cine argentino que me formó desde la infancia. Asegura poder traer dinero de afuera al país para producir, dar empleos, desarrollar oficios. Amo el cine argentino desde chico, con sus aciertos y desaciertos. Creo en las películas: buenas, malas y regulares. No puede uno nutrirse solo de lo que es ‘bueno’. Creo en la cultura como algo amplio”.