Repasamos tres intentos fallidos de Hollywood por intentar replicar la magia del cine argentino. Podrán imitarnos, pero igualarnos jamás.
Mucha gente piensa tiene el extraño pensamiento de que el cine argentino es bueno cuando se asemeja al estadounidense. Pero, ¿qué pasa cuando es al revés? Estamos acostumbrados a emocionarnos con historias sin saber que ya existían. Si nos cuesta entenderlo en el fin del mundo, imaginate en el núcleo del mainstream donde las películas salen como papas calientes. Hollywood, ese coloso cinematográfico, se ha visto atrapado en la fiebre del remake, y demostró que algo le faltaba aun con todo el dinero del planeta: esencia. La pelota no se mancha, pero a veces parece que el celuloide sí.
Ver cine argentino siendo llevado a la pantalla internacional trae sentimientos encontrados. Por un lado, hay un toque de orgullo al ver que las películas trascienden fronteras y son reinterpretadas en otra lengua. Pero al mismo tiempo, nos preguntamos si podrán capturar lo que las hizo icónicas. Cada remake plantea la misma incógnita: ¿conservarán el alma que nos conmovió en Argentina?
No te lo puedo explicar porque no vas a entender. Aunque en la actualidad Hollywood pueda seducir a nuestros directores más célebres como Damián Szifron y Pablo Trapero para dirigir y conquistar allá afuera, hay algo que nunca podrán arrebatar: el sello único y auténtico de la argentinidad. Esto se debe a que, como dijo Guillermo Francella en la piel de Pablo Sandoval, “una pasión, es una pasión”. Por supuesto, hay muchos más casos que los tres a mencionar, pero vamos a comparar…
Secret in their Eyes (2015) – Billy Ray
Después de haber contribuido con guiones para películas como Los juegos del hambre (2012) y Capitán Phillips (2013), Billy Ray decidió regresar a la silla del director con Secret in their Eyes (2015), una adaptación de la multipremiada película argentina El Secreto de sus ojos dirigida por Juan José Campanella. Sin embargo, la diferencia en la recepción y calidad entre ambas versiones resulta evidente. Mientras la película argentina había conquistado corazones y acumulado elogios, su contraparte estadounidense no logró llegarle ni siquiera a sus talones.
Un dato no menor: La decisión de cambiar el partido de fútbol por uno de béisbol puede haber sido un intento de hacer la historia más accesible para el público estadounidense. A pesar de esto, este cambio también eliminó gran parte del contexto cultural y emocional que la escena original proporcionaba. Además, el cambio de deporte afectó el tono y la intensidad de la escena, ya que tienen connotaciones y dinámicas distintas. La pasión es inimitable.
El secreto de sus ojos ganó el codiciado Premio de la Academia al Mejor Film Extranjero en 2010, convirtiéndose en un hito en la historia argentina. No solo triunfó, sino que lo hizo al superar a La cinta blanca, de Michael Haneke. Además, fue presentada en la ceremonia de los premios por Pedro Almodóvar y Quentin Tarantino. Al final del día, la adaptación de Hollywood quedó en la sombra de la original con una lluvia de críticas negativas, demostrando que ciertos elementos no pueden ser replicados, incluso opacando a las más brillantes estrellas.
Criminal (2004) – Gregory Jacobs
La película dirigida por Fabián Bielinsky, una de las mayores pérdidas prematuras del cine nacional, logró cautivar al público y la crítica con su intrincado guion y su enfoque en el mundo de los engaños. Muy por el contrario, su adaptación estadounidense, Criminal, no consiguió replicar el mismo nivel de éxito ni la originalidad que caracterizó a la argentina.
Una de las principales razones de esta disparidad radica en el contexto sociopolítico de cada país. Nueve Reinas reflejaba con agudeza la realidad argentina de la época, sumida en la crisis económica y la desconfianza generalizada en instituciones financieras y gubernamentales. Esta atmósfera de incertidumbre y desesperación proporcionó el telón de fondo perfecto para la trama de estafas y manipulación de la película.
La viveza criolla, la calle y el ingenio de la original reflejaban la argentinidad al palo, y estos elementos fueron parte esencial de su atractivo. Los diálogos y chistes eran tan afilados como las tramoyas que incrementaban la química entre Ricardo Darín y Gastón Pauls. En estas pieles, Diego Luna y John C. Reilly quedan muy por debajo de las expectativas, y resalta cómo la frescura puede escaparse por las rendijas del intento de reproducción.
K-Pax (2001) – Iain Softley
Sin duda, este es el caso más insólito, un ejemplo intrigante de cómo las adaptaciones pueden generar controversia en el mundo del cine. A pesar de las similitudes evidentes entre ambas películas, es interesante notar cómo las partes involucradas en la versión estadounidense han evitado admitir abiertamente que se trata de un remake de la icónica película argentina.
K-Pax, dirigida por Iain Softley en 2001, presenta a un paciente mental en un hospital psiquiátrico que asegura ser un extraterrestre y comienza a tener un impacto positivo en los demás. Aunque el desarrollo y los elementos temáticos son sorprendentemente parecidos, sus creadores han dicho que su película se basa en la novela homónima de Gene Brewer, y que no es una adaptación directa de la de Eliseo Subiela.
La negativa a admitir la influencia de una en la otra podría ser atribuida a diversas razones, posibles problemas legales o el deseo de presentar la película como una creación única. Sin embargo, el debate en torno a la relación entre ambas películas y la insistencia de Eliseo Subiela en que su obra fue plagiada, indudablemente añaden un matiz intrigante a esta historia de robos y remakes en la industria cinematográfica.