“The Son” es la segunda película del director Florian Zeller que cautivó al mundo cinematográfico con “The Father”, el film que muestra la relación de un padre (Anthony Hopkins) que comienza a padecer Alzheimer y a su hija que vive la enfermedad con él y lo cuida, protagonizado por una espectacular Olivia Colman que saca lágrimas.
El espectacular Hans Zimmer escribió la canción “El amor no es suficiente” para esta película, y su nombre no puede ser más adecuado en esta ocasión.
El Hijo, está basada en la obra del mismo nombre lanzada el año 2018 por el director quien, en esta ocasión, en vez de focalizarse en el padre, retrata la vida de un hijo, Nicholas (Zen Mcgrath) quien luego de la separación de sus padres comienza a sufrir estragos en su salud mental.
Sus padres Peter (Hugh Jackman) y Kate (Laura Dern), a penas se comunican luego de la separación, Peter rehízo su vida junto Beth (Vanessa Kirby) y tiene un nuevo hijo. Pero es desde la preocupación de su madre que comienzan nuevamente a conversar sobre su hijo, lo que está pasando y pensar en cómo poder ayudarlo.
¿De qué va?
Cuando Nicholas, quien vive con su madre y está con depresión, decide irse a vivir con su padre comienzan a resurgir, tanto en él como en su progenitor, conversaciones que tienen pendiente de dolores escondidos de la niñez de los dos y que se manifiestan en discusiones que parecen ir marcando un ritmo propio de la vulnerabilidad de la vida misma, esa que está llena de altos y bajos, y que a veces marca a adultos con heridas aún abiertas que no son plenamente conscientes y que terminan siendo reproducidas en la crianza. Peter (Jackman) en este caso es parte de una cadena de exigencia máxima por parte de su padre, un implacable Anthony Hopkins, que en cinco minutos en escena nos hace entender cómo las palabras pueden quedar grabadas a fuego durante toda una vida.

Así, como en un espejo que va sacando todo lo que pudo haberlos marcado en la vida para ser como son, madre, padre e hijo van entregándose al difícil proceso de convivir en y con alguien con depresión, de intentar entenderla y tratar de ocuparse de ella más allá del amor.
¿Por qué verla?
La actuación de Hugh Jackman es colosal- por algo fue nominado al Golden Globe- verlo fuera de su zona de confort actoral es majestuoso y puede considerarse como una de las mejores actuaciones de su filmografía. Su fuerza es desgarradora y lo mismo pasa con su estremecedora angustia que es completamente en sintonía con lo que hace Dern en su papel de madre que está tan bien logrado que no hay manera de quedarse fuera de sus emociones, entrar en el espiral de dolor y reflexionar sobre algo tan cotidiano y parte de esta sociedad que lamentablemente se ha naturalizado o aún es considerado como un Tabú y vive muchas veces en la invisibilidad. Por otra parte, Mcgrath, haciendo el papel de Nicholas, el hijo, es abrumador, te entregas a todo lo que hace en escena, desde sus peticiones más concretas de ayuda hasta sus tímidas sonrisas que esconden su verdadero sentir.




El mejor logro del film es ese, ofrecer una apertura al dialogo respecto a la salud mental, las emociones y cómo impacta en las familias. El retrato a la vulnerabilidad humana con un cuidado y veracidad de alguien que se nota ha pasado por ese lugar o ha tenido una experiencia cercana a la depresión, un escenario que pocas veces he visto en la pantalla grande y que cuenta con la capacidad de exponer estos temas de una manera integral a la familia y no solo de quién la vive, de llamados de auxilio, de incredulidades por parte de quien no logra entender la enfermedad y los desafíos de cómo y cuándo actuar sin tener ninguna experiencia previa. Un film para reflexionar y empatizar con aquello que muchas veces no se ve y que este director tiene el don de visibilizar tan maravillosamente.