Llegó a la edición número 60 del Festival de Cine de Nueva York lo nuevo de Chan-Wook Park y se levanta como una de las favoritas.
*Esta reseña contiene algunos spoilers
Hae- Jun (Park Hae-il) es un detective prolijo, de voz pausada y amable, pero efectivo y admirado en su trabajo. El caso de un hombre muerto en una montaña es su nueva obsesión profesional, sin mucho antecedente comienza a armar el puzle de qué es lo que puede haber pasado para que el hombre cayera de la cima de la montaña siendo un escalador asiduo. Para realizar este proceso investigativo parte entrevistando a la joven viuda del escalador, Seo Rae (Tang Wei), quien cubierta de un velo de misterio captura la atención del detective desde el primer momento, haciéndolo debatirse entre la determinación que lo caracteriza de buscar cada detalle que puede servir para conocer al culpable y estos impulsivos sentimientos que lo descolocan e intenta oprimir.
El director logra regalar a la audiencia una historia única, que incluso a ratos pareciese ser una obra de teatro. Juega con la cámara desde planos abiertos hasta primerísimos primeros planos que traspasan la pantalla con emociones que puedes sentir como si estuvieras en la escena junto a los protagonistas. La visualidad es majestuosa, no puedes descansar de querer ver cada detalle, siguiendo esta ilusión de romance disfrazado de policial noir que se vuelve adictivo en fotografía y narración.
En cada escena vas conociendo un poco más de estos personajes que van entregando información dosificada, como si hubiesen estado siempre reticentes de un mundo en el que no confían y recién pudieran conocer un poco de lo que se estaban perdiendo. Esta mixtura de género de thriller policial con romance que loga el realizador se convierte en una historia atrapante, que a pesar de sus 2 horas veinte minutos de duración no deja al espectador salir de ese mundo que construyó, oblingándolo a sucumbir ante lo que está sucediendo en el interior de los protagonistas, y en esa incipiente relación que derriba todo deber profesional de un policía disociado entre su profesionalismo y ésta magnética obsesión por quien está catalogada como una sospechosa más de un crimen.
La música es otra protagonista principal, marcando el paso de la personalidad de los personajes principales y potenciando cada escena que se debate entre esta tensión del suspenso y un seudo-amor prohibido, que construye una atmósfera perfecta para la increíble actuación de su elenco quienes se toman la pantalla y la innundan de sus propias luces y sombras.
Definitivamente, esta película que ya pasó por el festival de Cannes y Toronto, tiene una de las mayores posibilidades de lograr historia en esta edición del festival, levantándose como una de las favoritas de la crítica y preparándose para la reacción de la audiencia en su premiere el día 8 de octubre.