Cinéfilos tuvo la oportunidad de conversar con Nicolás García Hume, que encarna uno de los personajes claves dentro de la recientemente estrenada “El Reino”
Con la calidez y perspicacia que lo caracterizan, Nico García Hume recibe a Cinéfilos para contarnos acerca de su participación en la superproducción de Netflix “El reino”, donde encarna a un personaje complejo y de tintes difusos: Remigio Cárdenas. Cinéfilo de pura cepa, este actor oriundo de Paraguay, nos hace un repaso de sus gustos personales al incluir en la charla su fanatismo por Star Wars, el cine de Quentin Tarantino, su participación en “7 cajas” y su fanatismo por la filmografía de Marcelo Piñeyro, quien lo dirige en la última ficción de la reconocida plataforma de streaming.
¿De qué va?
El Reino es la última superproducción de Netflix que tuvo su estreno el pasado viernes 13 de agosto. Reuniendo un reparto de lujo integrado por figuras tales como Diego Peretti, Mercedes Morán, Joaquín Furriel, Peter Lanzani y el Chino Darín; la historia versa sobre la candidatura de un pastor evangélico (Peretti) rumbo a la vicepresidencia de la República Argentina, cuya fórmula partidaria se ve profundamente afectada por el asesinato de su colega y candidato a presidente durante el acto de cierre de campaña. Remigio Cárdenas (Nico García Hume) será una pieza clave dentro de esta encrucijada política, religiosa e institucional, sentando las bases de una serie de misterios y podredumbres que rodean a los protagonistas, donde el juego de las apariencias no hace más que reforzar la noción de que “nada es lo que parece”.
¿Cuáles fueron tus impresiones a la hora de terminar de leer el guion y encontrarte con todas las complejidades que encierra el personaje de Remigio Cárdenas?
Bueno, cuando terminé de leer los libros en primer lugar me quedé enloquecido con la historia, con todo lo que conllevaba y con saber que iba a interpretar a Remigio. A medida que iba leyendo pensaba en lo que le tenía que suceder al arco del personaje, siendo además muy excitante que te llegue un papel tan rico de interpretar. Después fue un choque de ansiedad saber la exposición que iba a tener; también despegarme de lo que ya estoy acostumbrado o de lo que tengo más oficio para hacer y meterme de lleno en un personaje así.
Aparte trabajar con un cineasta tan reconocido como Piñeyro, imagino que debe haber implicado todo un desafío…
Es que yo soy muy fan de Piñeyro. Soy fan de Tango Feroz, la primera película que me calentó en mi vida (risas). Ya trabajar con él era algo muy groso, laburar para Netflix implicaba un nivel de exposición espectacular y con una productora como K&S detrás, sabía que “El reino” se proyectaba como una producción gigantesca. Yo no lo conocía personalmente a Marcelo, uno hasta que no conoce al director no sabe cómo va a ser la relación con él. Y la verdad es que estoy fascinado con todo lo que es Piñeyro, estoy encantado con todo lo que es él.
Se te notaba muy cómodo con tu personaje, ¿sentís que la mano del director tuvo algo que ver con este proceso? Sobre todo con el hecho de que haya estado tan encima del cuerpo actoral y de otorgarles ciertas libertades para poder profundizar en cada personaje.
Totalmente. Había escenas en las cuales estaba muy inseguro acerca de lo que tenía que hacer; te encontrás necesitando a alguien que te baje a tierra, que te de confianza, que sane esas inseguridades que aparecen y la verdad es que la mano del director está presente en todos lados. Es un amante de los actores Piñeyro, trabajamos muy de cerca, estuve muy contenido por él. A medida que iban pasando los días empezábamos a crecer en una relación de actor/director que la verdad fue maravillosa.
Respecto a este contexto tan particular y anodino que estamos viviendo, donde nosotros como espectadores necesitamos imperiosamente consumir ficciones que nos saquen de esta realidad cruenta y siendo Netflix la plataforma de streaming más importante y con mayor alcance en la actualidad, ¿Cómo te sentís respecto a los niveles de exposición que esto confiere? Es decir, ahora tu trabajo seguramente alcance mayor dimensión dentro del ojo de lo público, ¿Cómo te enfrentás a eso?
Bueno, creo que eso ya es una parte post artística que lo estoy viviendo recién ahora. Al momento de actuar o de trabajar no era un factor que me alteraba, pero obviamente me generaba muchísima ansiedad. La realidad es que todo el laburo que hubo por parte de esta producción fue tan cuidado, me sentí tan contenido en todos los aspectos que el tema de la exposición pasó a ser algo secundario y lo estoy experimentando recién ahora. Yo acá estoy trabajando con más de noventa personas, todos tienen una opinión, una teoría, una lectura distinta de lo que es El reino. Y eso es lo que trae aparejado Netflix, que sea tan fácil acceder y que se generen un montón de teorías y controversias que a mí inclusive me hacen pensar acerca de las cosas que suceden en la ficción. Te lleva a tener nuevas lecturas sobre el producto o tu propio trabajo. Hay gente muy religiosa, cinéfila o politizada que tiene opiniones muy fuertes acerca de lo que pasa en El reino.
Bueno, la ficción se desarrolla dentro de Argentina, siendo una sociedad que se caracteriza por ser muy extremista o pasional. Sucede asimismo que el público se encariña o se obsesiona con ciertos personajes, pueden cruzarte por la calle y abrazarte o insultarte, correr también ese riesgo de no saber qué es lo que podés generar desde la caracterización de tu personaje.
Bueno, pero para mí ese fenómeno es algo maravilloso. Que la gente tome partido por algo, que confundan ficción con realidad significa que algo bien estamos haciendo y que genera algo en el otro. Y si no le gusta a la gente tu trabajo también está bien, esto se trata siempre de un ida y vuelta con los que están del otro lado. No significa que algo que le gusta a todo el mundo está bien o algo que todo el mundo odia está mal, el mundo artístico es expresión, es entretenimiento, es algo que tiene que ver con lo que uno está recibiendo y es demasiado personal.
¿Vos sentís que existe la posibilidad de que tu personaje pueda volver a aparecer en una segunda temporada? Porque sin spoilear pareciera que todo está dado para que la historia continúe ¿Te gustaría que así sea?
Yo creo que en El reino nada es lo que parece. Hay que estar muy atento a todo lo que sucede, hay que ver por lo menos dos veces cada capítulo. Todas las posibilidades están abiertas. No quiero hacer futurología con nada, pero obvio que quiero volver y reencarnar en el pastor o en Mercedes Morán (risas). Está pasando algo maravilloso, pero todavía ni siquiera pienso en el futuro, sino que vivo el presente a pleno, no puedo dejar de disfrutarlo y vivir cosas nuevas sobre mi trabajo que también me hace ver la gente.
Hay una película que los cinéfilos recuerdan con mucho cariño, por la que muchos inclusive te conocimos, y nos gustaría saber qué significó y qué recuerdos tenés hoy de tu experiencia en 7 cajas.
7 cajas para mi es algo maravilloso en mi carrera. Los directores son muy amigos míos. La directora fue mi primera maestra de teatro. Costó muchísimo conseguir los fondos para financiar el proyecto. Nosotros no tenemos instituto de cine en Paraguay, se filmó con una reflex en 53 días de rodaje en el mercado cuatro que es como grabar en La salada de acá. Podíamos grabar desde las ocho de la noche hasta las cuatro de la mañana porque había que hacerlo dentro del horario de actividad del mercado. Todo el rodaje fue nocturno y la verdad es que resultó agotador, yo incluso era mucho más pendejo y era un papel muy difícil para mí. De hecho, en mi país las críticas me mataron, yo venía de la tele de hacer papeles de galancito y tuve que hacer algo muy despegado de lo ya conocido. Pero 7 cajas definitivamente significó un antes y un después en mi carrera, es algo que me hizo aprender muchísimo sobre la opinión del otro respecto a mi trabajo y además la llevo atesorada en mi corazón, dado que no solamente es una de mis películas favoritas sino porque también puso a Paraguay en el mapa del cine mundial.