En el día de hoy, esta cumpliendo 43 años Audrey Tautot y recordamos algunos de sus diálogos que llevaron a esta película a lo más alto.
‘Amélie’ es una de las comedias románticas más recordadas por todos los cinéfilos. La película francesa fue estrenada un 27 de abril de 2001.
Dirigida por Jean-Pierre Jeunet y protagonizada por Audrey Tautou, tuvo más de 30 millones de espectadores en todo el mundo y supo convertirse en una de las películas francesas más taquilleras de todos los tiempos.
¿De qué va?
Amelie no es una chica como las demás. Ha visto a su pez de colores deslizarse hacia las alcantarillas municipales, a su madre morir en la plaza de Nôtre-Dame y a su padre dedicar todo su afecto a un gnomo de jardín. De repente, a los veintidós años, descubre su objetivo en la vida: arreglar la vida de los demás. A partir de ahí, inventa toda clase de estrategias para intervenir en los asuntos de los demás. Primero su portera, que se pasa los días bebiendo vino de Oporto; Georgette, una estanquera hipocondríaca, o “el hombre de cristal”, un vecino que sólo ve el mundo a través de la reproducción de un cuadro de Renoir.
La película se destaca por la actuación de Audrey y por inolvidables frases que detallamos a continuación.
“Son tiempos difíciles para los soñadores.
“La vida no es más que un interminable ensayo de una obra que jamás se va a estrenar”.
“Labios fruncidos, señal de corazón frío.”
“Verá, mi pequeña Amélie, usted no tiene los huesos de cristal. Podrá soportar los golpes de la vida, si usted deja pasar esta oportunidad, con el tiempo su corazón se ira haciendo seco y frágil como mi esqueleto. ¿Qué espera? ande, vaya por él”.
“La suerte es como el Tour de Francia, lo esperas todo el año y luego pasa rápido. Las oportunidades hay que atraparlas deprisa, sin dudar”.
“La vida es extraña. Cuando eres niño no pasa el tiempo, y de pronto un día, tienes 50 años. Y lo que te queda de la niñez, cabe en una cajita oxidada.”
“Sin ti las emociones de hoy sólo serían las envolturas muertas de las del ayer”.
“Usted nunca será una hortaliza, porque incluso las alcachofas tienen corazón”.
Si Amélie prefería vivir en sus sueños y seguir siendo una chica introvertida, estaba en su derecho, ya que malograr su vida es para todo ser humano un derecho inalienable”.
“Cuando un dedo apunta al cielo, el tonto mira el dedo.”
“Amélie tiene de repente la extraña sensación de estar en total armonía consigo misma, en ese instante todo es perfecto, la suavidad de la luz, el ligero perfume del aire, el pausado rumor de la ciudad. Inspira profundamente y la vida ahora le parece tan sencilla y transparente; que un arrebato de amor, parecido a un deseo de ayudar a toda la humanidad la empapa de golpe”.
“Una mujer sin amor decae como una flor sin sol”.