Evan Spiliotopoulos fue el encargado de adaptar y dirigir “Ruega por Nosotros”, el film de terror encabezado por Jeffrey Dean Morgan que estrena este jueves.
Este jueves Sony Pictures estrena “Ruega por Nosotros” (The Unholy), una historia de terror fuertemente apoyada en la religión, en donde un pequeño pueblo es revolucionado por una serie de milagros. A partir de la aparición de María, la virgen que parece comunicarse con Alice y ejercer su divinidad a través de ella. El encargado de investigar todo será Gerry Fenn, un desprestigiado periodista interpretado por Jeffrey Dean Morgan.
El responsable de la película fue Evan Spiliotopoulos, que no solo adaptó la novela de James Herbert titulada “Santuario”, sino que también debutó como director de la mano de este film. Para hacerlo, apoyó gran parte de su proceso en Sam Raimi, que fue productor ejecutivo y estuvo muy involucrado en las instancias previas al rodaje. “Me guió con los efectos visuales y el maquillaje, porque como guionista no tenía idea”, aseguró.
Spiliotopoulos dialogó con nosotros y nos contó cómo fue realizar esta producción que empezó antes de la pandemia y tuvo que ingeniárselas para terminar en plena crisis global causada por el coronavirus. “Estructuré la historia como un thriller periodístico, en donde el personaje principal pela capas de una cebolla y descubre lo que realmente pasa en el pueblo, y lo que pasó, de manera lenta. Quería mantener esa pregunta los primeros 40 minutos: ¿Son milagros reales o pasa algo más?”, explicó Evan en relación con los sustos que genera en el espectador. “ El primer tercio no tiene demasiados momentos de miedo, tiene momentos tétricos e incómodos y misteriosos. Pero no es una película de terror hasta que aparece Marina Mazepa (María)”, aseguró.
Tengo que empezar preguntando lo que todos preguntan: ¿vivieron experiencias paranormales en el set?
Primero que nada, gracias por preguntarme eso. Eres la primera persona entre muchísimos periodistas que me entrevistaron. La respuesta es afirmativa. Sin embargo, no como piensas. Rodamos en Massachusetts, en un pueblo llamado Sudbury. Hay una posada allí, cerca de donde rodamos gran parte del film, que es la más vieja de los Estados Unidos que continúa funcionando. Se supone que hay una habitación que está embrujada. Es un fantasma bueno, de la hija del dueño del lugar en el 1700. Se supone que solo se le aparece a invitados varones. Aparentemente, te arropa, puedes oler su perfume, y a veces puede sentir que alguien se sentó a los pies de la cama. Yo no vi nada. Sin embargo, pudimos rodar dentro y nos dejaron elegir en qué habitaciones hacerlo, y puedo asegurarte, obviamente ya conocía la historia, así que eso tal vez influyó, pero cuando entré a la habitación había cierta tristeza que contrastaba con el “es un fantasma feliz”. Había algo en la habitación que la volvía triste. No quise rodar ahí, no quise quedarme. Eso fue lo que pasó.
Marina Mazepa es contorsionista, ¿escribiste o modificaste alguna escena a partir de su contratación?
No, la elegí por las características que escribí para el papel. Primero que nada, siempre quise una mayoría de efectos prácticos. Cuando veo un fantasma hecho por computadora, me preocupa que la audiencia sea lo suficientemente sofisticada para saber que es irreal, que no hay nada que realmente amenace al héroe. Cuando usas una persona real, con vestuario real y maquillaje real, que puede moverse como lo hace Marina, las reacciones del elenco son más genuinas, se espantan más. Quería una contorsionista. Hicimos audiciones. De hecho, a Marina la vi en un video de YouTube que alguien me mandó, donde hacía de una señora loca de los gatos. Así que ella fue mi primera opción. Por suerte, en las audiciones fue la mejor. Marina es una actriz de verdad, la van a ver en “Malignant” de James Wan, en la nueva “Resident Evil”. Nosotros la mostramos en la escena del funeral como ella misma, como un easter egg.
¿Hubo alguien que se asustara más que el resto por sus apariciones?
Sí, Katie Aselton. Me había dicho que le encantaba ver estas películas pero nunca las miraba porque se espanta mucho. Debo decir que me encantaba asustarla, porque Marina en maquillaje con sus manos, era tétrica.
Escuché a Jeffrey hablar de que su personaje tiene algunas cosas de John Winchester, su personaje de “Supernatural”. ¿Hablaron de esto?
Nunca discutimos eso. Para mí los personajes que escribo tienen alguna referencia de otros personajes que los actores hayan interpretado, porque por esa razón los contrataron para esa película. El actor tiene cualidades que son comunes entre los personajes. Pero no quería traer ninguna conversación de afuera.
¿Cómo le dieron forma al personaje del periodista?
Armé una lista de películas para el elenco, dependiendo de su personaje. Por ejemplo, a Jeffrey le pedí que volviera a ver “En Primera Plana”, “Todos los Hombres del Presidente”, y dos grandes películas de la televisión de los 70: “Kolchak, The Night Stalker” y “Kolchak, The Night Strangler”, que son películas de terror maravillosas en donde corrompen a periodistas que intentan averiguar quién está matando a la gente, primero en Las Vegas y la secuela en Seattle.
¿De qué manera eligieron el pueblo en el que transcurre todo?
Banfield es un pueblo ficticio creado por el autor. Elegimos el pueblo tan cuidadosamente como a los actores. Elegimos Clinton en Massachusetts porque es fascinante, tiene una calle principal donde la mitad de las cosas se ven increíbles, con cines, restaurantes y todo. Caminas cuatro cuadras y, no diré que se vuelve una mierda, pero de pronto aparecen los edificios de alcohólicos anónimos, y enfrente tienes cuatro bares, un local cerrado. Me pareció genial. Un lado era Banfield antes de los milagros y el otro era el después de los milagros, cuando llegaba el turismo. El presupuesto nos limitó, pero quería hacer más cosas en el pueblo, como gente reparando las fachadas de sus locales, que mostrara cómo el pueblo había rejuvenecido.
El coronavirus cortó el rodaje a la mitad. ¿Qué tan complejo fue retomar?
El desafío fue físico, los actores tenían que rodar sin sus tapabocas y estaban vulnerables. Todo el equipo trabajo con máscaras, cubrebocas, guantes, trajes especiales. Rociamos los sets con antisépticos después de cada escena, solo rodamos diez horas en vez de doce como al principio, y solo nos permitían diez extras cuando eran espacios cerrados, pero tenían que estar distanciados. Si ves la película, fuimos afortunados de rodar el tercer acto al principio, porque si no no sé cómo lo hubiéramos hecho. Hay una escena en un funeral que se hizo en la pandemia, y para hacerla contratamos tres familias de tres personas, que tenían permitido sentarse juntas. Entonces, rodábamos, les cambiábamos el vestuario y los reordenábamos, para volver a rodar. Si pausas en esa escena, verás que son las mismas diez personas. Son diez personas llenando una iglesia para 50.
¿Cómo fue trabajar con Sam Raimi como productor?
Fenomenal. Parte de la razón por la que puedo contar esta historia hoy fue porque Sam Raimi era un productor, fue el adulto que nos ayudó a terminarla. Es una de las personas más abiertas que puedas imaginar, es un tipo de Michigan que terminó haciendo cine. Sus consejos fueron fantásticos, me guió con los efectos visuales y el maquillaje porque como guionista no tenía ni idea de esto. También me enseñó que la preproducción es la parte más importante del rodaje, porque es la última vez que puedes equivocarte sin pagar por ello. Es una gran lección que no sé si enseña tan seguido.
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