La nueva película de Disney iba a tener un final distinto.
Raya y el último dragón es la nueva película de Disney, la cual pudo verse en la cartelera de algunos cines de Argentina. Como era de esperar, esta nueva historia logró ganarse el corazón de los más chicos y también del público más adulto. Recientemente, se dio a conocer que su final original iba a ser más oscuro. ¡Todos los detalles a continuación!
La película, dirigida por Don Hall, Carlos López Estrada, Paul Briggs y John Ripa, nos lleva a Kumandra, un mundo mágico (inspirado en el sudeste asiático) antaño habitado por dragones, quienes dieron su vida para salvar a la humanidad del ataque de los Drunn, que convertían en piedra a todo ser que se cruzase con ellos. Sin embargo, su sacrificio, 500 años después, no ha conseguido unir a las diferentes regiones del país, que viven en constante conflicto y desconfianza. La joven guerrera Raya intentará unir de nuevo a las comunidades, pero para ello tendrá que enfrentarse a una terrible amenaza, traiciones y, también, a sus propios demonios. Por suerte, contará con la ayuda del último dragón, Sisu, que fue quien salvó la primera vez al mundo del desastre.
Para quienes hayan visto la película, sabrán que Raya y el último dragón termina con un final feliz (como toda película de Disney). Pero esta no era la idea original. Según contaron los creadores de la película, si algo tenían claro desde el principio era que Raya tenía que perder a Sisu, pero, desde el principio, era una pérdida definitiva. “Subvierte la expectativa original de Raya de que Sisu vendría y agitaría una varita y todo estaría bien. La solución está en nosotros. Tenemos que aprender a confiar los unos en los otros y unirnos. Sabíamos que el dragón tendría que ser eliminado de la historia”.
Aparentemente, Sisu iba a morir, pero a diferencia del final que vimos en la película, no iba a revivir. Pero además de esto, sus hermanos dragones que estaban convertidos en piedra, se iban a quedar así durante toda la cinta. Los creadores pensaron que, así, el mensaje era más potente, pero también más agridulce: “Estábamos tratando de reflexionar sobre si nosotros somos la solución, entonces, ¿por qué estamos trayendo de vuelta a estas criaturas mágicas y místicas? El lugar al que llegamos está más conectado con una perspectiva del sudeste asiático, que dicta que cuando encontramos la solución por nosotros mismos nos ganamos el derecho a manifestar lo místico”.
De esta manera, el final original de Raya y el último dragón contaba con la extinción definitiva de los dragones, pero sí con la unión de los humanos. Al final, la película que llegó a los cines termina con los dragones y humanos felices.