Dirigida por Cameron Crowe, esta película muestra parte de su autobiografía mezclada con ficción, donde no escatima talento en quienes les dan vida a los personajes, presentándonos un reparto imparable.
Una hilarante Francés McDormant como su madre, un apasionado Philip Seymour Hoffman como su mentor, un disperso Billy Crudup como una estrella en potencia, una novata Kate Hudson, que termina ganando el premio de la academia, como su amor platónico, y un brillante Patrick Fugit como el protagonista. El entrañable William Miller (Crowe), un joven periodista de 15 años rodeado de Rock & Roll.
La oportunidad de trabajar en Creem, una revista de música le abre un mundo nuevo a Miller quien termina siendo parte del detrás de escena de las bandas más icónicas de los setenta, principalmente cuando le toca hacer el reportaje principal para Rolling Stone y acompañar en su gira a la prominente banda Stillwater.
Acá comienza el viaje… “Don’t do Drugs” (No tomes drogas) es la frase que caracteriza a una asustada madre que deja embarcarse a su hijo adolescente en el que sería considerado por ella como un casi secuestro por parte de la banda hacia su hijo para conseguir su tan anhelada entrevista.
En ese tránsito, vemos crecer al protagonista, entre buses y aviones, entre altos y bajos, entre enamoramiento y primeras veces, entre decepciones y logros, entre profesionalismo y juventud. Lo que nos regala una pequeña pincelada de lo que fue la vida del director.
Caracterizada por una banda sonora que pasa por clásicos del rock y pegajosas canciones inéditas de la banda a la que acompaña el primerizo reportero, la película cumple un doble objetivo: una trama rápida e interesante y un shot de buena música a la vena.
Es un filme de amor, de búsquedas y encuentros, de egos y superficialidades, pero irónicamente de profundidad y de conexiones infinitas a muy temprana edad. Además, tiene un final iluminante que te sacara más de una sonrisa.
‘It’s all happening”.