Brandon Cronenberg trae visiones de un futuro donde la farándula puede vivir en nuestros cuerpos y donde la locura del fandom va a traer consecuencias fatales para un contrabandista de virus.
En un mundo que continúa obsesionado con sus celebridades, Antiviral muestra su versión más extrema y feroz. Laboratorios que extraen enfermedades de los cuerpos de los famosos para inyectárselos a sus fans así “están más cerca de sus ídolos” o boutiques que venden carne sintética clonada de las células de artistas y músicos. En este mundo adicto a la fama y la simbiosis con aquellos que admiramos vive Syd, un técnico en una clínica que enferma a sus pacientes con los virus a elección. En secreto, Syd trafica virus en su propio cuerpo que usa para ganar un dinero extra, hasta que una operación sale mal y se infecta con una enfermedad mortal que no tiene cura.
Syd, interpretado por Caleb Landry Jones (Twin Peaks) es un personaje sin vida privada, dedicado íntegramente a su trabajo, en un mundo completamente desprovisto de otra emoción que no sea la devoción insana por sus famosos. Cada cuerpo es un objeto por el que entran y salen enfermedades, por el que entra y sale fanatismo. La gente no es otra cosa que estos receptáculos de emociones desenfrenadas. Y Caleb Landry Jones hace un gran trabajo interpretando a este contrabandista de virus, con su cuerpo llegando a un estado crítico, recurriendo a un bastón, escupiendo sangre a cada rato, haciendo una suerte de trabajo detectivesco en una película que a simple vista parece un thriller de terror corporal pero que resulta ser más bien un tech noir con pequeños gestos de horror. También aparece Malcolm Mcdowell pero no hace nada que no pudiera hacer otro actor.
Antiviral es una película que tiene un poquito de todo, tal vez por eso no exceda en muchos de estos aspectos. Su principal fuerza radica en lo novedoso de su premisa y en la construcción del mundo que crea, un mundo repulsivo, gris y frío y en muchos momentos que tienen reminiscencias al trabajo de Cronenberg padre, pero cómo debut es un gran debut y entra en un terreno de la ciencia ficción más pesimista y cínica que hará delicias de los fans de autores como J.G Ballard.