Michel Gondry vuelve a unirse al talento de Jim Carrey para mostrarnos el mundo detrás de un genio en una historia donde la tristeza, la ternura y la comedia se mezclan en un cóctel perfecto que bebe mucho de la obra de Charlie Kaufman.
¿Qué hay en la mente de un genio? ¿O mejor dicho, cómo convive la obra de un genio con su vida personal? Porque Jeff Pickles ha educado a una nación, generación tras generación, el hombre que más entiende y entretiene a los niños, con una pandilla de divertidas marionetas de todos los tamaños y formas, desde el pie de un gigante a un maestro de orquesta de pepinillo. ¿Pero qué sucede cuando la tragedia le roba la salud mental al hombre que aconseja a un país entero desde la inocencia y la sabiduría?
En esta serie de la cadena Showtime, tras una muerte en la familia y su posterior divorcio, Jeff Pickles trata de continuar su vida normalmente, encabezando el exitoso programa “Puppet Time With Jeff Pickles”, clásico de la televisión y negocio familiar multimillonario mientras el duelo y su salud mental, comienzan a causar estragos en su vida. ¿Cómo es que un hombre tan influyente para generaciones enteras no sabe cómo actuar frente a una cita?
Dave Holstein y Michel Gondry construyen un drama con la dosis perfecta de ternura, humor y tristeza, donde ningún elemento sobresale del resto y la mezcla da una personalidad fuerte a una serie muy influenciada por la obra y el cine de Charlie Kaufman, con quien Gondry trabajó en “Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos” (2004) pero que lleva la marca del collage y el surrealismo que Gondry expresó en esta película y en “The Science Of Sleep” (2007) o “Be Kind, Rewind” (2008). La ficción del show de marionetas de Pickles se fusiona con la realidad mientras la mente del protagonista, interpretado por Jim Carrey va cediendo cada vez más a las presiones y algo que no sabe si es la locura definitiva o una iluminación más grande que la vida que le trae una nueva forma de encarar su vida y su mensaje al mundo.
La serie descansa sobre los hombros de Carrey pero curiosamente, su personaje no es el más gracioso de la serie y es que el trabajo que hacen Catherine Keener, como su hermana, la creadora de todas las marionetas y tal vez la genia incomprendida de la familia y Frank Langella, como su padre, el férreo productor del programa y la base, muchas veces desalmada, no solo del show sino de su familia. Pero esto no eclipsa para nada el trabajo de Carrey, cuyo su papel como Jeff Pickles atraviesa todos los matices posibles, desde el gurú televisivo que influencia a todo un país con sus consejos, al padre fallido y a veces ausente, al amante sin tacto para el amor y los tiempos del romance y el hijo que lleva marcas de una infancia con demasiadas expectativas sobre su espalda. El espectro de emociones de Carrey gira constantemente como una ruleta y los resultados son igual de azarosos, nunca sabiendo cómo va a reaccionar pero con la sospecha de que cada paso que da lo acerca más a la locura.
Es muy interesante como la serie muestra el impacto cultural que puede tener una sola persona y como, precisamente, no es más que una persona, llena de defectos y falencias. Jeff Pickles es un hombre que le cambia la vida a la gente con solo aparecer en un televisor. Una mujer deja automáticamente todas sus adicciones por ver uno de sus programas, cambia de hábitos y recupera su vida, solo por su influencia. Las jugueterías se convierten en zonas de guerra cuando presenta sus nuevos productos. Los convictos en el pasillo de la muerte piden su merchandising como última cena. La serie arranca con el show de Conan O’Brien y un público absolutamente hipnotizado con sus canciones y un Danny Trejo (como él mismo) que se declara fan acérrimo del animador.
Además de analizar el impacto de un genio y su vida personal a través de un lente honesto y a veces surreal, Kidding explora también la vida de estos ídolos de la infancia que uno siempre veía cómo prototipos perfectos y asexuados, más un conjunto de virtudes que un ser humano. Cómo dice su padre en un momento de la serie “Cuando la gente ve a Jeff Pickles ve ojos, ve orejas, pero no ve nada entre las piernas” y precisamente, Pickles es un personaje que a pesar de parecer en su privacidad más humano que para el ojo público, no sabe cómo interactuar con su hijo, cómo resolver su divorcio y cómo acercarse a una mujer. Y cada momento de rareza o de extrema honestidad, es una prueba del genio brillante y multifacético de un actor como Jim Carrey.
Cómo dijimos antes, Kidding es una serie que sabe perfectamente cómo balancear sus tonos. Luego de una situación que desata carcajadas viene un golpe bajo que nos lleva a la lágrimas, seguido por un momento de ternura que nos hace sentir un poco a salvo de las crueldades del mundo, porque el mundo en Kidding es un mundo cruel y esta contraposición con la visión idealista y a veces extremadamente inocente con la que mira la vida el personaje de Jeff Pickles es la que sostiene una trama que siempre va en busca de más y que a pesar de apretar, nunca ahorca, y la asfixia y la locura que va transformando a su personaje nos rompe el corazón sin terminar siendo opresiva.
Una opción más que recomendable si estamos buscando una comedia diferente, más cercana a los papeles dramáticos de Jim Carrey, que nos va a hacer emocionarnos y divertirnos por partes iguales. Una trama única y humana, donde las cosas muchas veces no son como parecen y donde todo puede ir siempre peor, pero no importa que tan cruel sea el mundo, siempre nos arranca una sonrisa, aún cuando también nos arranca el corazón.