Es el debate sin fin, el eterno dilema. El mundo cinéfilo se divide entre los amantes del subtitulado y los defensores del doblaje. Después de tanto decidir qué vamos a ver en el cine, la frutilla del debate siempre es: ¿Doblada o subtitulada? Y otra vez, ¡Acción!
El subtitulado y el doblaje son los medios que hacen posible el acceso al cine. Disfrutar el cine y las series sería imposible sin uno o el otro. Si no contáramos con ellos, estaríamos limitando el público a quienes entienden el idioma original, y que, además, disfrutan de dos horas de diálogos en un idioma extranjero, sin adaptaciones de ningún tipo.
Quienes pudieran pertenecer a esta pequeñísima audiencia no tardarían en ver lo difícil de compartir la película con padres, abuelos, hermanitos, incluso amigos y parejas. Por eso, estas intervenciones son fundamentales y nuestra experiencia audiovisual está íntimamente ligada a ellas.
Poder ver: Ver parte 2