Una reinterpretación de Hitchcock llena de acción, misterio y una generosa cantidad de errores de continuidad. Disponible en Netflix.
A pesar de haberse estrenado hace 17 años, Paranoia experimentó un resurgimiento en popularidad gracias a su llegada a Netflix. Las nuevas generaciones descubrieron este clásico del suspenso, posicionándolo como uno de los thrillers psicológicos más vistos de la plataforma.
Kale Brecht, interpretado por Shia LaBeouf, un adolescente problemático, es condenado a arresto domiciliario tras una pelea en la escuela. Aburrido y confinado en su casa, comienza a observar a sus vecinos a través de una ventana. Pronto, Kale se obsesiona con la familia de enfrente, en especial con Ashley (Sarah Roemer). Sin embargo, su fascinación se convierte en terror cuando cree presenciar un asesinato cometido por el misterioso Sr. Turner (David Morse).
La película dirigida por D.J. Caruso no solo comparte su temática del voyeurismo y la paranoia con la obra maestra de Alfred Hitchcock, La ventana indiscreta, sino que también la reinterpreta para una nueva era. En ambas películas, los protagonistas se encuentran confinados en sus hogares y utilizan la observación para descubrir un crimen.
No todo lo que brilla es oro
¿Qué hace que Paranoia siga siendo tan atractiva después de tanto tiempo? La clave de su éxito radica en una combinación de elementos que la convierten en una película atrapante, claustrofóbica e indispensable para todo amante del misterio, Sin embargo, algunos detalles descuidados y errores de continuidad fueron notados por los espectadores más atentos.
Por ejemplo, en una escena destacada, Kale cae en un pozo debajo de la casa del Sr. Turner y descubre un cambio inexplicable en el estado del agua. Además, se observan diferencias en los accesorios de Kale y en las heridas de su rostro a lo largo de la película.
La falta de coherencia también se extiende a objetos y propiedades, como una ventana inicialmente destrozada que luego muestra fragmentos de vidrio en escenas posteriores. Incluso los vehículos presentan una inconsistencia notable en la marca y modelo.
A pesar de su intrigante trama y su elenco estelar, Paranoia demuestra que ni los grandes presupuestos pueden salvar a una película de los deslices técnicos y de continuidad. Estos errores, aunque sutiles, brillan con claridad para los espectadores más exigentes, subrayando que incluso en Hollywood, los detalles pueden pasar desapercibidos. Al final, Paranoia nos recuerda que el glamour y el talento no siempre van de la mano con la perfección cinematográfica.