En “Cómo tener sexo”, Molly Manning Walker desnuda ciertos tabúes de la sociedad con una urgencia radiante y reflexiva. Disponible en MUBI.
En su ópera prima, la directora británica Molly Manning Walker nos invita a enfiestarnos en el tumultuoso mundo de la adolescencia con Cómo tener sexo. La película, ganadora del premio principal en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes, es un retrato ajustado y sensible de algunos días en la vida de tres amigas durante unas vacaciones intensas, tan radiantes y opacas al mismo tiempo, en un resort estudiantil en la isla de Malia, Grecia.
Cómo tener sexo comparte resonancias con Spring Breakers, ofreciendo una visión audaz y sin filtro de la juventud y sus exploraciones. Ambas películas capturan la euforia de la libertad juvenil durante unas vacaciones, pero mientras que Harmony Korine se sumerge en la criminalidad, Manning Walker se centra en las complejidades del consentimiento y la presión social en torno al sexo. Mientras captura la excitación imparable de ser jóvenes y experimentar la vida loca sin la restricción parental, la historia se desarrolla con una mezcla de efervescencia, exuberancia, y confrontación centennial.
¿De qué va?
La trama se despliega con la vitalidad y caos propios de la adolescencia, siguiendo las peripecias de Tara, Em y Skye, tres amigas británicas menores de edad, durante su estadía en la isla griega. Desde su llegada, el entusiasmo desbordante se manifiesta con gritos, papas fritas y chupitos en una habitación con vista a la pileta. Preocupadas en parte por su futuro profesional, pero no lo suficiente para evitar el descontrol generacional, las jóvenes viven estos días con las emociones a flor de piel hasta que todo el brillo del neón se empieza a oscurecer.
Manning Walker opta por un enfoque descriptivo en los primeras escenas de la película, exponiendo la hiperactividad adolescente y las dinámicas entre las amigas. Mucho alcohol, mucho baile y mucho glitter. Pero el clima de fiesta es solo la fachada de una denuncia que la directora busca poner sobre la mesa sin ninguna bajada de línea. Con frescura y agudeza, pone en exhibición lo naturalizado que tenemos como sociedad ciertos asuntos carnales. Cómo tener sexo se destaca por su capacidad para explorar sutilezas y zonas grises en la relaciones, una película que va más allá de los estereotipos adolescentes y que aborda estos temas sin juzgar, permitiendo que la audiencia se identifique con sus experiencias.
No obstante, las conversaciones posteriores a las proyecciones revelan la necesidad continua de discutir y educar sobre el “no es no”, ya que algunas audiencias aún debaten conceptos esenciales, como la definición de abuso sexual y la importancia de la comodidad en el consentimiento. La película sirve como un espejo provocador de la sociedad y un recordatorio de que el diálogo abierto sobre estas cuestiones es esencial para el progreso.