Desde Cinéfilos, te recomendamos el debut de Michelle Garza Cervera, una película de terror mexicana imperdible. Disponible en Amazon Prime.
En las sombras, siempre hay algo brillante para ver. De esa oscuridad tan lúgubre y necesaria, nace Huesera, la película mexicana que corrompió los linajes del terror para engendrar una oda sepulcral sobre los recovecos de la psiquis. Con destreza cinematográfica, la directora Michelle Garza Cervera explora las dimensiones más íntimas del miedo y la transformación que parte de un mal sueño. Al igual que las ramas de un árbol torcido, el horror y la maternidad se entrelazan, formando un vínculo inquebrantable que evoca tanta reflexión como escalofrío.
En la línea que Rosemary’s Baby de Roman Polanski amalgama la ansiedad maternal con lo siniestro, Huesera audazmente enfrenta los temores y tabúes que acompañan esta experiencia. La película retrata de manera tenebrosa cómo el amor hacia un hijo puede convivir con la inquietante sensación de algo perturbador creciendo adentro. A medida que avanza, evoca el desgarrador declive hacia la paranoia decodificada por artilugios narrativos y estéticos que adornan el terror a cuenta gotas.
El cuerpo humano se convierte en un lienzo fantasmagórico en el que se plasman las manifestaciones de los miedos y las metamorfosis internas. Desde el comienzo, Valeria (interpretada por Natalia Solián) comienza a experimentar una serie de cambios físicos que, en lugar de traer alegría, generan una creciente de asfixia y alucinaciones de terror. En su ópera prima, la cineasta sabe enrocar a la perfección una serie de efectos para mimetizar estos síntomas de manera visceral. Los sonidos de huesos crujientes y distorsiones corporales se convierten en un eco constante, sumergiendo al espectador en el estado de desasosiego que sufre la protagonista.
¿De qué va?
El body horror en Huesera va más allá de lo superficial y se adentra en las entrañas de lo psicológico. A medida que Valeria se enfrenta a su propio cuerpo en constante transformación, la película plantea interrogantes sobre la pérdida de control, la desconexión con uno mismo y la angustia que puede surgir cuando la identidad y la percepción se ven alteradas por una maldición. Los demonios de Valeria se convierten en una metáfora poderosa de las luchas emocionales que acompañan a la maternidad y a la presión social que rodea este aspecto de la vida de una mujer.
Desde su estreno, Huesera recibió una avalancha de elogios por parte de la crítica, consolidándose como un debut cinematográfico excepcional que destaca a su directora entre las nuevas voces del cine contemporáneo. Este reconocimiento no solo celebra su calidad artística, sino también su habilidad para generar diálogo en torno a temas profundos. Así, Huesera parece ser solo el inicio, una puerta que se abre hacia un universo cinematográfico aún más amplio y desafiante, que señala un futuro lleno de potencial.