En el Festival de Cine de Nueva York se presentó Alcarrás, un retrato rural del Carla Simón que representará a España en los premios de la academia.
¿De qué va?
Alcarrás es una tranquila localidad de Cataluña, donde todos se conocen. Allí vive una familia que subsiste gracias a la cosecha y venta de duraznos. El padre de familia, Quimet (Jordi Puyol), es quien lidera el trabajo de recolección, pero es acompañado por su hijo Pau (Isaac Rovira), su cuñado y luego por todos los integrantes del clan, que incluyen a su abuelo, su señora Dolors (Anna Otin), su hermana, y sus hijas Mariona (Xenia Roset) y la pequeña Iris (Ainet Jounou).
Durante generaciones ésta es la vida que han conocido, todo siempre a ritmo pausado, acompañándose en familia y preocupados más de la cotidianidad de la subsistencia que de grandes problemáticas existenciales. Pero todo cambia cuando les llega la notificación de que deben dejar su casa y el terreno donde habitan porque se vendió a un proyecto de energía solar.
Tal como pasa muchas veces lejos del bullicio de la urbe, Carla Simón su directora, logra tomarle el pulso a la tensión de la llegada repentina de camiones y paneles solares que comienzan a impactar la vida de la familia sin que nadie se preocupe de qué pasará con ellos cuando el proyecto comience a desarrollarse y a operar. Tampoco la familia puede para y cuestionarse sobre el futuro porque debe seguir trabajando para mantenerse y su conocimiento, casi ancestral, siempre se ha estado ligado con la tierra y nada más.
Alcarrás y el espectador
Una de las virtudes de Alcarrás es esto, el espectador es quien hace estas preguntas en un acompañamiento activo ante las reacciones emocionales de los protagonistas que comienzan a a desestabilizarse, cada uno de distinta manera, por lo que está sucediendo. Esta cadena que trasciende a las generaciones muestra cómo lo abordan los adultos, los adolescentes y los niños de la familia volviéndolo un viaje casi etnográfico espectacular. Aquí, la realizadora también tiene la delicadeza de hacer un balance entre el drama que se siente en cada fragmento del desarrollo del film, con el contraste de la inocencia de la mirada de los niños que poco entienden de preocupaciones adultas y de formalidades contractuales inexistentes. Con Iris a la cabeza, una niña de campo que disfruta cada momento de su libertad en la naturaleza potenciando su creatividad al máximo, se crea un mundo paralelo que permite al espectador transportarse a viajes al espacio en un auto averiado o a defenderse de la guerra junto a sus primos, los gemelos que acompañan sus travesías enmarcadas en su infinita imaginación.
Existen varias historias subyacentes a la narración, no solo es romper un acuerdo que se había mantenido de palabra hasta la muerte del dueño del lugar, ni de un ofrecimiento al padre de familia de administrar el proyecto energético al que rotundamente se opone, es la negación a la identidad, a un estilo de vida que se ha mantenido y con el que han crecido los integrantes de la familia, es el amor a la agricultura y todo lo que nace de ahí.
La película termina siendo una invitación a conocer a una familia que puede ser cualquiera que subsiste de la siembra y la cosecha, que trabaja de sol y sombra, que disfruta de lo que le da la huerta para el diario vivir y que comienza a ver cómo el desarrollo le quita lo que ha construido toda su vida. En ese sentido es un relato íntimo, sensible y que cuenta con un detalle no menor, sus actores no son profesionales y lo hacen increíblemente bien, logran trascender en la inocencia de buscar alguna solución, en entregarle a la audiencia el retrato de una familia unida que comienza a tensionarse por transitar en el camino de poder perderlo todo. La realizadora nos permitió abrir las puertas de una historia que toca corazones y que por algo se termino quedando con el Oso de Berlín.
Sobre su estreno
Luego de su triunfo en Berlín, la película de Carla Simón ha sido seleccionada por la Academia de Cine para competir en la 95ª edición de los Premios Oscar y, recientemente, la plataforma de streaming MUBI anunció que adquirió los derechos del nuevo film de la directora de Verano 1993 por lo que llegará mediante su plataforma a Latinoamérica.