Llega a Netflix “El cuaderno de Tomy”, una película inspirada en el tránsito del cáncer de María Vázquez, que tomando la enfermedad con humor, decide dejarle un cuaderno a su hijo para que la recuerde. Hablamos con Esteban Lamothe, que interpreta a Federico, su marido.
¿Conocías el caso de María Vázquez antes que te llegue la propuesta de la película?
– La verdad que no, no sabía nada y me enteré y me empecé a interiorizar con la película a partir de la convocatoria. Ahí empecé a conocer la historia de María y Sebastian.
– ¿Y cómo fue que te llegó la propuesta?
– Yo hace mucho que tenía ganas de trabajar con Carlos (Sorín), ya lo habíamos intentado y no se había dado. Me gustó mucho el guión, por empezar, más allá de que no conocía la historia, me gustó mucho el guión, tenía muchas ganas de trabajar con Valeria (Bertuccelli) también. Entonces me llamó Carlos y cuando leí el guión me di cuenta que era un personaje que yo podía hacer, que podía encontrar algo nuevo ahí, me daba muchas ganas.
– ¿Cómo te atravesó este personaje desde tu rol de padre?
– Me sirvió mucho, hubo varias cosas que me inspiraron para poder trabajar el personaje, por supuesto mi hijo, y la posibilidad de que eso ocurra. También el encuentro con Sebastian Corona, y también tengo un amigo que falleció en la cuarentena, era el padrino de mi hijo y estuvo enfermo mucho tiempo, entonces también tenía eso en el cuerpo.
– ¿Cómo fue ese encuentro con Sebastian Corona?
– Estoy muy agradecido con Sebastian, si bien yo no hago de él ni nada, pero está basado en la historia de ellos. Me sirvió mucho que el me abra las puertas de su casa, ver los libros de María y el lugar donde ellos habían construido todo.
No es que me sirvió en términos actorales para imitarlo o copiarlo, sino que me sirvió estar con él, su energía, fue re intenso el encuentro. A ella le gustaban muchos libros que a mi me gustaban, fue muy intenso ver eso; era gente que perfectamente podían ser de mi círculo. De hecho nos dimos cuenta con él que habíamos estado en la misma función de una película, hace 20 años. Nos dimos cuenta hablando de que él y María estaban en la misma función que yo y fue muy revelador e inspirador, conocerlo a él y su historia.
– ¿Te influyó un poco tu pensamiento sobre el cáncer? Teniendo en cuenta la perspectiva que tomó la película
– A mi me parece extraño también lo que pasa con la muerte y la enfermedad y no me gusta, pero no porque nos vayamos a morir, porque nos vamos a morir todos, pero como no tenemos tan incorporada la muerte y sí el nacimiento, siempre lo que ocurre ante la inminencia de la muerte es que es para todos, nadie está para siempre.
Es terrible lo que pasa en términos de que la gente se paraliza cuando hay una persona enferma, se asusta, huimos del miedo, de la muerte, de la enfermedad, no lo miramos a la cara. Me parece que la película y la propia María Vázquez lo que hicieron fue eso, es como que viene un perro malo corriendo y en vez de correr dice “ya fue, corro hacía él” y ella hizo eso, corrió hacia ahí, hacia enfrentar la muerte, la enfermedad y la ausencia de ella, dejar a ese hijo y ese marido. Fue muy valiente.
-¿Pusiste algo de vos en tu personaje o en este caso su comportamiento fue ajeno a vos?
– La verdad es que siento que en algunos personajes uno puede poner más de uno que en otros, y en este caso me dejé llevar por la energía. Porque la verdad que estaría muy contento si logro reaccionar como reacciona Fede ante una situación así, porque hay una ausencia total de ego en él, o sea se entrega a eso y también entiende y acompaña a María.
Mas allá de que no afloja porque no se puede quebrar en la película, no se puede tirar al piso el personaje y decir “por qué?” es un chabón que está ahí y está completamente corrido de si mismo pero pensando en su hijo y en su mujer. Está un poco iluminado y también acompañando a su mujer que se está iluminando de cara a la muerte y eso es muy difícil de entender, ¿cómo una persona está cercana a la muerte e ilumina con un libro? Bueno, quizás porque la muerte tiene una prensa malísima en esta cultura occidental, quizás el gran secreto sea ese, el secreto de la muerte es alguien que nadie conoce, nadie volvió de ella, nadie fue un tiempo a la muerte y volvió para contarnos; entonces me parece que quizás hay que empezar a pensar un poco mas en esa manera de encarar las cosas.
También en relación a la eutanasia y la medicina occidental que pretende mantener viva a una persona a cualquier precio. Hay muchas cosas que la película te deja para pensar
-¿Vos ya te habías interesado en el tema de la eutanasia o la sedación terminal antes de la película o la historia te llevó a eso?
– No la verdad que no, o sea, sabía que había casos, y lo de la sedación, porque tuve gente alrededor que estuvo acompañando a gente que murió pero no estaba al tanto del tema legal, la iglesia, la medicina y toda esa movida de la eutanasia. Es una película que también viene a hablar de eso.
Lo que yo estoy de acuerdo es en la posibilidad de elegir, el autoconocimiento y la elección propia, o sea no se puede estar a favor o en contra de algo, ya hay que acabar con eso, más que nada en este país que es todo binario, o sos esto o sos lo otro.
Me parece que lo que sí tenemos que tener es derecho a morirnos como queremos, no digo a suicidarnos, pero cuando vos ya sabes que te vas a morir lo menos que te puede dar la vida, o la medicina o la ley es la posibilidad de elegir como hacerlo. Es ridículo que uno no pueda decidir como morirse cuando sabes que te vas a morir. Si elegimos que ropa nos ponemos, por suerte, elegimos el presidente, ¿cómo no vas a tener esa libertad?
-¿Cómo fue trabajar para una película de Netflix? Aunque ya habías estado en una serie (Puerta 7)
– Es otra cosa, fueron dos rodajes muy distintos a pesar de que los dos fueron de Netflix. Fue bárbaro la verdad, El cuaderno de Tomy fue un placer, creo que todos los que estábamos en ese set de filmación queríamos estar ahí y eso no pasa siempre, pero esta vez sí pasó eso. Creo que todos nos sentíamos agradecidas y agradecidos de hacer eso y entonces ya había una energía, un deseo y unas ganas de hacer las cosas bien y además porque había una historia para contar, y fue una oportunidad enorme para todos los que estábamos ahí poder contar eso y funcionó perfecto. Funcionó perfecto Netflix con Pampa que fue la productora de acá, fue un placer y ojalá haya muchos proyectos como este, porque da gusto trabajar así, también Sorín que es un director brillante, grandioso y Valeria (Bertuccelli) igual, fue un combo perfecto y no siempre los combos son perfectos, se armó un equipo muy sólido muy bueno.