El director del documental sobre el máximo tenista en la historia argentina habló del proyecto que llega el 27 de octubre a Netflix
Pasaron más de 40 años y Guillermo Vilas pidiendo que lo reconozcan como líder del ránking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP). En la década del 70, el atleta argentino vivió su mejor momento como deportista, y durante mucho tiempo peleó para que se corrija un error que él cree que hubo en el sistema de puntos, que no le permitió superar a Jimmy Connors y ser el Nº1.
En el 2015, un informe realizado por el New York Times puso a Eduardo Puppo, un periodista dedicado al tenis, en la mira de un grupo de cineastas entre los que estaba Matías Gueilburt. A partir de allí, entendieron que esa historia merecía ser contada y expandida, para llegar a un mayor público y dar ese empujoncito que le faltó a Vilas para ser reconocido como líder del ránking mundial. Por eso, se reunieron con el reportero y comenzaron un arduo trabajo de investigación que acompañó el que ya tenía hecho Puppo y lo completó con testimonios de primer nivel.
En poco más de una hora y media, “Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada” se plantea dejar en evidencia qué fue lo que pasó en la década del 70 y el estado actual de la investigación que la ATP se niega a reconocer. Desde Ion Țiriac, su inolvidable entrenador rumano, hasta tenistas contemporáneos a Guillermo y otros que se criaron viéndolo, el documental puede disfrutarse desde el 27 de octubre en Netflix y está pensado tanto para fanáticos del deporte como para aquellos que quieran ver “una historia de amistad entre Puppo y Vilas”.
¿Cómo nació el proyecto?
A mediados del 2015 mi socio leyó la nota del New York Times sobre la investigación de Puppo. A él le gusta mucho el tenis y venía siguiendo eso, cuando lo leyó se volvió loco. Nos juntamos con él y profundizó lo que la nota contaba. Nos pareció increíble que alguien dedique tan tiempo apasionadamente en busca del reconocimiento de un deportista. Ahí había una gran historia para contar. A partir de eso había otro relato que era el de quién era este hombre al que no le habían dado el reconocimiento.
¿Qué tan difícil fue convocar a todos los tenistas de élite? ¿Faltó alguno?
Faltarnos creo que no, están todos los que queríamos… ¡Connors! Porque nos agarró la pandemia. Tiriac para mí era fundamental, logramos hacerlo porque en Rumania se abrió un agujero de la pandemia y fuimos. Es un trabajo como siempre, la gente que vive arriba de un jet es complicada. Hubo mucha predisposición. Creo que hay como un reconocimiento general de que a Vilas le den lo que le corresponde. Todos desde su lugar trataron de ser parte de eso también. Es muy lindo.
¿Fue muy complejo ordenar el hilo narrativo de una investigación que año a año puede tener sus cambios?
Había que encontrar el punto de partida de lo que queríamos contar, yo no quería hacer una biografía. Teníamos dos líneas, un personaje en la línea presente que te contaba la investigación de Puppo. Pero por otro lado necesitábamos contarle quién era ese deportista al espectador que no sabe mucho de tenis. ¿Qué significa ser número 1? El pasado lo cuenta él mismo, cuenta su relación con su padre, cuando decide jugar al tenis porque ser abogado lo hacía infeliz, cómo vive los años 60. Eso era lo que me interesaba. Cuanto más escuchábamos a Vilas, más a los gritos nos decía una idea maravillosa tras otra y contaba de esta forma de soledad que tiene el tenista, que se hace a él mismo. Es un deporte totalmente individual. Lo más complicado fueron los avatares del tiempo, que la ATP decía que le iba a dar el reconocimiento pero no pasaba. Eso más que nada es emocional, eso generaba bronca, tristeza.
¿Qué les pareció a ellos ver el documental?
Fue muy movilizante. Lo que nos pasa a todos. Lo quería ver con Puppo porque era frenar cada 2 minutos. Cuando te metés con las personas muy adentro, ya no lo podés ver desde afuera y entonces te moviliza mucho. Ellos se emocionaron, a Puppo le gustó un montón.
Es un proyecto ambicioso, con viajes a Francia, Mónaco, Estados Unidos. ¿Qué rol jugó Netflix?
Nosotros apostamos rápidamente a Netflix, hablamos con ellos, les contamos el proyecto y se entusiasmaron con la historia. El recorrido tenía que ver con los lugares que su figura había tenido mayor profundidad. No pudimos ir a Australia por la pandemia, que fue donde ganó los Grand Slam.
¿Fue difícil conseguir el material de archivo?
Sí, como en todos los proyectos la parte del archivo es complicada. Sobre todo es lenta. Ni hablar los derechos de los torneos. Tenemos mucha experiencia. Siempre terminás puteando porque se hace engorroso, pero por lo menos teníamos la gimnasia.
La ATP no tiene un testimonio directo…
No hay testimonios directos. Lo que avanzaba era más una investigación formal de Puppo. En paralelo de la película seguían las presentaciones en la ATP y en un momento decidieron no darle más bola.
¿Cuál es el objetivo que se plantearon con este documental?
El objetivo es que a Vilas le den el Nº1. Si nosotros podemos empujar… Lo que hizo Puppo fue un trabajo de muchos años juntando papelito por papelito, trabajo de hormiga para poder demostrar una realidad. Estaría bueno que se haga realidad ese sueño. Y después ojalá que la gente disfrute lo que uno le pone mucho corazón y esfuerzo, y que encuentre en esto historias humanas.