Una misión los junta, la tecnología los ayuda y prueba tras prueba, se hace más difícil escapar.
Inspirada en el espeluznante caso español de “La Manada”, en el que una joven de 18 años fue víctima de una violación masiva grabada por los mismos ejecutores, esta serie de 8 capítulos, dirigida por un equipo argentino, actuada por un elenco chileno y que cuenta con una producción chileno- británica, desborda realidad dentro de su ficción contando un crudo relato de violencia contra la mujer.
Todo parte en un convulsionado Santiago de Chile, un colegio de barrio alto, una cámara digital de mano, una estudiante apoyada en un banquillo, una voz en off que le pide emitir sonidos de excitación, lágrimas de miedo contenidas y a lo lejos, como estandarte, el ritmo ascendente de las afiladas rimas de la cantautora Anita Tijoux entonando “Nos tocan a una, nos tocan a todas”. Bienvenidos a La Jauría.
Las alumnas del colegio católico Santa Inés, se unen en protestas y realizan la toma del establecimiento debido a casos de abuso sexual de parte de un profesor, Ossandón (Marcelo Alonso) a una estudiante, Sofía (Mariana Digirolamo).
Mientras se escuchan cantos a coro que claman por justicia, el multifacético sacerdote, entrenador del equipo de rugby y rector del lugar, Emilio Belmar (Francisco Reyes) realiza infructuosas conversaciones para que se les permita el libre acceso a sus compañeros. Lo que tampoco puede ser resuelto por el mediador y psicólogo del colegio, Manuel Montero (Alberto Guerra).
Sin dar pie atrás, el movimiento agarra más fuerza con la fulminante desaparición de su líder, Blanca Ibarra (Antonia Giesen). Evento que martiriza a sus padres, Bruno (Daniel Muñoz) y Verónica (Amparo Noguera), y que destruye a su hermana menor, Celeste (Paula Luchsinger), cuando se viraliza un video donde se ve a Blanca ultrajada por un grupo de hombres encapuchados.
Desde ahí, todo se vuelve personal. Al más puro estilo de La Chica del Dragón Tatuado, Celeste, que tiene un valioso don cibernético, logra dar con un logo y un juego virtual que se convertirá en la primera pista para conocer el paradero de su hermana, y que apoyada por las detectives encargadas del caso, Olivia Fernández (Antonia Zegers), Elisa Murillo (Daniela Vega) y Carla Farías (María Gracia Omegna), comienzan a enfrentar, no sólo la búsqueda incansable de culpables tras el suceso, sino que las lleva a entender que esta será la punta del iceberg de una red masiva de violencia progresiva contra la mujer. Donde ellas también, acaban de entrar.
El destape de este macabro submundo, en ocho horas de relato, envuelve al espectador en un equilibrio precario de suspenso e investigación policiaca atestada de perversos detalles y rápidos capítulos cargados de acción, juegos psicológicos y manipulaciones emocionales que hacen de esta serie un espiral de tensión intrigante y adictivo, y que a través de rushs adrenalínicos, muestran al ser humano en sus instintos más intrínsecos. En un estado de naturaleza pura y animal.
Thomas Hobbes, afirmaba que “El hombre es el lobo del hombre”. Esta metáfora trasversalmente es aplicada en La Jauría, haciendo referencia a que la naturaleza de algunos seres humanos exuda violencia y crueldad, más aún, cuando se actúa en “manada”, donde se aísla al más débil y se refuerza al más fuerte. En la serie, esto se retrata a través de un juego virtual que convierte a todos los hombres en sospechosos, todos pueden acceder a él, todos pueden convertirse en perpetradores, expone a tu espacio más íntimo, coercitivamente transgrede tu juicio y te hace caer vulnerable ante su objetivo. Lo quieras o no.
Este thriller policial, logra presentar una versátil propuesta latinoamericana que llegará a 200 países y que visibiliza la problemática de la violencia contra la mujer de manera explícita y contemporánea, realizando un ácida crítica a la naturalización de un sistema judicial y social que descansa en vicios patriarcales y machistas ciegos ante este tipo de abusos.
La serie, expone que ya se han fracturado las estructuras que hasta hace un tiempo eran incuestionables y demuestra que, hoy, en esas fisuras, emergen voces cansadas del silencio y la censura, y nacen expresiones propulsadas por una fuerza unitaria invadida de derechos de igualdad. Así son retratadas sus protagonistas, mujeres audaces y potentes, que son capaces de inmolarse por la búsqueda de justicia para conseguir darle voz a quienes ya no la tienen o podrían estar cerca de perderla.
Todo esto acompañado de grandes actuaciones que incluyen a un impertérrito Alejandro Goic (Jorquera); un intuitivo Alfredo Castro (Petersen); unos impecables Claudia Digirolamo (Francisca) y Luis Gneco (Claudio). Sumado a la incorporación de nuevos talentos como Lucas Balmaceda, brillante, personificando al novio de Blanca y un estoico Giordano Rossi, como Augusto, el líder del equipo de Rugby.
La Jauría, es una serie que merece ser vista desde cualquier parte del mundo, por la transversalidad de su temática, pero también, por su magnético dinamismo que está cargado de acción y suspenso.
La serie ya está disponible en Amazon Prime Video.
Comienza el juego y también, la cacería…