Con un final iluminante que obliga a la reflexión y que, consciente del drama desarrollado, termina con un mensaje de cambio y esperanza.
Basada en la novela de nombre homónimo “All The Bright Places” de la escritora Jennifer Niven, Violet y Finch (Nombre en español) es una película que visibiliza los problemas de salud mental a través de un relato de amor adolescente que provoca múltiples sensaciones al termino de sus casi dos horas.
Una trama que te invita a entender a sus protagonistas en su lado más oscuro y también emocionarte con ellos cuando son capaces de brillar y hacer brillar al otro. Un amor adolescente que va entre depresiones y miedos. Un encuentro en la diferencia y la dificultad del día a día. Una invitación a disfrutar y reflexionar sobre cómo vives la vida.
Justice Smith, el otro actor principal de The Get Down, una de las series más costosas de la plataforma, y la más pequeña de las Fanning, Elle, encarnan los personajes de Violet Markey y Theodore Finch.
Violet, la protagonista, es una adolescente marcada por la pérdida de su hermana, sumida en una profunda depresión que la mantiene alejada del presente. El relato la lleva a conocer, en el momento más indicado y de manera fortuita con quien será su salvador.
Los personajes principales se (re) conocen en la cornisa de un puente, pasean por Indiana, hablan de lo que no pueden hablar con otros y recorren juntos su descubrimiento personal en la complejidad y profundidad de su adolescencia y sus dolencias de vida.
Elle Fanning, logra en su papel convencer y emocionar incluso al menos sensible. A ratos roba el aliento y te hace creer y empatizar sin dudar en los sentimientos de una adolescente desgastada por el dolor y la pérdida pero que poco a poco va abriendo, a golpes, su corazón para ir sanado las heridas. Smith, por su parte, logra proveer a la audiencia un bien logrado personaje, sociable y querible, preocupado y esmerado en ayudar a la protagonista, pero atormentado y preso de los juicios que vienen de él y del exterior. Si se catalogara con palabras de Olivia Pope sería un “fixer” pero que no es capaz de arreglarse a sí mismo.
Forzados por una tarea escolar comienza a nacer entre estos jóvenes una relación que se convierte en un lugar donde las palabras más recónditas salen a flote y logran crear un espacio seguro en el intercambio de sus mayores miedos y penas, pero con un ejercicio transformativo para la protagonista. Relación que parte abiertamente con una declaración de amor: “eres todos los colores en uno” y que le permite a Violet ir paso a paso entendiendo la belleza de vivir el aquí y el ahora.
Las actuaciones secundarias de Luke Wilson como el padre de Violet y de Keegan- Michael Key como el consejero de Theodore hacen presente la dificultad con la que lidian padres y orientadores por lograr la contención de adolescentes sumergidos en traumas y dificultades para su vida como cualquier otro adolescente, como también, visibiliza que muchas veces estos intentos son fallidos y requieren de una mayor intervención más allá de las buenas voluntades. Por esto el director Brett Haley dedica la película a quienes luchan constantemente con estos trastornos y si bien tiene tintes de comedia romántica logra posicionar consciencia sobre las enfermedades mentales.
El relato no deja de ser una crítica a la sociedad individualista y separada del sentimiento ajeno, pero con la dicotomía de esta vez postular a quienes más sufren como salvavidas de esperanzaen medio de esa indiferencia. En ese contexto también,demuestra la capacidad de resiliencia del ser humano ante situaciones que parecen intratables, ante etiquetas, ante prejuicios y desinterés en conocer al otro más allá de lo que aparenta. Pero por sobre todo releva la habilidad que tiene el ser humano de impactar en la vida de otros cuando este más lo necesita, actuando, a veces, como espejo de sus propias carencias y demostrando en el camino que la búsqueda por el tan anhelado consuelo puede venir del menos esperado.
“Hay belleza en los lugares más inesperados de la vida incluso cuando hay oscuridad…
Tú puedes ser ese lugar”. Theodore Finch