El diseñador de producción de la serie que este viernes llega a Netflix habla de cómo se inspiraron para crear algunos de los ambientes más importantes. La ficción protagonizada por Henry Cavill tendrá 8 episodios y una segunda temporada ya confirmada
Netflix planea cerrar el año con un estreno de primer nivel: The Witcher. Con el protagónico de Henry Cavill (Superman para los amigos), y una importante apuesta visual, la serie tendrá su primera temporada de 8 episodios que llegará este viernes.
Para muchos, se trata de un personaje que conocieron a partir de los videojuegos, para otros fueron lectura en un tiempo no muy lejano. La saga se basa en los libros escritos por Andrzej Sapkowski y de ella desprende sus historias. En este sentido, más allá de una estética fácilmente asociable al personaje virtual, las páginas del polaco son las que siguen orientando la historia.
Andrew Laws fue responsable del diseño de producción de la primera temporada, y sobre estas cuestiones habló al momento de ser consultado por su trabajo. El puntapié inicial siempre estuvo en los libros, y eso queda claro en cada respuesta que da.
“Fuimos y vinimos con ciertas cosas de los libros que tuvimos que mirar a traés del filtro de los guionistas”, explicó Laws, al tiempo que agregó que quienes escribieron los libretos “tomaron las historias y las unieron para lograr una narrativa específica para la serie”. Por eso, si bien usaron los libros para orientarse en el departamento de arte, la voz de Tomasz Baginski, uno de los productores fue crucial; “está muy informado sobre los libros y hay ciertas cosas que sabíamos que no se describían necesariamente en los guiones pero que se percibían entre líneas”. La voz de Baginski fue clave para mantenerse leales al relato original.
Por su parte, al momento de pensar la forma en la que mostrar los mundos, Laws entiende que la historia tiene una base asociable al noreste europeo, pero que querían “sumar influencias de un montón de lugares, poner muchas referencias culturales. Para eso nos fijamos en la arquitectura japonesa, india, de oriente medio, para darle distintos niveles al contintente y que no se sienta como que todo pasa en una sola región”. Según dice el diseñador de producción, “fue muy importante permitir que la audiencia sienta que está viajando y no que parezca que todo ocurre en el mismo pueblo medieval”.
Por ejemplo, para el momento en el que Yennefer se suma a la historia, Laws sostuvo que era importante que todo se sintiera terrenal, para lo que se basaron en un pueblo en Budapest. “Empezamos con un primer episodio en el que llevamos a la audiencia a un mundo que puede entender, que es apenas diferente, jugando un poco con el color”, explicó.
El tercer personaje importante es Ciri, del castillo de Cintra. Para Laws, resulta interesante que conozcamos Cintra a través de los ojos de Ciri. “Es un ambiente muy liviano y rico, se siente como un lugar muy positivo”, aseguró, así como también aclaró que “a medida que la historia avanza aprendemos que no es lo que parece al principio”.
Por todo esto, Laws resalta que lo más importante era que todo se sintiera “diverso y que se representara un espectro amplio de influencias culturales”. La clave radica en dejar en claro -sobre todo desde que se sabe que hay una segunda temporada- que hay muchas etnicidades. Será cuestión de sentarse este viernes y ver qué tan acertadas fueron las decisiones del equipo, de cara al estreno de los primeros ocho episodios de The Witcher.