El director, productor y guionista argentino nos contó en la siguiente entrevista sobre su última película, Las Vegas, su mirada sobre el cine nacional y sobre su nuevo rol como profesor.
En Las Vegas se ve una especie de mirada melancólica hacia el pasado y los reencuentros, ¿hay algo de ese relato que consideres autobiográfico?
Siempre quise filmar una película en Villa Gesell y, particularmente, en ese edificio. Es el lugar en el que pasé todos los veranos de mi infancia y de mi adolescencia y al que sigo yendo. Es natural que la película tenga cierta mirada melancólica, ya que es un lugar que me remite a mi pasado, a cosas olvidadas y cosas recordadas. No es estríctamente autobiográfico en cuanto a la premisa narrativa, pero en lo esencial sí lo es: porque es un homenaje a un lugar real (la locación es el mismo lugar que inspiró la película) y el sentimiento es personal y remite a mi vida. Y además hay algunas situaciones que surgen directamente de mis recuerdos: yo me enamoré de una guardavidas más grande que yo cuando tenía 17, hice y compartí asados en el quincho del edificio, etc.
¿Por qué elegís la costa argentina como escenario cinematográfico?
Para mí no es “la costa argentina”: es Villa Gesell. Por todo lo que dije antes. Pero sí puedo decir que me gustaba revertir cierto lugar común del cine argentino que consiste en filmar la costa atlántica en invierno. Yo siempre quise hacer una película en la playa en verano.
Sabemos que ser cineasta o trabajar en actividades vinculadas a la cultura es sumamente dificultoso y siempre se necesita de amplios presupuestos ¿Parte del objetivo del curso es motivar a aquellos jóvenes a que alienten sus talentos y puedan vivir de lo que más les gusta o apasiona? ¿Es muy utópico o todavía es factible?
Sí, claro que es factible. Las dificultades son muchas y hoy pareciera que fueran más, porque la llegada al público para las propuestas más personales y arriesgadas parece complicarse más y más. Sin embargo, soy optimista. Creo que es posible seguir abaratando costos de producción sin resignar calidad; y, por otro lado,a veces creo que el hecho de que el lugar de la sala como espacio de exhibición se haya reducido a la larga sea bueno, porque se puede convertir en un foco de resistencia y supervivencia.
¿Cuál es el rol del cine nacional en la actualidad? ¿No pareciera que ciertas obras son más valoradas en festivales internacionales que por el propio público autóctono? ¿Cuál es tu experiencia con frente a ello?
El cine argentino es algo muy grande. La cantidad de películas que se hacen cada año es enorme. De esas, hay malas, buenas y regulares, como en toda cinematografía. Pero creo que podemos destacar cada año al menos diez muy buenas películas.O tal vez más. No me parece poco. Además, es muy variado.
Con Celina Murga constan de un historial de trabajo en equipo, ¿Cómo definirías tu relación profesional con ella? ¿Consideras que ambos actúan como una especie de simbiosis cinéfila?
No se si hay simbiosos. Ella tiene su propia personalidad y yo la mía. Más que simbiosis, hay una sociedad basada en la confianza y el respeto que hace que uno pueda sumar al otro y viceversa, desde una mirada distinta.
Ahora encaras un curso de dirección también con ella, ¿Cómo resulta esta convivencia y experiencia cinéfila posicionados desde otro ámbito que no tenga que ver con la dirección o producción?
Hemos dado talleres de guión juntos. Nos gusta enfrentar nuestras ideas sobre el cine a los demás, confrontarlas con otras miradas. En este caso, nos basamos en nuestras propias películas, pero la idea es hablar de cine, pensar el cine, discutirlo. Para mí, la docencia (como la escritura y la crítica) es otra forma de hacer cine.
¿Cómo definirías el curso? ¿Cuáles son algunos de los contenidos abordados por el curso?
¨Dos miradas sobre la dirección¨ es un curso de ¨A Sala Llena¨, una revista de cine, que dictamos con Celina, sobre nuestra filmografía. Creemos que la mejor forma de reflexionar acerca de los problemas de la realización cinematográfica (puesta en escena, narración, punto de vista, actuación, la técnica, la producción, etc.) es a partir del propio cine, de lo que nos ofrecen las imágenes y los sonidos. Pensar esos conceptos, que a veces son muy abstractos, a partir de problemas concretos surgidos en la realización. Para eso, una forma que pensamos funcional es la de hacerlo con nuestras propias películas, porque las conocemos bien, porque podemos referirnos a lo que sucedió en rodaje, a lo que se pensó y a lo que finalmente se ejecutó.
Si bien las clases presenciales ya terminan, se viene el curso online desde una plataforma exclusiva, para todos los interesados que no pudieron venir.
¿Qué cosas tendrías como objetivo a la hora de “enseñar”? ¿Cuáles son algunos de los mensajes que te gustaría transmitir a los estudiantes de cine o a los futuros cineastas?
Yo creo que hacer cine requiere de muchas cosas, que se pueden tener en mayor o menor medida (talento, capacidad de trabajo, saber trabajar en equipo) pero hay una que es fundamental para ser un buen director de cine: el coraje de animarse a ser sincero.