En el contexto del Festival de Cine Tribeca 2019 y a 40 años del lanzamiento del largometraje original, se estrenó su versión reedita y el director Francis Ford Coppola contó las dificultades que tuvo en el pasado a la hora de producir el filme.
La película original, que se estrenó el 15 de agosto de 1979, fue nominada a ocho Premios Oscar y considerada una de las obras maestras del séptimo arte, pero aún así, nadie la apoyó en un principio, según contó su director en el Festival de Cine Tribeca.
El cineasta considera que esto tuvo que ver con el hecho de que esta se estrenó poco después del gran éxito “El Padrino” y las expectativas del público serían muy altas. “Los estilos de mis películas eran muy distintos y eso no es atractivo“, argumentó, y añadió que además ningún actor quería ir con él a Filipinas, donde se rodó la película.
Coppola contó lo mal que la pasó produciendo la película, a tal punto que llegó a pensar que no sobreviviría al rodaje. “Debía 30 millones de dólares. Tenía miedo, tenía tres hijos y un viñedo que acababa de comprar, y estaba seguro de que lo iba a perder“, agregó.
Entre tanta de las complicaciones que pasó para llevar a cabo la película, una de estas fue el infarto que sufrió el actor Martin Sheen, uno de sus protagonistas, y la destrucción de gran parte del equipo de grabación tras una gran tormenta en Filipinas; pero a pesar de las dificultades, su director siguió adelante con el proyecto.
Con esta nueva versión, llamada “Apocalypse Now: Final Cut”, no sucedió lo mismo ya que las circunstancias fueron diferentes. El antiguo film fue modernizado con una tecnología visual que multiplica por 40 la intensidad de los colores y por 10 la de los negros. Fue proyectada en el Beacon Theater, en Manhattan, utilizando la tecnología de control de audio de muy baja frecuencia VLFC, un sistema de altavoces diseñado para emitir sonidos que el oído humano no puede percibir pero que crea un efecto sonoro que hace sentir que el cuerpo vibra.