Milly Shapiro interpretó a la tétrica niña de la película escrita y dirigida por Ari Aster. Entre varias cosas, la actriz habló de los momentos que más le gustaron del rodaje y de las reacciones de la gente en relación con una de las mejores películas de terror del 2018
“Me enteré de mi audición cuando volvía de la escuela”, contó Milly Shapiro. Tiene 16 años, y con apenas una película en su carrera, logró calar hondo en el imaginario social de los fanáticos del género de terror: Hereditary.
La película muestra a una complicada familia, condenada por un demonio llamado Paimon, que busca un cuerpo que le permita desarrollar su máximo potencial. En el medio, por supuesto, vemos una de las puestas en escena más tétricas del género en los últimos años, con cabezas cubiertas de hormigas, Toni Collette gateando por el techo o a Alex Wolff reventarse la cara contra el banco de la escuela. “Leí el libreto como tres o cuatro veces, y cada vez que lo hacía me sobresaltaba, no me importaba que supiera lo que iba a pasar. Mi perro me miraba y no entendía qué estaba haciendo”, recordó la actriz cuyo próximo proyecto se mantiene en secreto pero implicará trabajos de doblaje. “Lo que pasa con Heridatary, que la hace compleja, es que los personajes no deciden sobre lo que les pasa, todo está predestinado. Sienten que tienen el control, pero en realidad no importa”, aseguró.
—¿Cómo fue trabajar con Ari Aster?
—Fue muy divertido. Es una persona increíble para trabajar, tiene todo el rodaje muy bien planificado, así que cuando vas ya sabés lo que vas a hacer. Fue muy bueno conmigo, era mi primer trabajo y me hizo sentir cómoda; es lindo porque estaba muy asustada. Se aseguró que estuviera cómoda, fue genial. Nos reunimos unas veces antes de rodar, para hablar sobre quién era Charlie, cuánto hay de Charlie y cuánto de Paimon. Analizando quién era el personaje, que no piensa como la gente personal, no es que hace las cosas por maldad, sino porque le parece que es lo normal, y por eso es tan tétrico para otros. Eso me ayudó a separar a Charlie de mí.
—Era un papel y una película intensa, ¿de qué manera te relajabas?
—Antes de empezar a rodar me gusta tener una idea básica del personaje. Para mí es como hacer una campera, tenés los botones, la tela, y lo tenés que tener listo. Cuando lo necesitás te la ponés, y cuando terminás lo colgás y ahí queda. Soy muy afortunada de pensar así porque es una película muy tétrica, angustiante. Mucha gente en el set se preocupó por que yo la pasara bien en el rodaje. Fue mi primera película y trabajar con actores muy buenos, también ayudó; muchas veces me quedaba mirándolos casi al borde de lo creepy. La pasé muy bien.
—¿Investigaste un poco en torno a la mística de Paimon?
—Un poco, pero no quería saber mucho antes de hablar con Ari, porque no quería llegar y que me diga, que en realidad no era como había visto. Hablamos que era como que Charlie tuviera un bebé demonio, que no entendía cómo era, solo sabía cómo les gustaba que los trataran, que los adoraran. Por eso se llevaba tan bien con la abuela, porque la entendía. Eso no estaba tan explícito en el guión, por eso había que hablar las cosas. Poder hablar con el autor de algo y que te lo explique es el sueño de todo lector.
—¿Cómo surgió el sonido que hacía Charlie?
—Estaba en el guión, me acuerdo que con Ari hablamos como media hora sobre cómo tenía que ser: qué tan fuerte iba a ser, o por qué lo hacía, si era para calmarse o era un tick. Fue una forma perfecta para solidificar el personaje, porque si después lo escuchabas en algún momento de la película, te asustabas. Estuvo muy bien. Además, no es común. Por lo general, cuando un chico se muere en una película de terror lo “ilustran” con una pelota que rueda en el pasillo, o una muñeca que cae del techo, algo así. Fue algo muy sutil y creo que está muy bien.
—¿Lo hacés para asustar a tus conocidos?
—No, pero muchas amigos me lo hacen para molestarme. Se me ponen atrás, y hacen ese ruido para molestarme lo más que puedan.
—¿La gente te escribe para contarte qué les generó esta película?
—Muchas personas me lo dicen, es genial. Algunas de las hermanas de mis amigas me contaron que cuando fueron al cine, durante la escena de la decapitación, una persona se paró en el medio de la sala por el shock. Está buenisimo que por más que sepas que es una película, todavía te pueda generar eso.
—¿Cómo fue el rodaje de la decapitacion?
—Fue muy divertido, fue una de mis escenas favoritas, porque me encanta hacer cosas muy dramáticas. También me gustaba la idea de interpretar a alguien con alergia anafiláctica, porque es algo que me pasa a mí, con las hormigas rojas. Así que, de alguna forma, ya me había pasado algo así aunque no con la decapitación. Estuvo bueno porque tenía mucha información para trabajar. Me gustaba que era algo muy físico y menos verbal. Tenés que hacer que la gente entienda lo que le pasa al personaje por dentro.
Cuando yo estaba en el auto, íbamos en una ruta vacía. Cada tanto, el conductor doblaba bruscamente, así podían captar mi reacción.
—¿Qué te generó ver tu cabeza?
—Hicieron un modelo de mi cabeza, estuvo muy bueno. Me entusiasmó que fuera mi cabeza, ver cómo hacían algo para que se parezca a una persona. Fui viendo todo el proceso desde la creación hasta cómo quedaba después de golpear el palo. Vi todo después de rodar esa parte, y vi mi doble de cuerpo, que fue muy copado, pero muy raro.
—¿Te quedaste con algún recuerdo de eso?
—Me hubiera encantado, porque sería genial ponerla en la casa de manera aleatoria, y que la gente lo vea y no entienda o se espante. O hacer una cena y poner mi cabeza como centro de mesa.
—¿Cuánto te costó hacer la escena en la que le cortás la cabeza a la paloma?
—Fue la parte más difícil para mí, pero se preocuparon de que no estuviera pasándola mal. Dije que lo haría siempre que me pudiera lavar las manos después, soy una amante de los animales. Esa escena ayudó a marcar el tono del personaje y alteró a la gente. Teníamos otra escena, que al final no entró en la película, en la que había una caja con diferentes cabezas de animales y era muy tétrico.
El fanatismo por el universo de Harry Potter
“Estoy orgullosa de decir que soy de Slitherin”, dice Milly, que tiene una serpiente como ávatar en su usario de Skype. “Me encanta Harry Potter, estoy obsesionada. Fui a los parques, al estudio en Warner Bros., me gusta porque tiene una forma increíble de describir a la gente; aunque seas bueno, no quiere decir que no puedas hacer cosas malas y viceversa. Lo amo mucho”, afirmó.
Como si no fuera claro, contó que llegó a conocer a Daniel Radcliffe. ¿Cómo? No fue usando los contactos de la industria, y eligiendo la vía tradicional a la que cualquier actor o actriz podría recurrir para hacerle llegar un mensaje a algún ídolo. “Estaba haciendo una obra de teatro en Nueva York, la fui a ver, y cuando terminó, corrimos con mis amigas para cruzarlo en la puerta por la que salen los actores, para que nos firmara la revista de la obra”, recordó. Además, contó que también vio a Evanna Lync -Luna Lovegood para los fanáticos- en una obra en Londres.
“El cast de Harry Potter está lleno de buenos actores. Poder conocerlos como actriz, es emocionante”, contó Shapiro, y cerró: “Me volvería loca si actúo con alguno de ellos en alguna película”.