Nos centramos en una película de Alejandro Amenábar el director chileno-español que nos ha dado grandes films como Tesis y Los Otros.
Analizamos su segundo largometraje y en sus propias palabras “el peor de todos”, uno de los más personales ya que desarrolla una temática de características oníricas y de significado incierto con el título de Abre los Ojos (año 1997 España), estrenada en Argentina en el año 1999, con guion del propio Amenábar y Mateo Gil. Con actuaciones de Penélope Cruz, Eduardo Noriega, Najwa Nimri y Fele Martinez. No creemos que sea su peor película, creemos que son todas muy buenas.
También se hizo una adaptación estadounidense del film que llevó adelante Cameron Crowe bajo el nombre de Vainilla Sky (2001) con Tom Cruise y con la presencia, otra vez, de Penélope Cruz. Con lo cual proponemos realizar más adelante un especial con la comparativa de ambos films.
Desde el primer día que vimos esta película quedamos estupefactos en cuanto a la historia, el modo de narración; la música, las actuaciones nos parecen bien planteadas, en términos generales creemos que todo encaja satisfactoriamente pero especialmente nos sorprendió la ambigüedad que produce la narrativa, que se sale totalmente de lo común. Es como un thriller psicológico pero que no cierra mucho del todo, más bien parece una obra algo inconclusa. Además, utiliza una historia bastante simplona, sobre una mujer despechada con nuestro protagonista llamado César, un muchachito galán que termina desfigurado en un accidente de auto por las motivaciones suicidas de la desengañada Nuria, y desde ahí se van a desencadenar una serie de sucesos que van a ir dando forma (¿amorfa?) a una narrativa multi-interpretativa de inagotables perspectivas, y que por momentos nos da la sensación de que el director no sabía muy bien a dónde quería arribar con el relato. Pero nos gusta, y queremos debatirla con los cinéfilos.
Sinopsis aparte, lo cierto es que, si algunos vieron en la película Matrix una representación tomada de La Alegoría de la Caverna que formula Platón en La República, nosotros también apreciamos una mirada filosófica en Abre los Ojos, pero la encontramos en la obra del “primer hombre moderno”. Aquel francés del S. XVII que decía “Cogito ergo sum”. Ya que en Abre los Ojos vamos a poder interpretar de modo alternativo lo que ocurre en el relato, debido a que de manera igualmente válida podemos sostener que lo que sucede puede ser producto de un desequilibrio mental del protagonista, o que es producido por el programa de realidad virtual que ofrece la empresa Life Extension dedicada a la criogenización de personas, o también todo podría ser un simple sueño de César con características de pesadilla, hasta que su amada Sofía lo despierta y le dice “abre los ojos”. O también puede confluir todas esas interpretaciones a la vez, etc., etc. En definitiva, no sabemos bien cuál es la “realidad” que vive el personaje en el film, siquiera si lo hay alguna.
René Descartes en su sistema de pensamiento nos va a plantear suponer de manera imaginaria que nada es real como lo percibimos a simple vista, va a poner en duda toda nuestra percepción de la realidad. Va a sostener que los sentidos engañan, si por ejemplo colocamos un palito en el agua creemos que se dobla y realmente no se está doblando, esa ilusión se produce por el movimiento del agua. Luego va a extremar la idea y poner en duda hasta el uso de la razón indicando que podría haber un Genio Maligno que nos hace creer que 2 + 2 es 4, pero que realmente no lo es así. Con lo cual no podemos confiar ni en los sentidos ni en el uso de la razón para poder conocer cuál es la “verdadera realidad”. Pero ante tanta duda descubre algo certero, algo que no podemos dudar de su existencia y que nadie puede negar su realidad; ahí es donde pronuncia Cogito ergo sum, o sea si pienso existo. Hay algo que no puede negársele existencia: El Sujeto en cuanto a su subjetividad. El Genio Maligno si engaña es a alguien, los sentidos si fallan es para la percepción de alguien y ese “alguien” es el sujeto. Entonces si pensamos es porque existimos.
César es ese sujeto en la película, o sea si hay algo real es César. César sueña, César tiene esquizofrenia, César se somete a un sistema de realidad virtual para evadir su vida cotidiana, etc.
Por eso nosotros vemos una bella alegoría al pensamiento de René Descartes en este onírico cuento a través del celuloide. Pero podemos ir aún más allá y revelar que todo el film es irreal, que todo es un engaño y el sujeto engañado no es César sino el espectador, que es lo único que realmente existe. Viaje maravilloso de ensueño a través de la imaginación de Amenábar, coartada descubierta infraganti por Descartes.