Por azar del destino nos encontramos con producciones, de no muy alto presupuesto, que se convierten en sorpresas gratas para los curiosos del séptimo arte. Uno de estos casos, es el de Cashback, un film escrito y dirigido por un casi desconocido Sean Ellis.
Esta película se inspiró en un corto que, en el año 2004, fue nominado al Oscars en su categoría. Aprovechando su moderado éxito, el director optó por aumentar su duración y convertirlo en un largometraje, utilizando al mismo equipo de actores.
La historia nos cuenta el camino que toma la vida de Ben Willis tras terminar con su novia. Desde aquí, el joven estudiante de bellas artes, comenzará a padecer de insomnio crónico que le llevará combinar sus estudios durante el día con un trabajo en un supermercado en el turno noche. De esta manera, conseguirá mantener ocupadas sus, hasta
ahora, esquivas horas de sueño, capitalizando así su tiempo. Podemos considerar este el punto de inicio por el cual, el film desarrolla una comedia que se separa bastante de los patrones de la clásica comedia inglesa. Pero, lejos de lo que se espera, sorprende por su
frescura y por el estilo con el que están rodadas muchas de sus escenas. Y es porque este film tiene una estética más propia de un videoclip que al de una película. Sobre todo, en las escenas en las que el protagonista avanza a través de un mundo totalmente inmóvil. Un
recurso bastante atractivo, que se repite en bastante ocasiones, pero que en todas ellas consigue captar nuestra atención.
El magnífico trabajo del equipo de efectos visuales y del director de fotografía, Angus Hudson, ponen en duda al espectador hasta el final y, por otro lado plasman de una forma bastante curiosa e intuitiva en la pantalla, algunos de los efectos que acarrea esa alteración del sueño llamada insomnio. Todo eso en conjunto con muchas líneas de voz en off que expresan, en cada momento, el sentir del protagonista.
Y todo ello a base de humor y situaciones bastante absurdas, como las que llevan a cabo los compañeros del supermercado de Ben. Tanto Michael Dixon como Michael Lamborne están sobresalientes en sus roles. Ellos son los culpables de la mayoría de las escenas cómicas, gracias a su espontaneidad y gesticulaciones exageradas.
El papel principal lo interpreta Sean Biggerstaff, al que vimos como capitan del equipo de quidicht en la segunda y tercera entrega de la famosa saga Harry Potter. A pesar de no hacerlo mal a su interpretación le falta un poco más de fuerza. Si bien su personaje se
encuentra bajo los efectos del insomnio, no por ello debe dejar de lado toda expresividad facial y actual como si estuviese flotando sobre una nube. Este es quizás uno de los aspectos más flojos de la obra. Junto a él encontramos a la actriz Emilia Fox, que nos sonará de algunas series televisivas. Esta londinense se convertirá en la musa del personaje de Sean, y será otro de los pilares sobre los que se sostiene la película. Cumple con creces su papel, pero tampoco podemos afirmar que haga alardes de unas excesivas condiciones interpretativas.
Otro de los puntos a destacar lo encontramos en las partituras que le dan melodía a la película. Guy Farley, que lo más destacado que tiene es la banda sonora de El Caso Wells, consigue combinar magníficamente varios estilos musicales. Temas modernos y actuales
son mezclados con otros más típicos del cine épico y de aventuras, que asombrosamente se ajustan a muchos de los momentos del film. Para finalizar Cashback es una pelicula mas de personajes que de actores, donde el espectador conecta a través de los ojos del
protagonista de una manera íntima con sus pensamientos y su forma de emprender este viaje que es la vida, cuya enseñanza es la importancia de las horas y el costo de nuestras decisiones, así que te estimado lector hay dos noticias una buena y una mala. La mala noticia es que el tiempo vuela, la buena es que nosotros somos el piloto