Robert Redford, ícono del cine estadounidense, murió a los 89 años en su residencia de Sundance, Utah, Estados Unidos.
Robert Redford, uno de los grandes íconos de Hollywood, murió a los 89 años en su residencia de Utah. La noticia fue confirmada por su representante, quien detalló que el actor falleció en paz, rodeado de su familia, en el lugar que más amaba: Sundance. Su entorno pidió respeto y privacidad en este momento tan delicado, y si bien no se dieron precisiones sobre la causa, trascendió que ocurrió mientras dormía.
Su trayectoria en el cine comenzó en los años sesenta, pero el reconocimiento masivo llegó con Dos hombres y un destino (1969), donde compartió pantalla con Paul Newman. Esa dupla se repetiría en El golpe (1973), otro clásico que lo consolidó como una de las estrellas más queridas del público. Durante las décadas siguientes brilló en títulos inolvidables como Todos los hombres del presidente (1976), Tal como éramos (1973) junto a Barbra Streisand, y Memorias de África (1985), demostrando su versatilidad para moverse entre distintos géneros.
Además de su magnetismo frente a la cámara, Redford se destacó como director. En 1980 debutó detrás de escena con Gente como uno, película que lo llevó a ganar el Oscar a Mejor Director. Más adelante, en 2002, la Academia le otorgó un premio honorífico por su aporte al cine, y en 2016 recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de manos de Barack Obama, uno de los reconocimientos más altos que puede recibir un ciudadano estadounidense.

Una de las grandes mentes detrás del cine independiente
Un capítulo clave de su legado fue la creación del Festival de Sundance, que impulsó en los años ochenta para dar espacio al cine independiente. Con el tiempo, ese evento se convirtió en una de las principales plataformas para nuevos talentos, consolidando a Redford como un verdadero mecenas del séptimo arte. A lo largo de su vida también mantuvo un firme compromiso con causas sociales y ambientales, defendiendo la preservación de la naturaleza en Utah y otros espacios.
En sus últimos años, Redford eligió papeles más seleccionados, pero no menos desafiantes. Uno de los más recordados es All Is Lost (2013), donde cargó casi en solitario con la historia de un hombre perdido en altamar. Esa actuación confirmó que, incluso en su etapa final, seguía teniendo la capacidad de sostener una película con pura presencia y talento.
Su muerte marca el final de una era en Hollywood. Actor, director, productor y referente cultural, Redford deja una herencia artística inmensa que abarca tanto grandes producciones como el impulso al cine independiente. El cine mundial despide a un artista que supo ser galán, innovador y líder, y cuya influencia permanecerá intacta en las próximas generaciones.



