Descubrí el thriller de 1997 que se convirtió en un favorito de Netflix: una historia de intriga y peligro que no te podés perder.
Besos que matan (1997), dirigida por Gary Fleder, es un thriller que sumerge al espectador en un laberinto de suspense y misterio, manteniéndolo al borde del asiento de principio a fin. Basada en la exitosa novela de James Patterson, la historia sigue al Dr. Alex Cross, interpretado por el siempre carismático Morgan Freeman, un psicólogo forense y detective de la policía que se enfrenta a uno de los casos más desafiantes de su carrera.
La película comienza con la desaparición de la sobrina de Cross, lo que lo lleva a investigar una serie de secuestros y asesinatos de mujeres jóvenes en Carolina del Norte. La investigación revela un patrón inquietante y la presencia de un astuto y despiadado criminal conocido como “Casanova”. Esta figura enigmática no solo secuestra a sus víctimas, sino que también las mantiene cautivas en un entorno que mezcla la seducción con el terror.
El juego del gato y el ratón
La dirección de Fleder es efectiva en crear una atmósfera de tensión constante. Utiliza hábilmente los elementos visuales y sonoros para construir una sensación de claustrofobia y peligro inminente. Las escenas de suspense están bien orquestadas, manteniendo al espectador en un estado de alerta. La fotografía de Aaron Schneider captura tanto la belleza inquietante de los paisajes sureños como la oscuridad de los lugares donde Casanova mantiene a sus prisioneras.
Uno de los puntos fuertes de Besos que matan es su capacidad para explorar temas como el poder y el control, tanto desde la perspectiva del criminal como de sus víctimas. La película no solo es un thriller efectivo, sino también una reflexión sobre la resistencia y la fortaleza humana. La determinación de Kate McTiernan para sobrevivir y la persistencia de Alex Cross para encontrar la verdad son testamentos de la resiliencia frente a la adversidad.
Besos que matan es un thriller sólido y bien ejecutado que ofrece una mezcla de suspense, drama y acción. La dirección de Gary Fleder, junto con las interpretaciones destacadas de Morgan Freeman y Ashley Judd, hacen de esta película una experiencia cinematográfica memorable. Es una obra que no solo entretiene, sino que también invita a reflexionar sobre la naturaleza del mal y la fuerza del espíritu humano.