En 2009 se estrenó la que, hasta ahora, es la película más rentable de la historia. Una idea clara, un escaso coste de producción y una estratosférica recaudación son el motivo de este fenómeno. ¿Será superada algún día?
Oren Peli. No se trata de un imperativo estilo eclesiástico orientado a la devoción por el mundo del cine. Se trata de un nombre y un apellido, pero, ¿Quién es este señor israelí-estadounidense al que he decidido dedicarle un artículo antes que a la mismísima Meryl Streep o a la saga de High School Musical (permítanme el guiño a mi teen era)?
Me jugaría mi puesto de redactor en Cinéfilos a que el 99% de los lectores de este artículo no tienen conocimiento de su persona (si perteneces a ese 1% no dudes en mandarme un direct, quiero conocerte). Obvio que no dudo de la inteligencia de los seguidores del medio y, entiendo que, siendo esta una página especializada en cine y series, imaginarán que no le estoy dedicando un artículo al inventor del Ferrero Rocher (que podría), sino que se trata de un hombre con un hito relevante en la industria del cine. Cierto que no posee la reputación de Steven Spielberg, Quentin Tarantino o Greta Gerwig, pero ninguno de estos directores comparte (ni seguramente compartirá nunca) el hito que nuestro querido Oren logró.
De nuevo, no dudo de vuestra capacidad de raciocinio e imagino que con el titular (a modo de spoiler) han sido capaces de “adivinar” cuál es el hito del director con nombre de imperativo y apellido de abreviación del término “película”. Aun así, la introducción siempre será una de mis partes favoritas de un artículo, así que, como entenderán, en este no iba a hacerla de menos. Dicho esto, dejemos atrás el mamarracheo, pongámonos serios y entremos de lleno en el tema del artículo.
Como producto o servicio artístico (en los medios y a pie de calle) siempre se analiza el éxito del séptimo arte con una mirada subjetiva y no empresarial. ¿Ha entusiasmado a la crítica? ¿Está bien como para pagar entrada? ¿Tiene un fuerte valor social? Estas preguntas no se pueden responder y argumentar con datos o hechos irrefutables. Sin embargo, desde la perspectiva económica, con las cifras de costes y la recaudación de una película se puede saber su beneficio. Es decir, se puede afirmar con certeza si un producto ha sido un éxito o no independientemente de las respuestas a las preguntas anteriores.
LA HISTORIA QUE PODRÍA SER UN BIOPIC PARA HOLLYWOOD
Año 2006. Un director novel de 46 años (persigan siempre sus sueños) decide grabar en su residencia y en tan solo siete días una película de 99 minutos con una cámara casera y un reparto reducido tras un exhaustivo casting de actores sin experiencia (la pareja protagonista tuvo un sueldo de 500$). La cinta independiente tuvo un coste de producción de tan solo 15.000$. Tras la fase de rodaje y montaje, en 2007, a través de la pequeña agencia Creative Artists Paramount el equipo consiguió presentarla en el ScreamFest Festival. Un año más tarde, también se proyectó en el SlamDance Festival. Sin embargo, aunque para un proyecto tan pequeño, el estreno en estos festivales suponía un gran éxito en el aspecto artístico, en el ámbito financiero, el paso por estos eventos fue un fracaso al no conseguir que ninguna compañía distribuyera su producto a gran escala. En ese momento, la inversión, por muy pequeña que fuera, estaba generando pérdidas y seguramente el bueno de Oren nunca llegó a imaginarse lo que estaba por llegar.
Ese mismo año, en 2008, en un vuelco de los acontecimientos, el DVD de la película terminó en la productora y distribuidora ‘Dreamworks’ y fue visto por el ejecutivo de producción, Ashley Brooks. En ese preciso momento, se inició una cadena de reacciones mediante la cual la película fue ganando valor en interno. Brooks, gratamente sorprendido, ”obligó” a ver la película a Adam Goodman (jefe de producción). Este le cedió una copia a la directora del estudio, Stacey Snider. Ambos quedaron fascinados con la película. Como último eslabón de la cadena, a modo de comprobación definitiva, la señora Snider le entregó en mano la cinta al mismísimo Steven Spielberg. Cuenta la leyenda que, tras visionarla, el director quedó tan traumatizado por la película, que al día siguiente la trajo a los estudios envuelta en una bolsa de basura alegando que “estaba maldita”. Spielberg dio el visto bueno final y se dio luz verde a una nueva versión producida por Jason Blum y dirigida nuevamente por Oren Peli. Es decir, un remake con mayor presupuesto y menor encanto que la original de esos que tanto les gusta a los americanos.
La productora y distribuidora Paramount Pictures adquirió los derechos nacionales e internacionales de la película y de potenciales secuelas por aproximadamente 350.000$ (esta cifra ya multiplicaba por 23 el coste inicial de la película). Sin embargo, en un último giro de guion, el novel director solicitó que por favor, a modo de prueba, proyectaran la cinta original casera a algunos espectadores (un mystery de toda la vida). En varios de estos visionados, el productor Goodman observó un comportamiento extraño y cautivador en gran parte del público: muchos abandonaron la sala a mitad de la proyección. Cuando se les preguntó el motivo de su salida, el 97% no alegaba que fuese por una escasa calidad del producto, sino por el miedo y la angustia que les estaba generando al ser tan real y casero. Ante esta situación, Goodman (el productor), como buen empresario, vio un filón importante en un nicho poco cubierto en la cartelera de esa época: el cine de terror. En una acertada decisión (de esas que pocos se atreven a tomar y que son el motivo de que se den hechos extraordinarios) desechó la idea del remake para lanzar la versión original de la cinta. Si, esa que fue grabada con una sola cámara y costó 15.000$.
En 2009, de la mano de la productora Dreamworks y la distribuidora Paramount, ‘Paranormal Activity’ se estrenó en todo el mundo. El resto ya es historia. Debutó con casi 8 millones de dólares en su primer fin de semana en Estados Unidos, se mantuvo durante más de tres meses en cartelera gracias al boca a oreja del espectador y recaudó mundialmente 193.355,800 millones de dólares. Esto implica 193.340.800$ de beneficio respecto a la inversión original de 2006 (sin incluir la fase de Dreamworks y los 350.000$). Una auténtica brutalidad que será muy difícil de superar.
“La película más rentable de la historia” no es “la más taquillera”. Muchas veces, cuando he contado esta historia, la gente, tratando de adivinar, mencionaba películas como ‘Titanic’ o ‘Star Wars’. Estas respuestan denotan un error de concepto bastante común en torno al término rentabilidad. La diferencia entre ambas ideas gira en torno a los valores con los que medirlos: porcentuales y absolutos. Para simplificarlo, veámoslo con datos. ‘Paranormal Activity’, con la recaudación mencionada y un coste de producción de tan solo 15.000$, ostenta el título de la película más rentable de la historia al recaudar un 1.289.038,66% más que su presupuesto inicial. Por otro lado, ‘Avatar’ (2009) producida y distribuida por 20th Century Fox es, por ahora (2024), la película más taquillera de la historia al recaudar en todo el mundo la estratosférica cifra de 2.923.706.026 mil millones de dólares (vía Box Office Mojo). La producción tuvo unos costes de producción de 237 millones de dólares lo que, por tanto, le supuso 2.923.269,026 dólares de beneficio. Esta cifra, en términos absolutos, comparado con el beneficio de ‘Paranormal Activity’ es de una superioridad aplastante. Sin embargo, porcentualmente, aunque el largometraje de James Cameron fue altamente rentable (1233,63%) se queda a años luz de la rentabilidad ofrecida por la película de terror (1.289.038,66%).
Y así es como ese señor israelí-estadounidense se convierte en Don Oren Peli. Pionero en un género que actualmente es una apuesta segura en el cine comercial y abunda las carteleras mundiales durante todo el año. Creador de la saga (actualmente siete) más aclamada de la historia reciente del cine de terror y, por encima de todo, el título de ser, con su primer largometraje, el artífice de la película más rentable de la historia del cine. Oren Peli merece un biopic de Dreamworks a la altura del hito que logró.