La nueva serie del dúo formado por Javier Ambrossi y Javier Calvo es un cóctel arrollador, ambicioso e inteligente que lo convierte en una de las ficciones del año
*Esta crítica ha sido realizada tras ver los tres primeros capítulos en exclusiva. La serie estará disponible en HBO LATAM y MOVISTAR +, en ESPAÑA*
El puenting. De lo más parecido a saltar al vacío que puede experimentar el ser humano. Para afrontarlo tan solo se necesitan dos elementos: valentía y un seguro de vida a modo de cuerda.
‘La Mesías’. El salto (autoral) de Los Javis. Su talento, el mejor seguro de vida posible. Lo que en manos de otros sería un popurrí que lo quiere ser todo y finalmente no consigue ser nada, en las suyas es un aluvión de ideas narrativas y visuales convertidas en una serie única e hipnótica.
Desde que fue presentada el pasado 29 de septiembre en el Festival de Cine de San Sebastián, la serie no ha dejado de acaparar críticas positivas y ha conseguido algo que parecía imposible con Los Javis: consenso y respeto. Desgraciadamente, una de las muchas ideas que trata la serie, y que Ambrossi menciona en prácticamente todas las entrevistas, la han sufrido ellos mismos: ser señalados y juzgados (como creadores) desde un púlpito por parte de la audiencia debido a su juventud, recorrido, orientación sexual o forma de ser, independientemente de la calidad de sus proyectos. Afortunadamente, ‘La Mesías’ parece haberles dado el lugar que siempre han merecido.
¡Bienvenidos! Bienvenidos a todos aquellos que abrazan a Los Javis gracias a ‘La Mesías’. Nunca es tarde, pero que sepan que la esencia de su último proyecto está en todos los anteriores. ‘La Mesías’ es el resultado de una larga metamorfosis del dúo en la que, a sus elementos vitales (pasión, talento y tesón), le han incorporado otros como la experiencia acumulada, su madurez artística/emocional y un último factor clave: tiempo. Lo decía Javier Calvo en el set de Kinótico de San Sebastián, “Es un proyecto de tres años, con un rodaje de 25 semanas. Queríamos conseguir escenas que no fueran solo a la frase o al sentimiento prefabricado. Queríamos escenas en las que el espectador sienta lo que pasa sin que nadie lo diga y parezca que los actores lo viven de verdad y eso solo se consigue con tiempo”.
Afirmar que este último proyecto es un salto autoral no excluye a los anteriores de poseer esta misma característica. Todo lo contrario. De hecho, uno de los valores más preciados de Los Javis es haber conseguido crear un hábitat propio reconocible en el que, por muy distintas que sean sus creaciones, todas gozan de una cohesión intrínseca gracias a un sello personal muy marcado (costumbrismo español, sinfín de referencias, nombres ligados a su obra, etc..). Lo que ocurre es que ‘La Mesías’ va más allá. En ella surge una simbiosis creativa formada por todos eso sellos (¿Javianos?) que ya conocíamos, pero con un salto aún más cualitativo y cuantitativo. Nadie como mis tocayos para alternar el “más es más” con el “menos es más”. Ellos van con todo. Recuerden, valentía y talento.
Como si de una mariposa se tratara, la metamorfosis de Los Javis comenzó en el hall del Teatro Lara con la representación de ‘La Llamada’. Este fue el huevo de donde nació el dúo (primer tratamiento del tema religioso desde un enfoque totalmente opuesto a ‘La Mesías’ y presencia de su característica pasión/empapamiento al entregarse a un proyecto tan pequeñito y teóricamente caduco). El huevo pasó a larva con “La Llamada: la película” (primer y único contacto tras las cámaras de un largometraje. Comienza el idilio con una generación y se inicia la asociación de nombres, actualmente inseparables de su obra, como Gracia Olayo o Macarena García). Tras la larva llegó ‘Paquita Salas’ como pupa o crisálida (a lo largo de las tres temporadas, el sello autoral de Los Javis se define por completo, se consolidan como maestros de la fusión gag-nostalgia y perfeccionan su ecosistema mediante referencias y muestras de cotidianeidad). Finalmente, gracias a ‘Veneno’, se desarrolla la mariposa (salto técnico en torno al cómo plasmar, soberbia dirección de actores, introducción en los saltos temporales y consolidación de la narración no almibarada de los hechos combinada con su toque empático, emotivo y cómico).
Diez años después de ese huevo, ‘La Mesías’ representa el final de esa metamorfosis. La mariposa (Los Javis) ya es adulta. Se trata del trabajo con mayor poso del dúo. Se aleja de la inmediatez por la que parecen estar obligados a pasar gran parte de los productos audiovisuales de tv, mimando cada plano como si cada secuencia fuese el último cartucho del que disponen para contar el relato. Consiguen que la habitual línea cualitativa entra las series y las películas se difumine por completo.
Es una historia con múltiples ramificaciones cuyo nervio principal es el trauma. El cuánto afecta todo lo vivido durante nuestra etapa más inmadura emocionalmente a nuestro yo adulto. La familia, el arte como vía de escape, la religión y los fanatismos son otros de los muchos temas que trata la serie. Los Javis se vacían con una avalancha de ideas que por momentos puede ser excesiva. Sin embargo, este hándicap queda olvidado gracias a los innumerables pros que posee el proyecto. Tal y como nos tienen acostumbrados, la construcción de personajes memorables sustentados en interpretaciones al nivel de estos (hipnótica Ana Rujas, un Roger Casamajor que parece no estar interpretando, cada uno de los niños o esos minutos de Nora Navas) es abrumadora y esencial para otorgar veracidad, evitando caer en la caricatura, al guion más complejo de la pareja. ‘La Mesías’ brilla transmitiendo pesar a través de imágenes alegres y serenidad en situaciones espinosas.
‘La Mesías’ no merece un análisis exhaustivo. Merece ser descubierta por el espectador . Merece ser vista. Un cóctel de géneros e ideas que consolida, aún más, a Los Javis como creadores. Una experiencia religiosa.
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