El director James Cameron, realizó una inmersión, que alcanzó una profundidad mayor a la que se encuentra el Titanic.
James Cameron es uno de los cineastas más destacados. Con el reciente éxito de Avatar 2; el canadiense se convirtió el primer director en dirigir tres películas que llegan a los 2 billones de dólares en taquilla. Una de ellas fue Titanic; y justamente él, es una de las personas que más veces ha visitado a los restos del barco.
Cameron visitó al Titanic en las profundidades más de 30 veces, y en una de ellas, casi fallece. El submarino que lo transportaba, se atoró en una corriente marina; pero tras 19 horas de sufrimiento, logró regresar a la superficie. Aunque, el mejor viaje, lo realizó en el año 2012.
Allí, el cineasta superó el punto en el que se encuentra el transatlántico británico. Ese año, el canadiense utilizó un sumergible de inmersión profunda para llegar al abismo Challenger, en el extremo sur de la fosa de las Marianas, el punto más profundo conocido en la hidrosfera de los fondos marinos de la Tierra.
¿Cómo fue el viaje?
El 26 de marzo de 2012, a las 7:52 a.m., hora local, el director llegó al fondo de la fosa de las Marianas dentro del Deepsea Challenger, un sumergible de 7.3 metros diseñado para esta misión, alcanzó una profundidad de 10 898,4 metros, formando parte de la historia al convertirse en el cuarto descenso en la historia al abismo Challenger, el segundo tripulado y el primero en soledad. Además, fue el único en dedicar tres horas para explorar el fondo de la misma.
La expedición a casi 11 kilómetros de profundidad está documentada en James Cameron: Desafío en las profundidades. “En solo 35 minutos supero la profundidad a la que yace el Titanic, pues desciendo cuatro veces más rápido que en los sumergibles Mir rusos que usamos en 1995 en la filmación del famoso pecio para la película. Entonces me pareció que el Titanic se hallaba a una profundidad inconcebible y que descender hasta él era una aventura tan asombrosa como viajar a la Luna. Ahora, al dejar atrás esa profundidad, hago un gesto desenfadado con la mano. Un cuarto de hora después rebaso los 4 760 metros, la profundidad del acorazado Bismarck. En 2002, cuando exploraba sus restos, la bombilla de un foco implosionó con la fuerza de una granada justo al lado del casco de nuestro Mir; fue la primera vez que vivía una implosión en aguas profundas. Si el casco del Deepsea Challenger no resiste, ni me enteraré. Será un fundido en negro. Pero esto no sucederá. Para algo invertimos tres años en diseñar, forjar y mecanizar esta esfera de acero”, escribió el director en su momento.