El actor Brendan Fraser habló se su hijo Griffin: “Cuando me enteré de su diagnóstico, no podía dejar de culparme”.
Brendan Fraser, hace unos años, eligió mantenerse fuera de las miradas de la gente y la prensa, optó por un perfil bajo. El año pasado, con su regreso a la pantalla grande con Darren Aronofsky, protagonizó The Whale y se llevó los elogios de todo el mundo. Así, su vida privada volvió a estar presente en las entrevistas que le realizaron.
El pasado martes, el actor tuvo una charla radial con Howrad Stern y estuvo hablando de la importancia de que se briden las condiciones necesarias para que las personas con autismo puedan participar de eventos masivos. Contó su propia experiencia como padre de un nene con esa condición.
“Hay personas que, por cualquier razón personal, están realmente satisfechas o felices de conocerte, aunque solo sea por unos momentos. Eso me parece realmente gratificante. Y a veces hay personas a las que puedo ver desde la otra punta de un salón de convenciones, y puedo darme cuenta de inmediato que ‘está en el espectro’”, comenzó.
Y continuó: “Sabés que hay alguien que necesita un poco más de amor, un poco más de tiempo porque es autista o tiene Asperger, y este es su mundo. Este es el lugar al que pertenecen. No importa todo el ruido y la histeria que despiertan las celebridades… Siempre, siempre, siempre detengo el tren para tener un momento con ellos“.
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“Mi hijo mayor, Griffin, es autista, y sé lo significativo que es para sus familias y para ellos. Significa mucho sentir que podés gratificar a alguien simplemente apareciendo, significa mucho. ¿Qué podemos hacer aparte de darnos un respiro y abrirnos camino juntos y hacer lo que funciona hasta que ya no funcione, y luego encontrar algo nuevo?.”, continuó.
También, mencionó algunas situaciones que los padres tienen que enfrentar con hijos con autismo: “Vas a tener que pelear con las juntas escolares. Sí, te vas a cruzar con gente extraña en el camino que tiene una agenda completamente diferente con respecto al propósito de enviar a un niño a una escuela de necesidades especiales“.
Y, por último, comentó el momento en el que se enteró que Griffin era autista. Recordó: ““Cuando me enteré del diagnóstico de mi hijo a los 22 o 24 meses, me quedé cabizbajo, por decir lo menos. La primera reacción que tuve fue: ‘¡Quiero saber cómo solucionar esto! ¿Cuál es la cura? ¿Qué significa esto?‘ Simplemente, es como si te golpearan con un bate de béisbol en la nuca. ¨¿Cómo qué…?´ No debería ser así. Te culpás a vos mismo y pensas: “Es por mi genética” o “Es porque fumé hierba en la universidad”. No dejás de buscar razones para culparte”.
“Entonces aprendés rápido que no podría haber sido de otra manera. Griffin es el más alegre de todos los niños que he conocido. Y resulta que tengo la suerte de tener una relación con él: es mi hijo. Quiero saber qué es lo que piensa, por qué se lo ve tan increíblemente divertido durante todo el día, de una manera genuina. Le encantaba dar un paseo en auto. No importaba a dónde lo lleves”, dijo.
“Se sentaba, se subía a un avión grande y viajaba en grandes vuelos de aquí a Filadelfia todo el día, y eso es lo que le daba alegría”, explicó. Cuando se le preguntó si el diagnóstico de Griffin contribuyó a los problemas matrimoniales entre él y su exesposa, Afton Smith, madre de sus otros dos hijos, Fraser dijo “Lo que ocurrió fue que presté más atención a mi vida profesional que a la personal”.