Netflix estrena este 27 de enero ‘La chica de nieve’ su nueva producción española basada en la novela de Javier Castillo
En el mundo audiovisual, lo original parece cada vez más excepcional. La aversión al riesgo por parte de quien pone el dinero tiene gran culpa de ello. Este pack, provoca la masiva existencia de remakes y productos en torno a franquicias exitosas. Por ello, las plataformas han encontrado en las adaptaciones el híbrido perfecto entre lo original y lo ya conocido. ‘La chica de nieve’ lo es de la novela de Javier Castillo. Es un híbrido no solo a la hora de la originalidad, sino también para ese riesgo o miedo a la cancelación que se tiene con cada estreno (sobre todo en series de plataformas). El razonamiento es lógico: si ya ha sido una novela de éxito y ha causado sensación entre el público lector; ¿Por qué no lo va a hacer con el audiovisual?
¿De qué va?
Cabalgata de Reyes de Málaga, 2010. Ese mágico momento pasa a ser una pesadilla para la familia Martín cuando su hija Amaya desaparece entre la multitud. Miren, una periodista en prácticas, empieza una investigación paralela a la del inspector Millán que le hará recordar facetas de su pasado que preferiría haber olvidado. Con la ayuda de Eduardo, Miren no parará hasta encontrar a la niña. ¿Dónde está Amaya?
Buen Puzzle
La serie cumple todas las bases clásicas de los thrillers policiacos y posee un satisfactorio desarrollo no lineal, basado en saltos temporales centrados (principalmente) en tres años importantes. La narrativa goza de la capacidad de generar situaciones fácilmente asociables, desgraciadamente, a casos reales. Esto, junto a la mejor interpretación de la ficción (Loreto Mauleón como madre de Amaya), conforman ese factor emotivo no forzado y necesario para potenciar el enganche del espectador.
‘La chica de nieve’ consigue seducir a base de una buena estructura complementada por los famosos cliffhangers (o giros de guion) al final de cada capítulo y por un ritmo equilibrado que ofrece suficientes variantes narrativas como para querer saber siempre más. Al final, este es el objetivo primordial de cualquier formato policiaco.
Como punto positivo personal, permítanme destacar la localización en la que transcurre la serie: Málaga. Ver a los personajes pasear por el muelle o la calle Larios es una maravilla.
Pequeñas desconexiones
Que la serie consiga generar interés y ser entretenida no quita que piense que podría haber dado más de sí y convertirse en un producto más redondo. La primera, y fuerte, desconexión es Miren (Milena Smit). Que, en una miniserie, el personaje con mayor cuota de pantalla resulte anodino e indiferente es un problema. Y que una de sus tramas parezca metida a calzador también. Prácticamente todos los secundarios aportan e interesan más en menos tiempo.
La otra importante desconexión surge a partir del capítulo cuatro. Ese ritmo equilibrado ya comentado se desmorona al ofrecer incomprensiblemente (y al revés de lo que suele ocurrir) una respuesta a la pregunta principal demasiado precipitada. Esto no sería un problema, si no provocase una extraña sensación de vacío y relleno final. A partir de ese momento, la trama cae en los clichés que previamente había logrado evitar y como consecuencia, resulta más inverosímil.
En conclusión
La ‘Chica de Nieve’ consigue enganchar al espectador pese a ciertos cortocircuitos que le impiden brillar. A diferencia de varias producciones españolas del 2022, puede tener un buen recorrido en la plataforma. Juega a su favor ser una miniserie con caso cerrado.