El remake Turco del drama coreano que hace arder la plataforma de streaming.
La versión de la película “7-bein-bang-ui seon-mul” (milagro en la celda 7 en español) dirigida por Mehmet Ada Öztekin, no deja espacio a la indiferencia y te invita a pasearte en un viaje de sentimientos que te lleva desde la rabia más profunda por la injusticia a la máxima felicidad por volver a creer en la humanidad.
Un padre con retardo mental vive con su pequeña hija y su madre en un pueblo rural de Turquía dedicado al pastoreo. La relación entre el padre y su hija no puede más que remontarnos al recuerdo de la aclamada película Yo soy Sam (Sean Penn – Dakota Fanning), donde la inocencia del padre queda al descubierto en cada una de sus acciones y la admiración y entendimiento por parte de su hija no puede más que proyectar un amor incondicional.
Ellos son Memo (Aras Bulut) y Ova (Nisa Sofiya), los protagonistas de una historia que traspasa fronteras y referencias culturales porque su relato se desarrolla desde los sentimientos más intrínsecos del ser humano, con esos que puede identificarse cualquier tipo de audiencia sin importar la geografía.
La película que hoy es una de las favoritas de Netflix en Latinoamérica, cuenta como Memo es injustamente juzgado por la muerte de una de las compañeras de escuela de Ova, quien es hija del comandante del lugar. Este último, desencadena una persecución obsesiva contra él, incluso luego de ser recluido y se empeña en hacerlo merecedor de la pena de muerte.
Los espectadores conocen que lo que pasó fue un accidente y que existe un testigo clave descubierto por Ova, pero deben ver como el protagonista es hostigado y golpeado por todos quienes lo van juzgando desde ese suceso en adelante hasta su determinación final por la pena máxima.
En el desarrollo de la película, poco a poco sus compañeros de celda, la celda 7, comienzan a conocer a Memo y a darse cuenta de que su inocencia y poco entendimiento de la realidad no lo hacen acreedor del delito del que es acusado y al conocer quién está detrás de su juicio entienden que se trata de una venganza poco fundamentada.
Aquí comienza a aparecer lo esperanzador de la película, Memo logra articular una relación significativa con todos quienes comparte en la celda e incluso este sentimiento se extiende a guardias y el alcaide del lugar, quienes en cooperación absoluta y mutua logran que la estadía del protagonista vaya abriéndose camino para su reencuentro con su amada hija Ova.
El film tiene peaks de emocionalidad que sacude a los más duros, tensiona hasta al último momento con una desgarradora pena y sensación de injusticia y saca sonrisas, tibias a ratos, por la empatía y solidaridad que empieza a percibirse no solo hacia Memo sino entre todos quienes lo rodean, sacando de ellos lo mejor de sí mismos y sus historias individuales que terminan siendo una historia colectiva.
Milagro en la Celda 7 provoca el cuestionamiento de cuánto se puede hacer por los otros incluso desde la redención y a pesar de tenerlo todo en contra. Esta película incita a creer que el amor, a veces, es más fuerte, lúcido y esperanzador que la injusticia.