Lo primero que hay que saber sobre Creed II es que no hay que tenerle miedo. Como la mayoría de las secuelas, no está a la altura de la original, pero al mismo tiempo es superior a otras entradas del universo de Rocky. Esto se debe más que nada a que la relación entre los tres personajes principales y sus desafíos personales siguen siendo el foco del film.
En Creed, Coogler no rompió la fórmula pero agregó muchos elementos que hicieron que la película sorprenda y fuese más original de lo esperado. Lamentablemente en esta entrada, el director estuvo solamente involucrado como productor ejecutivo y no como guionista. Por eso la película parece más una continuación de Rocky 4 que de Creed. Los guionistas de la nueva entrada son Juel Taylor y Stallone, que después de perder el Oscar a actor de reparto en la anterior, se dio un rol un poco más grande.
La posta para la dirección la tomó Steven Capler jr., un director afroamericano que solo había dirigido una película propia antes de tomar el proyecto. En su primera experiencia en el cine, de manera similar a Coogler, Capler escribió y dirigió The Land, una buena película sobre cuatro adolescentes y sus vidas en los barrios pobres de Cleveland. En Creed II vemos el toque independiente y personal del director, que hace que las interacciones entre los personajes sean más naturales que las que encontramos normalmente en películas de USD 50.000.000.
Los mejores momentos son en los que vemos a Donnie (Michael B. Jordan) y Bianca (Tessa Thompson, la MVP del 2018) lidiar con su nueva vida de casados y padres primerizos. No es todos los días que uno puede ver en una película de Hollywood a dos personas negras tener una relación amorosa, donde las dos partes se completan y ayudan en sus respectivas carreras. Uno de los aspectos en los que Creed II supera a la original es en la vida propia y tiempo de cámara que le dan a Thompson. A pesar de compartir pantalla con actores como Phelicia Rashard, Stallone, M.B.J y Russell Hornsby, la actriz es lo mejor de la película, y hasta podemos disfrutar su interpretación de cantante al estilo Rihanna.
Creed II empieza de una manera casi idéntica a la primera: vemos a un boxeador caminar por un pasillo, entrar a un ring amateur y deshacerse del rival con demasiada facilidad. Hasta la iluminación parece ser la misma pero, esta vez no es el hijo de Apollo, sino el de Ivan Drago (Dolph Lundgren). De acá en más, aunque intentaron darle otras motivaciones a los personajes, la parte pugilista se vuelve una historia de venganza. Drago entrena y usa a su hijo Viktor (Florian Munteanu), esperando la oportunidad de retar a Adonis por el título para volver a la gloria en Rusia. Lundgren se plantea como la contrapartida de Rocky, pero no tiene el carisma ni el nivel de introspección de su rival como para ser emocionante. Stallone vuelve a cumplir el rol de mentor de Donnie, y es un papel que hasta parece quedarle mejor que el de boxeador. Su química con M.B.J sigue siendo la misma y manejan tan bien los cruces tensos como los cómicos.
Las escenas de pelea van a satisfacer a cualquier fanático de Rocky, tenemos varios enfrentamientos, muchos montajes, música motivadora y, como siempre, nuestro boxeador va en contra del favorito a ganar. Visualmente estas escenas son muy diferentes a las de Creed. Mientras que en la película de Coogler encontramos escenas más virtuosas, con tomas largas con una cámara que entra y sale del ring y envuelve a los boxeadores para mostrarnos claramente la coreografía, Capler usó tomas más cortas, más cerca de los personajes, más enfocadas en las reacciones que en el baile de los actores. Esto fue particularmente efectivo a la hora de mostrar la diferencia física entre los luchadores y la fuerza de los golpes de Drago.
Creed II trata más sobre la relación entre padres e hijos que sobre dos boxeadores y eso es lo que la salvó de ser una remake de Rocky 4. Más allá de las peleas y los montajes de entrenamiento, vemos a todos los personajes lidiar consigo mismos y con sus familias, y Capler hace que todos estos momentos valgan la pena.