Algún escrúpulo de hace algunos años, con más o menos sentido, tomó la decisión de separar en categorías diferentes las películas de animación de las películas de acción real. Aunque ahora parezca que ha estado siempre presente, no fue hasta el año 2001 en el que la Academia de Hollywood creó una categoría especial para estas películas. Las razones parecían lógicas y hacían cumplir las expectativas de una y otra parte. Hoy sigue siendo así, pero puede ser que esta categoría se haya convertido en una trampa para estas películas.
Solo tres películas de animación en la historia de estos premios han sido nominadas a mejor película (La Bella y la Bestia, 1991, Up, 2009, Toy Story 3, 2010). Un número que parece muy bajo sobre todo por el nivel que han demostrado las películas animadas en los últimos años. Es cierto que gracias a tener una categoría propia estas películas ganan visibilidad, pero es cierto también que esto les arrebata la posibilidad de conquistar el máximo galardón o, se lo complica enormemente.
Este año la categoría reservada para este tipo de películas se ha llenado de talento, como tantas otras veces, que pudiera haber merecido optar a la estatuilla sin etiqueta que la defina. Con permiso de las otras tres (Ferdinand, The Breadwinner, The Boss Baby), Loving Vincent y Coco han estado más que a la altura para pelear, al menos, en la categoría más amplia, mejor película y ya está.
Coco, que finalmente fue la premiada en la categoría de animación, a pesar de utilizar la misma, y siempre efectiva, fórmula mágica de Pixar, tiene algo original que la hace diferente. Como Loving Vincent, que es la primera y única película realizada en su totalidad con pinturas al óleo y, por si fuera poco, fue grabada en primer lugar con actores reales para después pintarla plano a plano. Cada segundo de esta película son doce fotografías de cuadros pintados, un trabajo inmenso que tomó casi seis años llevarlo adelante.
Seguramente estas películas que por todos los elementos que las componen deberían competir en igualdad de condiciones en la categoría general sigan siendo diferenciadas y, aunque esto no esté ni bien ni mal, a algunas de ellas su categoría se les queda y se les quedará pequeña.