La película seleccionada por la Academia Colombiana de Cine para representar a su país en la próxima entrega de los Premios Oscar, tuvo su estreno en la primera edición del FICPBA, celebrado en la ciudad de La Plata entre el 2 y 10 de septiembre.
¿Dónde se imprime la verdadera naturaleza de nuestro protagonista? ¿En la calle, en los barrios populares, en los márgenes de la sociedad, en las instituciones que lo forjan o en el núcleo primigenio de la familia? Esta es la historia de Carlos, un adolescente que vive en un centro de acogida, pero que su vida tensiona formalmente entre distintos ámbitos. La calle sin embargo es aquel antro que lo “acoge” y asimismo lo condena a vagar con sus pesares, dado que quienes se hacen llamar sus amigos o compañeros deambulan con la misma inercia existencial.
Pero Carlos, si bien aparenta cierta rudeza en su manera de caminar, vestirse o inclusive cortarse el pelo (en la escena de la peluquería pide un corte de “chico malo”) resulta ser un alma sensible cuyo único objetivo es pasar navidad con su familia. Imposibilitado por la propia coyuntura (su hermana está siempre ausente dado que necesita trabajar para pagar deudas y su madre se encuentra presa) queda formalmente a la deriva en fechas claves como las fiestas, donde corre todo tipo de riesgos que ponen en peligro su vida.
El problema de trasfondo sería preguntarnos, cuánto vale la vida de alguien que no tiene nada y cuya propia vulnerabilidad lo empuja a tomar pésimas decisiones (la confrontación con uno de los líderes barriales podría considerarse una de ellas). Los códigos de la calle son otros, volvemos a tener una perspectiva cuasi perdida y de paradigma medieval donde la palabra es lo único que verdaderamente importa. Carlos en su costado más “caballeresco” tiene impresos estos valores, es consciente que aquel que las hace las paga y entiende el entramado que se esconde detrás del sentido de venganza.
Pero acá hay otro factor primordial que ordena la vida de los desamparados: la esperanza. Pareciera clave a nivel argumentativo la elección de nochebuena para mostrarnos el lado B de una ciudad tan inmensa y turística como Bogotá. El lado de B de aquellos que habitan la ciudad sin nada que perder, festejando con bengalas, reunidos a la luz de un fogón donde el calor humano es lo único que contempla cierto aire místico de celebración y donde un joven dubitativo en todos los frentes, de algo necesita aferrarse: esto es la idea de un futuro mejor junto a los suyos. Tal como suena la letra del reggaetón en la escena de la fiesta “Si me confundo y pierdo la fe, a medio caminar el ángel me dice a mí: levántate de la cama, ve enfréntate a la vida porque tu naciste pa’ sobrevivir”.
El cineasta Fabián Hernández, selecciona al actor debutante Dylan Felipe Ramírez Espitia para encarnar a su personaje principal, siendo consciente del tinte autorreferencial que evoca su película tanto para el realizador como para su protagonista. Inclusive logró reclutar algunos personajes de su antiguo barrio que en sus propias palabras “aún estaban vivos”. La elección de los planos generales y una fotografía basada en tonos fríos, nos adentra en un micro relato que nos cuenta de manera puntual la experiencia vital de Carlos, pero éste no es más que un peón dentro de un sistema que atraviesa toda una coyuntura político-social anclada en las desigualdades.
¿Quiénes son los verdaderos “machos” que detentan el poder? ¿Qué pasa con los hombres que depuran conceptos mas complejos de masculinidad y pueden mostrarse sensibles y valientes bajo otras condiciones? Carlos responde puramente a su intuición, donde el arco final de su personaje no hace más que explicitarnos que la vida y la muerte también son decisiones que no se toman por puro azar o revanchismo anecdótico.
En el desamparo de la vida moderna, siempre resplandecen aquellos que tienen impregnada la noción del bien. Un varón, es una película pequeña con hambre de gloria que merece ser reconocida y laureada como tal. La misma tuvo su paso por la prestigiosa sección Quinzaine des Realisateurs en el Festival de Cannes de 2022 y ahora fue seleccionada por la primera edición del Festival internacional de cine de Provincia de Buenos Aires que se está realizando por primera vez en la Ciudad de La Plata.
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