Analizamos la película “Saló, o los 120 días de Sodoma”, de Pasolini, una de las más controversiales obras de todos los tiempos.
Corría la Italia fascista de los años 70´y Pier Paolo Pasolini era asesinado tras el estreno de su última película dirigida: “Saló, o los 120 días de Sodoma“, para así, haber inmortalizado una de las más controversiales obras de todos los tiempos. La persecución sufrida por su militancia política, pudo resultar en la gran causa y consecuencia de su homicidio. Al día de hoy, sólo se han sostenido especulaciones sobre la misma.
Pier Paolo Pasolini fue un reconocido director, ensayista, escritor, dramaturgo y gran polifacético italiano que destacó como pionero del cine neorrealista italiano en la disyuntiva de sus obras. Criado en la República de Saló en el post Segunda Guerra Mundial, la misma que hacía de Estado títere de la Alemania Nazi; basó sus vivencias y atrocidades allí vividas, habiéndolas trasladado al film que catapultó su asesinato. Activista comunista y declarado abiertamente homosexual en plena República Italiana Socialista, adaptó el libro homónimo del Marqués de Sade, publicado en 1904.
Su esfuerzo final sentó una línea divisoria entre aquellos que nunca comprendieron su criterio y mensajes, y quienes sí. Mente artística que poseía una relación simbiótica entre humanidad y morbosa perversidad que creyó necesaria para enseñar al mundo, la aberración humana.
¿Cuál era el mensaje?
Detrás de esta sádica historia, subyace una cruda bajada de línea a la sociedad, que trasluce en figuras y metáforas, el desdén, racismo, abuso de poder, torturas y todo tipo de podredumbre moral jamás cometida, representadas por 4 déspotas fascistas titulados como El Presidente, El Duque, El Obispo y El Magistrado, que secuestran a 9 hombres y 9 mujeres, para someterlos a múltiples martirios que estos nobiliarios conciben y ejercen con sumo placer, donde sumieron a los jóvenes a 120 días de pura tortura. Dividida en 4 segmentos e inspirada en La Divina Comedia de Dante Alighieri.
La muerte de Pasolini sostuvo diversas sospechadas teorías desde la mafia, la policía, el estado, o un supuesto joven que se habría negado a mantener relaciones sexuales con él. Su memoria y obras, yacen en la localidad italiana Casarsa Della Delizia.