Tom Hanks es Otto, un cascarrabias septuagenario que se roba el corazón de la audiencia en “Un Vecino gruñón”.
Existen películas que a simple vista pueden ser para pasar una tarde de domingo más y darle pausa a la vida cotidiana, pero que luego de ser visionadas te sorprenden dejando en el espectador un estado de reflexión y revisión interna del cómo estás percibiendo el mundo y lo fácil que es perderse de esa simpleza que tiene la vida misma. Así es “A Man Called Otto” o en Latinoamérica “Un Vecino Gruñón”, basada en el libro “A man called Ove” y la película sueca del mismo nombre.
¿De qué va?
Otto Anderson (Tom Hanks) es un adulto mayor solitario, su triángulo de la tristeza (Como diría Ruben Östlund) está marcado como tatuaje permanente entre sus cejas, formando un entrecejo fruncido constante que espanta a quien intenta entablar algún tipo de conversación con él, incluso en su caminar marca sus pasos con fuerza como si con ellos quisiera dejar estipulado que odia todo a su alrededor y aunque no siempre lo hace, pareciese, por la contracción de su boca, que siempre estuviese emitiendo un sonido/gruñido.
Conocido por su ojo biónico para apuntar a quien está cometiendo una infracción en la vecindad diariamente como parte de su trabajo inspecciona cada auto estacionado y su respectivo logo de “permitido estacionar”, mira que el reciclaje cumpla sus normas y que las calles estén limpias de cualquier obstáculo que impida su tranquilo tránsito. Se las ingenia para refunfuñar por cualquier falta en que algún vecino pueda concurrir, si bien, quienes lo rodean intentan derribar ese escudo, Otto se encarga de alejarlos de una u otra manera.
Su rostro se ve cansado de un desgano diario que le pasa la cuenta, sus ojos transmiten desesperanza y una tristeza profunda que solo la pérdida te pueda dar y es ahí donde ha residido los últimos años, en la lucha diaria por seguir viviendo sin tener un objetivo para estar ahí. Eso, hasta que una latina, su familia y un gato comienzan a desempolvar ese anquilosado corazón.
Mariana Treviño es Mariana, embarazada de su tercer hijo, se muda junto a su marido (Manuel García-Rulfo) y sus dos pequeñas hijas frente a la casa de Otto. Desde el primer día, está decidida a no entrar en la dinámica del vecino gruñón, lo desafía y va desencadenando una historia que remece emociones, te hace transitar entre carcajadas y lágrimas y termina conmoviendo hasta el más estoico.
Marc Forster (Guerra Mundial Z) su director, hizo un excelente trabajo con el balance propuesto en una película que podría haber sido extremadamente oscura si no se hubiese logrado sutilmente ir mixturando un drama muy privado que pasa solo entre Otto y la audiencia, y un mundo público en comunidad que empieza a entregar amor a toneladas, causando una dicotomia emocional en el protagonista. El comenzar a sanar y mirar desde otro lugar, ver ese amor que a veces siempre está ahí, pero que el dolor de la vida ha hecho que se pierda la atención en esa simpleza cotidiana del hacer comunidad frente a la desesperanza que te ha dado el camino recorrido. Esa tensión en particular es la que hace que “Un Vecino Gruñón” sea una película entrañable.
Por otra parte, las actuaciones de Tom Hanks y Mariana Treviño son espectaculares. Tom Hanks cambia su dulce sonrisa tan conocida en comedias románticas por gruñidos y miradas antisociales que funcionan a la perfección y donde en el arco de su personaje, incluso con sus músculos faciales, van tomando otra forma al comenzar a esbozar sonrisas solitarias e incluso una que otra risa superficial.
A su vez, Mariana Treviño se roba cada escena en la que está, tiene una capacidad de transitar entre la comedia y el drama que es inigualable. Su personaje Marisol, posee esa fuerza de la latinidad y a través de la comida, las auto-invitaciones y las solicitudes persistentes va cambiando la vida de quienes la rodean en una linda manera de reflejar ese potente entramado social propio de los latinos.
EL film invita a una inmersión de emociones, a vivir un viaje de amor y empatía junto a sus protagonistas y a esperanzarse con las relaciones humanas que tocan fibras y remecen lo superficial.
¡La película ya está en cines!