En el marco de edición 37 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, se estrenó “La Uruguaya” la película que fue producida de forma atípica: la comunidad Orsai consiguió los fondos a partir del aporte de 1961 productores asociados (personas que se interesaron en el proyecto y apostaron por él haciendo una inversión que le permitía tener cierta participación en las decisiones principales del largometraje.
¿De qué va?
La Uruguaya está basado en la novela best seller de Pedro Mairal que relata el viaje de un escritor que viaja a Montevideo a buscar un dinero y se encuentra con Guerra, una joven de 25 años de espíritu libre. Ese día y ese encuentro resultó ser el más transformador de su vida.
La película está dirigida por Ana García Blaya (Las buenas intenciones) y protagonizada por Sebastián Arzeno y Fiorella Bottaioli. Luego del estreno mundial de la película, Emi Guazzaroni y Paz Varales conversaron con la actriz sobre su experiencia en este primer festival de cine, el atípico proceso de casting que atravesar que hacer para protagonizar “La uruguaya” y lo que significa en su carrera este protagónico.
Cinéfilos- ¿Cómo fue preparar a Guerra? Imagino que te agarraste del libro en un comienzo, antes de tener el guion
Fiorella Bottaioli (FB): Me agarré mucho del libro porque en un principio me enteré el casting en el internet tres meses antes del casting oficial por una socia productora. Una de estas 1961 personas que me escribe por un vídeo que yo tenía subido en YouTube y me dice:
“tenés que ser la protagonista de la película”. Así que lo que hice fue ir a comprar el libro tres meses antes del casting y lo empecé como a desentrañar, a triturar y a analizar mucho. Ya lo conocía porque ya lo había leído tiempo atrás, pero quería leerlo con los ojos de hoy en día. Empecé a hacer todo el laburo de mesa, que al menos lo hago para preparar un personaje, sacar los datos que no están en el texto. Bueno, de hecho un dato curioso es que me corté el flequillo. Yo ahí no tenía armado el flequillo. Y como la descripción de Pedro era muy específica a nivel físico, como que decía que tenía los ojos enormes, verdes y la nariz, el flequillo y no sé qué. Entonces dije: yo me tengo que cortar el pelo para que dentro de seis meses, cuando se grabe la película lo tenga que a la altura. Entonces me lo corté.
Cinéfilos- ¿Te lo cortaste vos sola? Sería muy Guerra
FB- (Risas) No, no me lo corté. Ya tenía su cuota de guerra. Sí, pero no, fui a una peluquería.
Cinéfilos- ¿Tenes similitudes con Guerra? (el personaje)
FB- Sí, muchas, soy bastante terrenal. Cuando leí el libro y empecé a leer todas las características y los adjetivos, no tanto físico, sino organizativo, dije: soy ella. Después mi psicóloga me decía que no peque de soberbia (risas), pero posta yo le decía convencida de que me sentía muy identificada. No sé, decía como mujer de armas tomar, que va al choque, desafiante. Sí, obviamente esas características las tengo y quizás algunas más que otras, y lo que hice con el personaje fue como llevarlo al cine, como potenciarlas. Y el rapado fue clave, bien empoderado.
Creo que Anita, la directora, logró muy bien sacarme ese lado hegemónico en el que me posicionaron toda la vida por haber hecho publicidad de chiquita. Aprender que si vas a hacer cine no hay que fijarse en cómo salis, hay que fijarse en el contenido, fue un antes y un después para mi. Venía al set y ya pisaba diferente.
Cinéfilos- ¿Cómo trabajaste actoralmente la escena del whisky?
FB- Creo que esta peli en particular, como se desarrolla en 24 horas, hay desafíos con el tema de la continuidad de la película y con las sensaciones físicas de quien tiene que manejar el actor. Y para mí ese era uno de los grandes desafíos. Quizás haya una continuidad, obviamente como parte del trabajo técnico del equipo, pero a mí me gusta siempre estar muy alerta a eso, y más ahora porque también me disponía a mí en un estado particular, el cómo era tomar un whisky, como quedo después de tomar un whisky a las 2 de la tarde, que no es lo mismo que tomarte una cerveza bien fría, que no es lo mismo que tomarte un jugo de naranja. Los diferentes alcoholes te generan otra cosa en el cuerpo. Entonces agarré a mi viejo semanas antes de empezar a grabar. Y empecé a tomar whisky con él para ver qué me generaba. Y empecé a sentir esa cosa que te quema, que después lo pudimos plasmar en la película y creo que salió bien. En cuanto a laburar me preguntaba ¿cómo queda el cuerpo después de los efectos del alcohol y de la droga? Porque era en una escena solo alcohol pero en la otra escena en continuidad iba acumulando sustancias y obviamente no filmamos de forma cronológica. Capaz que tenías un whisky y dos cervezas arriba, y después hayan dado una pitada de porro. Entonces ya no era lo mismo que antes. Estuvimos muy alertas y trabajando mucho con eso.
Cinéfilos- ¿Qué sentiste cuando viste los cambios que hicieron a la adaptación del guión a los libros?
FB- Yo creo que eso fue fluyendo bastante con la instancia del rodaje. Cuando estábamos grabando empezamos a encontrar ciertos gags. Esta cosa que decía Anita en la conferencia de volcar su impronta y que allá esa cosa de humanidad sin pretensiones se fue encontrando mucho en el rodaje con la sinergia de los tres. Éramos como un trío que generaba una burbuja de concentración para laburar en cada escena. Igual creo que la esencia, al menos de mi personaje, está.
Cinéfilos- ¿Y el perro? (risas)
FB- El perro fue espectacular. La primera vez fue un susto porque el perro es un gran danés que pesa como 100 kilos y es más grande que yo. Me llega arriba de la cintura y lo conocí unos días antes de empezar a grabar. Para mí fue todo un desafío, porque es algo más que manipular en escena y nada más y nada menos que la mascota de toda la vida. O sea, un perro que yo tenía que claramente conocer y dominar. Cuando lo vi dije yo no voy a poder con esto jamás. Me asusté mucho, pero después empezamos a laburar con jamoncito y lo empezamos a manejar mejor y terminó siendo un ancla para la construcción del personaje. Sin duda, porque siento que Guerra tiene algo muy terrenal y muy lanzada, que es el tener que agarrarme con mucha fuerza de cuquito, del perro para pasearlo. Me ayudó a sentirme un poco más fuerte en la pisada y eso al final terminó siendo potencia para la construcción del personaje.
Cinéfilos- Suena algo difícil la instancia de casting que tuviste que transitar, porque hubo mucha gente intentado quedar en el papel. ¿Había algún tipo de ritual antes de enterarte si pasabas de instancia? ¿Cómo viviste este casting atípico?
FB- Si, sobraban rituales, cábalas por todos lados. La familia me ayudó muchísimo. Mis familiares me ayudaron muchísimo, fueron mi pilar. Es muy importante porque repetíamos absolutamente todos los sábados el mismo show, en donde avisaban qué teníamos que preparar en la próxima instancia y también comunicaban quiénes eran las duplas para seguir con la instancia. Comíamos siempre la misma tarta, con el mismo gusto, hacíamos caminatas a la misma hora. Cuando pasábamos por determinado lugar decíamos la misma frase. Estábamos volviéndonos locos (risas), porque además fue extenso, se tuvo que fomentar mucho la paciencia y soltar también un poco. Fueron como cuatro meses de casting, de ida y vuelta.
Cinéfilos- ¿Qué significa para vos empezar tu carrera en cine con esta película?
FB- Para mí es claramente el resultado de lo laburado todos estos años. Es como la oportunidad que tuve, la oportunidad más grande que tuve de poder soltar un poco lo técnico y el aprendizaje y decir: voy a confiar en todo lo que vengo construyendo. Ha sido un pasito hace 11 años y materializarlo. Y también lo tomo como algo muy personal porque es la uruguaya. Entonces nunca me voy a olvidar de este proyecto porque va a ser como: la uruguaya. Lo que digo súper personal en la uruguaya, yo soy uruguaya, siempre fui la uruguaya para mis amigos del otro lado del charco. ¿Quién no tuvo una historia así? Siento que todas las uruguayas, todas mis compañeras, mi colegas que participaron del castin en cierta forma son un poco Guerra, porque todos siempre estuvimos muy conectados con la otra orilla y son cosas que pasan.
Cinéfilos- Antes de La Uruguaya, ¿qué tipo de trabajos hacías?
FB- Mirá, yo juego bastante con la voz, soy locutora y hago bastantes voces en off para publicidades y demás. Me parece que eso está buenísimo porque está muy ligado y se usa como instrumento de laburo.
Cinéfilos- La película recurre a Tiranos Temblad para que sea lo más uruguaya posible, ¿los conocías? ¿qué nos podes contar de esta participación?
¡Obvio! Está buenísimo, ¿no? La realidad es que los conoce todo el mundo. Todo el mundo. Cuando conocí a los chicos empecé a consumir sus videos y me hice fan. Son muy cracks, por el amor, por lo que hacen y tienen una sensibilidad tremenda. Hay una sorpresa que se va a poder subir después del estreno de la funciones de La Uruguaya en Mar del Plata, hicieron algo increíble en el backstage de la película, opino que es un largometraje aparte, muy lindo, que creo que la gente tiene que ver eso porque ahí está la definición del cine, para mí.
Cinéfilos- ¿Cómo estás viviendo esta primera experiencia en un festival?
Bueno, estábamos con expectativa, con incertidumbre, porque claro, nuestro público siempre fueron los casi 2000 productores opinando sobre la proyección que tuvimos. Entonces, llegar ahora al festival nos genera una visión un poco más objetiva. Entendemos que también los socios están muy copados con su proyecto y está buenísimo y los queremos mucho por eso y siempre nos potenciaron. Pero también está bueno que haya gente random, gente que hace cine y gente que no, gente que sabe y gente que no, para ver realmente el impacto de la película.
La Uruguaya ya está vendida a una plataforma de streaming (todavía no pueden decir cuál), pero se sabe que los 1961 productores recuperaron su dinero y será estrenada en cines en 2023, mientras Orsai sigue produciendo diferentes proyectos que pueden buscar en su página web.